Uzuni derriba el muro burgalés (1-0)

El Granada vuelve a ganar en Los Cármenes, ante un Burgos férreo que desesperó al conjunto rojiblanco en el primer tiempo y asustó en el segundo, pero que queda más cerca de los nazaríes en la tabla

Granada CF Burgos CF
Myrto Uzuni celebra el gol que anotó en la primera parte frente al Burgos | Foto: Antonio L. Juárez
Chema Ruiz España
0

El Granada se despide de su afición hasta el próximo año con una sonrisa, de nuevo dibujada por el heroico Myrto Uzuni que salta al campo cada vez que los nazaríes actúan en casa. Al albanés, como si fuera un miura, se le inyectan los ojos en sangre cada vez que asoma por el túnel de Los Cármenes y ve el rojo en la grada de Preferencia. Derribó el muro que levantó el Burgos, tan firme y pétreo como peligroso, con un golazo que recorta para los granadinistas la distancia con la cabeza de la clasificación. El cuadro burgalés se presentó dispuesto a neutralizar cualquier plan de ataque rojiblanco e irritó a los de Paco López durante el primer acto, amenazante en el segundo, pero el atacante albanés con el que cuenta el preparador se gana su internacionalidad en cada cita en el Zaidín. La grada, a la que se le hizo largo el descuento por el empuje blanquinegro, entonó el "volveremos", exultante. Por el momento, vuelve a elevar la mirada.

El técnico valenciano tiene las ideas muy claras y el equipo las ha absorbido como una esponja. Como el plan viene funcionando, no hubo cambios en la elección de sus ejecutores, los mismos que saltaron en La Rosaleda y en Los Cármenes una semana atrás, a excepción de Raúl Fernández, entonces sancionado. En Málaga practicaron en algunos tramos un fútbol excelso, solo falto del gol que desequilibrara el encuentro antes de que lo hiciera su rival. Este domingo, el rival no permitió brillantez y forzó la desesperación, pero en el escenario local no hay chaparrón que moje la pólvora, a excepción de dos citas en las que el Granada zozobró para ceder sendos empates. El Burgos, esa sorpresa que ha tornado en realidad, llegó disfrazado de Jack Skellington, dispuesto a provocar una pesadilla antes de Navidad. Rotó Calero, pero no se dejó fuera la coraza que viene caracterizando al cuadro burgalés, el menos goleado junto a Las Palmas, ni la mordiente.

Bastaron unos segundos para que la hinchada local entendiera el éxito del Burgos. Es una roca de orden prusiano, paciente sin balón y con una mecha cortísima para hacer detonar la dinamita con que amenaza arriba. El Granada recogió la posesión con gusto mientras el conjunto visitante juntaba sus líneas casi hasta que se pudieran sentir entre sí, pero fuera del área. Se esmeraba ‘Churripi’, como conocen al meta burgalés, en pedirles que se quedaran lejos de sus dependencias. Encontró Neva por dentro una grieta al fondo de la cual asomó Meseguer. El mediocentro controló y, en vista del cerrojazo, golpeó sin dudarlo desde fuera del área, desviada la mirilla. Uzuni pilló un descuido del entramado blanquinegro y arrancó, pero se le abalanzó Raúl Navarro, a quien respondió con un manotazo para despegarle. El colegiado resolvió de forma salomónica, con cartulina para ambos bandos.

En un contragolpe entendió el Granada lo poco que necesitan los de Calero para hacer recorrer un escalofrío por la espalda a su rival. Bermejo habilitó a Juan Hernández tras un saque de banda y este, velocísimo, tiró arriba, precipitado tras adelantar a Carlos Neva en la recta y tan solo ver la portería frente a la luna delantera. Era un duelo de maduración lenta, en el que a los rojiblancos no les convenía acomodarse en el pase horizontal. Más de uno debió de ver en la resistencia del Burgos a la selección de Marruecos. Uzuni estrelló en la barrera el lanzamiento de una falta sobre Melendo, cuyo rechace golpeó duro Callejón, tras recortar sobre Raúl Navarro, a las manos de Caro. ‘Churripi’ se embolsó después un impacto seco y lejano de Petrovic, harto de pensar frente a la muralla blanca.

El juego se volvía chicloso y en cada parada estiraban el tiempo los blanquinegros, lo que activaba el temor instintivo del cuadro nazarí. Se acentuaba la inquietud en la grada en cada transición. Los de Paco López parecían controlar otra carrera, pero se durmió Ignasi Miquel en un movimiento de Juan Hernández a su espalda, en aparente fuera de juego, y Mumo lo dejó solo. Respondió bien Raúl Fernández, como también lo hizo después al escupir un centro envenenado. Melendo se fue alejando de la banda para intentar inyectar fluidez, en busca de los movimientos al área de Callejón. Ricard chutó a la salida de un córner, pero se cruzó Jorge Molina en su trayectoria. Neva, su homónimo en el carril contrario, combó un regalo a la testa de Uzuni, sin atino en el frentazo el albanés. En torno al rectángulo local, cada balón parecía una patata caliente, expulsada siempre, pero con poca ortodoxia.

