María José Sánchez: "Granada tiene conocimiento e instalaciones suficientes para albergar el Centro Estatal de Salud Pública"

La profesora de la Escuela Andaluza de Salud Pública y directora científica de ibs.Granada ha sido incluida en el ranking del CSIC como la octava investigadora más citada de España

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María José Sánchez, en su despacho del centro Centro Pfizer-Genyo de la Universidad de Granada | Foto: Javi Gea
Miguel López Rivera
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Médica y doctora por la Universidad de Granada, en el currículum de María José Sánchez figura el ser especialista en microbiología y parasitología clínica; promoción de la salud en contextos sanitarios, educativos y sociales, así como en bioética por la Universidad de Granada. Además, es experta en epidemiología e investigación clínica. Es profesora e investigadora de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) y directora científica del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada. Desde 2009 también ostenta la Dirección del Registro de Cáncer de Granada. La granadina atiende a GranadaDigital en la semana en la que el CSIC la ha incluido en el top 10 de la primera edición del ranking de investigadoras nacionales y extranjeras más citadas entre cuantas trabajan en España. Concretamente ocupa el octavo puesto, lo que la convierte en la primera mujer de la provincia y también de toda Andalucía. Posee una amplia experiencia en el diseño y desarrollo de estudios epidemiológicos y proyectos de investigación relacionados con la etiología, la asistencia y supervivencia de pacientes con cáncer, habiendo liderado o colaborado en más de 25 proyectos de investigación de ámbito europeo, nacional y autonómico. Resultados que ya se han visto reflejados en más de 150 publicaciones en los últimos cinco años.

Pregunta. ¿Los roles de género se evidencian en el ámbito investigador tanto como en otros?

Respuesta. Hay una clara diferencia de género en la investigación. Lo que se observa normalmente es que es más fácil que haya investigadoras predoctorales y posdoctorales júnior y más difícil que las mujeres lleguen a puestos sénior como investigadoras principales, así como que consigan liderar grupos de investigación de excelencia. Ahí es donde el porcentaje de hombres en relación a las mujeres es mucho mayor en las categorías superiores de rango de investigación.

P. Además de los problemas estructurales como la brecha o los roles de género, ¿hay alguna particularidad en el ámbito investigador que agrave esta situación?

R. Fundamentalmente el papel de la mujer en el ámbito laboral, su incorporación posterior y el tema de la maternidad. También el cuidado, no solo el de los hijos, sino también el de los padres, etcétera. Luego, además, está la cuestión de la dedicación. Para ser buen investigador o investigadora hacen falta muchas horas de dedicación que probablemente las mujeres, por el rol que ocupan en la sociedad, tienen más dificultades. Pueden trabajar, pero es difícil encontrar el tiempo suficiente para hacer la investigación necesaria para ostentar estos cargos o estas posiciones en los rankings.

P. ¿Qué supuso para usted conocer la noticia de que estaba en el top 10 del CSIC?

R. He recibido muchos mensajes cariñosos por parte de compañeros en relación con esa posición. Fundamentalmente de toda España, pero también de Latinoamérica y a nivel internacional. Por un lado, te abruma que la gente te felicite por estar en esa posición y ser la primera mujer granadina y andaluza en un ranking en el que entran todas las disciplinas, aunque yo me dedique a la salud. Es un orgullo, pero siempre me acuerdo inmediatamente de que el orgullo y el reconocimiento no es mío, sino también de mi equipo de investigación, donde uno solo no hace nada. Siempre hay detrás un equipo de investigación. En mi caso, multidisciplinar y desde hace varios años ya. Desde el 2009 estoy liderando el grupo y, en ese sentido, es el reconocimiento a todo el grupo. Creo que también es una buena noticia posicionar a Andalucía en el contexto de la investigación en salud con ese ranking de mujeres. Es importante para mi institución.

P. Actualmente es investigadora principal de Andalucía en el Programa de Medicina Predictiva de IMPaCT financiado por el Instituto de Salud Carlos III. ¿En qué consiste dicho programa?

R. Se puso en marcha a finales de 2020 y que lo que quiere hacer es una cohorte de personas sanas. Son 200.000 personas en toda España a las que le vamos a recoger información de muchos estilos de vida, hábitos, exámenes de salud, muestras de sangre, etcétera. Lo que se quiere hacer es seguirlas a lo largo del tiempo, como estudio de cohortes que es, para ver quiénes desarrollan la enfermedad y cuáles no. En función de eso, podremos hacer análisis de relación causa-efecto entre qué hábitos, biomarcadores o sustancias pueden predecir el riesgo de algunas enfermedades. Hablamos del ámbito de la medicina predictiva de precisión.

"Para ser buen investigador o investigadora hacen falta muchas horas de dedicación que probablemente las mujeres no tienen por el rol que ocupan en la sociedad"

P. ¿Cómo influye el consumo de carnes rojas y la fibra en el aumento y disminución, respectivamente, de la probabilidad de sufrir un cáncer colorrectal?

