Federico García Lorca, 125 años del poeta granadino universal con un legado que perdura

Este 5 de junio de 2023 se cumple el centésimo vigésimo quinto aniversario del nacimiento del dramaturgo de Fuente Vaqueros, que se convirtió en un genio de la literatura del siglo XX

Federico García Lorca, 125 años del nacimiento del poeta granadino universal - Celia Pérez-1
Fachada del Museo Casa Natal de Federico García Lorca en Fuente Vaqueros | Fotos y vídeo: Celia Pérez
María José Ramírez
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En la calle de la Trinidad número 4 de Fuente Vaqueros, a las doce de la noche del 5 de junio de 1898, nació Federico García Lorca. Se cumplen 125 años del nacimiento del poeta granadino, el más universal junto a Cervantes. Federico García Lorca fue un genio de la literatura del siglo XX, que supo unir la tradición y la vanguardia. El brillante poeta, dramaturgo y prosista granadino permanece más vivo que nunca a través de sus obras, que obtuvieron un gran reconocimiento ya en su época. Hoy en día, se conservan junto a numerosos documentos, correspondencia o fotografías en el Centro Lorca de la Plaza de la Romanilla. El legado de Lorca, uno de los tesoros más valiosos, está desde 2018 en la ciudad en la que Federico residió, fue inspiración para su obra o lugar de encuentro con otros personajes importantes de la vida cultural de la época.

Federico García Lorca dio sus primeros pasos en su casa natal en Fuente Vaqueros, que desde 1986 invita a los visitantes a adentrarse en ella para conocer el primer universo de la infancia del poeta. Las estancias familiares están llenas de recuerdos de Federico y de su familia. Se conserva el dormitorio exactamente igual que como estaba en aquella época, con la cama en la que nació, su cunita y un correpasillos, explica Carmen Sofía Serrano, guía del Museo Casa Natal de Federico García Lorca. También hay fotografías de su padre, Federico García Rodríguez, un adinerado agricultor propietario de numerosas tierras en la Vega, que se quedó viudo de su primera mujer, Matilde Palacios. Él se convirtió en el dueño vitalicio de la casa y heredó, además, una importante suma de dinero que colmó su ya amplio patrimonio. Contrajo matrimonio después con la madre de Federico, Vicenta Lorca Romero, una maestra destinada a la escuela de Fuente Vaqueros, que llegó en 1893 acompañada de su madre, quien moriría meses más tarde. El matrimonio vivió en esta vivienda de la calle Trinidad solo unos años y también nacieron allí dos hermanos de Federico: Luis – que murió a los dos años- y Paco. En 1901, la familia se mudó a la calle Iglesia de Fuente Vaqueros, donde nació Concha, su hermana. Allí estuvieron hasta 1906, cuando se trasladaron a Valderrubio, que entonces se llamaba Asquerosa. “Pero ellos seguían viniendo a Fuente Vaqueros a menudo porque tenían mucha familia y amigos en esta zona”, explica la guía. Federico recordó en una entrevista de la que se hace eco el Instituto Cervantes que su infancia era “aprender letras y música” con su madre, “ser un niño rico en el pueblo, un mandón”.

Dormitorio de la casa natal de Federico García Lorca | Foto: Celia Pérez

Después, en Valderrubio, la familia García Lorca vivió hasta que sus hijos tuvieron edad para entrar al instituto, que entonces solo estaba en Granada. A la capital se trasladaron, concretamente al número 50 de la calle Acera del Darro, y allí nació en 1909 la otra hermana de Federico, Isabel, aunque la vivienda de Valderrubio la mantuvieron como casa de verano hasta 1926. La vivienda de Valderrubio significó mucho en la vida y en la obra de Federico ya que allí comenzó a escribir sus primeros poemas. Como siempre buscaba la belleza, evitaba el nombre de Asquerosa para firmar sus primeros poemas y ponía ‘En la Vega de Zujaira’, ‘El Cortijo de Daimuz’ o en ‘Fuente de la Teja’. Los primeros contactos de Federico con el teatrillo ambulante, sus primeros guiñoles y títeres también los hizo en Valderrubio, en la parte del pajar de la vivienda familiar. Y en las vivencias y gente de Valderrubio está inspirada la última obra de teatro que escribió Federico y la más significativa, ‘La casa de Bernarda Alba’. Concretamente, en la vivienda de la familia Alba, situada en la calle Real, que también se puede visitar desde diciembre de 2018. Federico García Lorca mezcló su imaginación con los recuerdos que tenía de cuando iba a la casa de su tía Matilde y escuchaba las conversaciones que provenían de la casa de la familia Alba a través de un pozo medianero que compartían ambas viviendas. ‘La casa de Bernarda Alba’ la terminó de escribir el 19 de junio de 1936, semanas antes de su asesinato, y no pudo ser estrenada en España hasta 1950.