Se exasperaban los rojiblancos y Juan Hernández volvió a castigar los guantes de Raúl Fernández cuando a Melendo se le encendió la bombilla y al Burgos se le esfumó la sonrisa maquiavélica que empezaba a esbozar. Forzó una falta y, muy inteligente, la sacó rapidísimo para Petrovic, que ensanchó el campo hacia la orilla de Callejón. Aguardaba Uzuni en la frontal mientras el motrileño, que pisaba área, lo divisaba. El ‘9’ avistó al ‘11’ y puso a funcionar esa conexión letal en Los Cármenes. El albanés, conforme vio el balón acercándose, armó la pierna diestra para trazar un golpeo plano con el interior de la bota que dejó inmóvil a Caro. Van once dianas en su cuenta.

Fue un gancho psicológico, al borde del descanso, que aplacaba el nerviosismo y obligaba al Burgos a abrirse. Calero introdujo en el campo para ello a Curro, en lugar de su mayor arma hasta entonces, Juan Hernández. Víctor Díaz saltó en los locales, en lugar de un Meseguer dolorido en el primer acto, para mutar el dibujo. Paco López devolvió a Uzuni al costado, centró a Melendo y dejó al capitán granadinista en el centro de la zaga. El sevillano, nada más salir, lanzó por delante de la carrera maliciosa de Callejón, que corría junto a Uzuni. La entrega al goleador fue defectuosa, pero el albanés la recogió para, de inmediato, descargar sobre Petrovic, con potencia pero sin atino. El encuentro, no obstante, era otro. El conjunto burgalés salió de su zanja y se acercó a la trinchera local.

Asustó Grego con un intento fuerte, por encima del larguero, y replicó Ignasi Miquel al cabecear una falta combada por Melendo. Después fue Mumo quien, desde el balcón, estrelló un latigazo en un zaguero granadinista. El Burgos fue creciendo, mucho más distantes sus futbolistas que al inicio, hasta solicitar por momentos el alquiler de la media parcela local y la gasolina se agotaba en el bólido rojiblanco. Perea, Quini y Soro entraron con el depósito rebosante, con lo que Uzuni, indulgente, regresó a la punta del ataque. El manchego y el maño, especialmente revulsivo este último, soltaron dos zurriagazos sin atino El Granada apretó los dientes y pensó que, tal vez, la renta podía ser corta, pero guardó la ropa a tiempo; Calero puso sobre el césped toda su artillería, si bien solo puso en apuros en un remate de Curro, atento Raúl. Los Cármenes, que terminó suspirando con alivio, despide un año aciago, en el que selló su descenso, sin conocer en este curso la derrota. Su huésped, el Granada, vuelve a creer tras asestar un buen golpe a la Liga.


Ficha técnica:

Granada CF: Raúl Fernández; Ricard, Miguel Rubio, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Melendo (Quini, 77’), Meseguer (Víctor Díaz, 46’), Petrovic, Callejón (Soro, 77’); Uzuni y Jorge Molina (Perea, 57’).

Burgos CF: Caro; Jesús Areso (Borja González, 84’), Aitor Córdoba, Grego Sierra, Fran García; Raúl Navarro, Mumo, Miguel Atienza (Saúl Berjón, 80’); Juan Hernández (Curro, 46’), Álex Bermejo (Mourad, 67’) y Juan Artola (Valcarce, 67’).

Goles: 1-0: Uzuni, min. 41.

Árbitro: Aitor Gorostegui Fernández-Ortega, del comité vasco. Amonestó a los locales Uzuni, Ignasi Miquel, Víctor Díaz, Miguel Rubio, Raúl Fernández y Soro, así como a los visitantes Raúl Navarro, Curro y Grego. Expulsó al visitante Bermejo cuando ya había sido sustituido.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la 20ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 12.113 espectadores. Antes del encuentro, la presidenta del Granada, Sophia Yang, y Alfredo García Amado, director general, hicieron entrega de una camiseta conmemorativa a Jorge Molina y Carlos Neva por sus 100 partidos con el cuadro nazarí. Los jugadores rojiblancos, además, salieron al campo con una camiseta en apoyo a la fundación UAPO para ar visibilización a su trabajo en la ciudad.