R. En eso se ha trabajado mucho. En el EPIC (siglas en inglés de Estudio Prospectivo Europeo sobre Nutrición y Cáncer), que yo coordino en España, hay . Este es un estudio de cohortes de 520.000. Yo coordino el EPIC España, con 41.000 participantes, y también EPIC Granada, con 8.000 personas sanas. Lo que se ha visto claramente es que las personas que consumen más carnes rojas y, sobre todo, carnes procesadas tienen más riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Por el contrario, las personas que consumen hasta 20 gramos al día de fibra disminuyen ese riesgo. Esto ha hecho que la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) considere las carnes procesadas como carcinógenos que producen cáncer. No dicen que no se consuman rojas o procesadas, pero sí que se limite el consumo a no más de 500 gramos a la semana para las carnes rojas, y menos de 50 para las procesadas.

P. También ha puesto en valor la importancia de la adherencia a las guías de práctica clínica en el diagnóstico y tratamiento de los cánceres de mama, colon-recto y pulmón. ¿En qué consisten dichas guías?

R. Estos estudios se desarrollan siempre en el ámbito de los registros de cáncer de población. Yo dirijo desde el año 2007 el registro de cáncer de Granada, y ahí lo que hacemos es recoger información de todas las personas que, en este caso, viven en Granada y que han desarrollado un cáncer desde 1985, año en el que se crea este Registro de Cáncer en la Escuela Andaluza de Salud Pública. En el marco de proyectos de investigación que se han venido a llamar estudios de alta resolución, lo que hacemos es recoger información no solo de diez o quince variables, lo cual es habitual en el registro, sino de 150 variables revisando las historias clínicas de las personas con cáncer. En ese sentido, estamos trabajando viendo que para cada tipo de cáncer, en cada estadio o con cada tipo de células hay un diagnóstico y tratamiento determinados. Eso se recoge en las guías de práctica clínica que hay a nivel andaluz, lo que se llaman los procesos asistenciales, pero también con las de las sociedades científicas. Lo que tratamos de ver es si las personas que se diagnostican y tratan de acuerdo a estas guías tienen mejor o peor supervivencia. Y lo que está claro es que, a igualdad de estadio o tumor, las personas que se adhieren, es decir que son tratadas y diagnosticadas de acuerdo a las guías de práctica clínica, en general van a tener mejor supervivencia que aquellos que no lo hacen. O sea, la importancia de que los profesionales sigan las guías para diagnosticar y tratar a los pacientes con cáncer.

P. Ha liderado o colaborado en más de 25 proyectos de investigación de ámbito a nivel europeo, nacional y autonómico con más de 150 resultados de publicaciones en los últimos cinco años. ¿Cuál destacaría?

R. Yo creo que son dos los proyectos más importantes que he liderado porque tienen repercusión a nivel internacional. Uno es el que le he comentado antes, el EPIC, que es el más grande que se ha hecho a nivel mundial y trata de ver relación entre estilos de vida, factores metabólicos, interacción en el ambiente, etcétera, con los distintos tipos de cáncer y también con otras enfermedades crónicas. Hemos trabajado con diabetes mellitus, alzhéimer, enfermedades neurodegenerativas, etcétera. Lo que tratamos de buscar, fundamentalmente, es asociación entre aspectos nutricionales y cáncer. Básicamente, lo que se ve es que la adherencia a los patrones de dieta mediterránea son los que nos protegen frente al desarrollo de la mayor parte de los tipos de cáncer. Tiene muestras biológicas y el tamaño de la muestra son 521.000 personas. Para España, 41.000 sujetos. Es un proyecto importante de nutrición y cáncer en el que también hemos tenido subproyectos, y ahí hemos liderado un proyecto importante de exposición a bisfenol A en relación al desarrollo de cáncer de mama, cáncer de próstata y enfermedades cardiovasculares. Es algo bastante novedoso, con resultados ya publicados y donde se ha puesto de manifiesto la relación entre la exposición a bisfenol A con el aumento del riesgo de cáncer de próstata.

Por otro lado está el proyecto Eurocare, que es un proyecto de supervivencia en cáncer a nivel europeo en el que pueden participar todos los registros de cáncer de población de Europa que lo deseen. Está orientado a identificar diferencias en la supervivencia de cáncer entre los distintos países y también dentro de un mismo país para así tratar de explicar el porqué de las diferencias en supervivencia de las distintas áreas geográficas. También es un proyecto bastante interesante en el que, a nivel europeo, yo he liderado un poco los estudios de alta resolución, recogiendo más información y tratando de ver cómo se diagnostican y tratan los pacientes con cáncer en Europa y por qué existen diferencias entre unos países y otros.