La Huerta de San Vicente se convirtió a partir de 1926 en la nueva vivienda de verano de la familia García Lorca, el lugar donde Federico escribió obras como ‘Yerma’, ‘Bodas de sangre’, ‘Romancero gitano’, ‘Doña Rosita la Soltera’, ‘El Público’ o ‘Así que pasen cinco años’, entre otras. La Huerta de San Vicente fue la casa donde Federico pasó sus mejores horas y sobre la que se cernió la tragedia en julio de 1936. García Lorca tuvo que huir de allí por los violentos y sucesivos registros y se refugió en la casa de la familia Rosales Camacho, pues tenía una relación de confianza con dos de los hermanos del poeta Luis Rosales, que eran destacados falangistas. La tarde del 16 de agosto de 1936, Federico García Lorca fue detenido en la casa de los Rosales y trasladado al Gobierno Civil. “Entre los cargos contra Federico, según una supuesta denuncia, hoy perdida y firmada por Ruiz Alonso, figuraban el ser espía de los rusos, estar en contacto con éstos por radio, haber sido secretario de Fernando de los Ríos y ser homosexual. Fueron infructuosos los varios intentos de salvar al poeta por parte de los Rosales y, más tarde, por Manuel de Falla. Según Gibson, hay indicios de que, antes de dar la orden de matar a Lorca, Valdés se puso en contacto con el general Queipo de Llano, jefe supremo de los sublevados de Andalucía”, recoge el Instituto Cervantes. Lorca fue llevado a Víznar junto a otros detenidos y tras pasar la noche en una cárcel improvisada, lo trasladaron en un camión hasta un lugar en la carretera entre Víznar y Alfacar, donde lo fusilaron en la madrugada del 18 de agosto de 1936.

Durante sus 38 años de vida, Federico García Lorca viajó mucho y vivió durante largos periodos en Madrid, donde continuó con sus estudios en la Residencia de Estudiantes. “Aquel hervidero intelectual supuso un excelente caldo de cultivo para el desarrollo del poeta. Su vida en ‘la Colina de los Chopos’ le dio una nueva visión de la responsabilidad del artista frente a la sociedad y reforzó su amor por la cultura, desde la clásica a la popular española. Así, entre 1919 y 1926, Federico conoció a muchos de los más importantes escritores e intelectuales del país. En la Residencia se hizo amigo de Luis Buñuel, de Rafael Alberti o de Salvador Dalí. Además, gracias a la muy activa política cultural de Jiménez Fraud, pasaron por allí numerosos conferenciantes, científicos, músicos y escritores extranjeros”, destacan desde el Instituto Cervantes.

En la primavera de 1929, Federico viajó a Nueva York con Fernando de los Ríos, su antiguo maestro. Su estancia allí, en palabras del propio poeta, fue una de las experiencias más útiles de su vida. Estuvo nueve meses en Nueva York y Vermont y luego se marchó a Cuba. “En La Habana, Lorca experimentó una sensación de libertad y de alivio”, remarcan desde el Instituto Cervantes. También pasó seis meses en Buenos Aires y Montevideo, entre octubre de 1933 y marzo de 1934, donde dirigió obras como ‘Bodas de sangre’, ‘Mariana Pineda’, ‘La zapatera prodigiosa’, ‘El Retablillo de don Cristóbal’ y una adaptación de ‘La dama boba’, de Lope de Vega, aprovechando su experiencia con La Barraca. Federico volvió de Buenos Aires en abril de 1934 y terminó nuevas obras como ‘Yerma’, ‘Doña Rosita la Soltera’, ‘La casa de Bernarda Alba’ y ‘Llanto por Ignacio Sánchez Mejías’, revisó libros ya escritos como ‘Poeta en Nueva York’, ‘Diván del Tamarit’ y ‘Suites’ e hizo una larga visita a Barcelona para dirigir sus obras, leer sus poemas y dar alguna conferencia.