P. ¿Qué han podido apreciar?

R. Lo que se observa es que los países del norte y el sur de Europa tienen mejor índices supervivencia que los del este. Básicamente, las diferencias se deben al estadio en el momento del diagnóstico y también a los tratamientos que se realizan. Los sistemas sanitarios con peor accesibilidad y en los que se diagnostican los casos en estadios más avanzados tienen peor supervivencia.

P. O sea, que está más relacionado con la inversión pública en sanidad que con los factores ambientales, ¿no?

R. Pues sí, parece que está más relacionado con aspectos que tienen que ver con el sistema sanitario y también con la formación de las personas. Cuando la persona está más formada, ante un síntoma de cáncer acude con más rapidez al médico. En los países en los que la gente tiene menos formación es más difícil. Pero también es importante la accesibilidad. En general, las cifras de supervivencia que hay en España, y concretamente en Granada, son similares a las del conjunto de Europa, sabiendo que los países del este tienen cifras mucho más bajas para la mayor parte de los cánceres.

"En España solo hay 14 registros de cáncer de población acreditados por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, y Granada es uno de ellos"

P. Como directora del Registro de Cáncer de Granada, ¿qué importancia le atribuye a la datación estadística de los casos en la lucha contra la enfermedad?

R. Es fundamental. En España solo hay 14 registros de cáncer de población acreditados por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer. Podemos obtener información sobre los indicadores epidemiológicos, la mortalidad, la incidencia, la supervivencia y la prevalencia de cáncer. Con estos cuatro indicadores se va a poder, por un lado, controlar y monitorizar el cáncer a lo largo del tiempo. Y sobre todo poder evaluar las políticas desde el punto de vista de la salud pública y generar nuevas.

P. También es profesora de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Ahora que se habla del Centro Estatal de Salud Pública, ¿considera que Granada tiene entidad suficiente para albergarlo?

R. Yo creo que sí. Granada tiene una Escuela de Salud Pública que justo este lunes celebró su 37 aniversario. Llevamos 37 años trabajando en el ámbito de la docencia, la investigación, la consultoría y la cooperación internacional. Y podemos decir que es la única entidad de esas características a nivel estatal junto al Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III. Yo creo que hay suficiente conocimiento y masa crítica como para poder ser los líderes en el ámbito de este Centro Estatal de Salud Pública que está por crear.

P. Y más allá de que esté preparada, ¿cree que tiene posibilidades Granada respecto a Valencia y Madrid, las otras dos grandes candidatas a albergar el centro?

R. Yo creo que preparada está, pero dependerá también de lo que se valore a la hora de crear este centro. La masa crítica y las instalaciones están aquí. Por lo tanto, sería posible y Granada ya ha tenido experiencia a la hora de liderar otros proyectos. La Escuela Andaluza es uno de los pocos centros de España colaborador de la Organización Mundial de la Salud, tenemos relaciones internacionales importantes y yo creo que tanto la Escuela Andaluza de Salud Pública como Granada están bien posicionadas para ser las candidatas. Por otro lado, tenemos el Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.Granada), que yo dirijo ahora. Es uno de los institutos más grandes de España, con 1.045 investigadores, y del que forman parte todos los investigadores que trabajan en salud en los dos hospitales de la capital, el Virgen de las Nieves y el Clínico San Cecilio; la Escuela Andaluza de Salud Pública; la atención primaria y la Universidad de Granada. Dentro de las áreas que se lideran en este instituto hay cuatro áreas científicas, siendo una de ellas el área de Epidemiología y Salud Pública. Como digo, creo que hay masa crítica suficiente como para liderar también esta propuesta.

P. Precisamente, en ibs.Granada han desarrollado un software para el análisis de ARN, clave en múltiples enfermedades y potenciales biomarcadores. ¿Cómo va a ayudar esta nueva herramienta?

R. Estamos satisfechos con el desarrollo de este software para el análisis de datos de secuenciación de microRNA que tiene una gran utilidad en el campo biomédico, sobre todo, porque cuenta con un gran potencial como biomarcador de muchas patologías. Tienes otras ventajas, y es que puede ser usuarios que no están experimentados y, al mismo tiempo, analizar muchas muestras simultáneamente. Podrá ser aplicado a multitud de aspectos biomédicos y con gran potencial para la traslación clínica, que al final es lo que los investigadores queremos.

P. Genyo, centro del cual es usted miembro de su comité científico externo, es una buena prueba de colaboración público-privada en la investigación contra el cáncer. ¿El modelo mixto es el que mejores resultados da o usted es partidaria de que la investigación puramente pública gane peso?

R. Yo soy una defensora clara de la colaboración público-privada. Pienso que es lo que nos hace avanzar más y mejor, y lo que nos permite sumar todos juntos. Creo que el papel que tiene que jugar en este momento la investigación privada es apoyar a la pública para que podamos hacer más y mejor investigación.