Manuscrito de 'La casa de Bernarda Alba' | Foto: Celia Pérez

Las obras de Federico García Lorca, documentos, correspondencia o fotografías del poeta están desde 2018 en Granada. Este legado siempre estuvo en Madrid, en la Residencia de Estudiantes, pero la familia tenía mucho interés en que estuviera en Granada y se creó el Centro Lorca específicamente para albergar ese legado. El edificio cuenta con una parte para exposiciones y una sala de teatro y otra en la que se encuentra la cámara acorazada que cuelga desde el techo y está sobre la biblioteca para los investigadores. Esa cámara acorazada es “el corazón del Centro Lorca” y es donde se guarda “todo el legado en unas condiciones especiales de luz, temperatura y humedad para que el papel no se vea afectado ni ningún tipo de documento de los que hay”, resalta Valle Luque, una de las responsables en el Archivo de la Fundación Federico García Lorca. Los manuscritos de Federico, las primeras ediciones de sus obras de poesía y de teatro, dibujos, correspondencia, fotografías, partituras, discos, recortes de prensa, la biblioteca familiar de Federico y su hermano se conservan en esa cámara acorazada. En total, en el Centro Lorca hay unos 5.000 documentos. “Piezas son muchísimas más del doble, porque cada pieza documental consta de varias piezas”, detalla Valle Luque mientras nos muestra el manuscrito de la última obra que escribió Federico, ‘La casa de Bernarda Alba’, en la que aparecen algunos tachones.

No todos los documentos del poeta o relacionados con él están en la cámara acorazada del Centro, solo los que pertenecían a la Fundación Federico García Lorca, ya que hay “otros muchos que los tienen particulares porque se vendieron en subasta o porque él los regaló y se quedaron con ellos”, apunta la responsable del Archivo. En el Centro Lorca están disponibles para la labor de investigadores las obras que forman parte de la biblioteca moderna, que, como cuenta Valle Luque, “en un principio no llegaron con el legado, sino que se ha formado después a partir de lo que tenía la Fundación hasta hoy”. “La biblioteca moderna la forman todos esos libros de poesía, de teatro, las biografías y estudios críticos sobre el poeta, de otros coetáneos suyos y revistas ya modernas, porque también hay revistas antiguas que forma parte del legado”, explica.

Valle Luque con una fotografía de Federico de niño | Foto: Celia Pérez

“Todas sus obras son importantes porque Federico era un genio. A lo mejor tienen mucha fama ‘La casa de Bernarda Alba’ y ‘Yerma’, pero ‘Así que pasen cinco años’ también es bastante interesante. Después, ‘El teatro inconcluso’ o ‘Comedia sin título’ son más difíciles de representar y de entender, pero también son muy interesantes. Y después, en la poesía, todos los ‘Sonetos del amor oscuro’, ‘Suites’ o ‘Romancero gitano’, que es más conocido, pero ‘Poeta en Nueva York’ es muy importante, es una poesía ya muy avanzada para aquella época”, resalta la responsable del Archivo, quien también destaca los dibujos que Federico hacía “en cualquier papel” y que después “los iban insertando en sus libros”. “También tiene dibujos exentos que son muy importantes, que formaban parte de la pintura de vanguardia. Él expone en Barcelona antes que Salvador Dalí, en una galería de la ciudad, y esos dibujos también están aquí”, remarca.

Federico García Lorca se convirtió en uno de los poetas más importantes del mundo. “Se conoció por su obra cuando todavía en España no estaba bien visto nombrar a Lorca y se hizo famoso internacionalmente porque fue muy buen poeta y, además, en general, en todos los géneros que tocaba era bueno, incluido el piano. Estudiosos suyos de partituras y de las armonizaciones dicen que era muy buen pianista”, resalta Valle Luque. En definitiva, Federico García Lorca era un genio, una figura inolvidable reconocida en el mundo entero que permanecerá para siempre en el Olimpo de la literatura.

 







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