El coche más granadino del Dakar solidario
Cova Aragón y Alejandro Lasa recorren 3.000 kilómetros cargados con 40 kilos de material gracias al respaldo de GranadaDigital y otros casi 20 patrocinadores de la tierra

Covadonga Aragón se sienta sobre el capó de un Peugeot 205 del 86, con las llaves en una mano y una medalla en la otra. En el parachoques, algo descolgado por los laterales, unas bridas y alguna que otra grieta, cicatrices propias de recorrer 3.000 kilómetros por carretera, montaña y arena. La carrocería, plagada de logotipos de empresas afincadas en Granada, desvela la naturaleza del vehículo y una conexión con la provincia, a pesar de que ella es asturiana y Alejandro Lasa, el otro piloto, es madrileño. Todo comenzó como lo suelen hacer las mejores anécdotas, con esa pregunta desafiante que aparece en una conversación entre amigos y que solo puede tener dos finales: su caída en el olvido o una aventura inolvidable. "¿Por qué no?", se cuestionaron. Escogieron tener un buen relato que contar a sus nietos. La historia de cómo corrieron el Dakar solidario gracias al respaldo de negocios granadinos.
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"¿Por qué no intentar aplicar lo que hemos estudiado durante estos años para tratar de completar este Dakar, que era un desafío para nosotros, y poder superar esos problemas mecánicos que fueran surgiendo?", redunda en la pregunta Cova, recién llegada al stand de Crestanevada en el Centro Comercial Nevada Shopping. Acaba de regresar de cerrar su participación en Uniraid, una prueba con fines humanitarios que plantea un reto en seis etapas por Marruecos y entregar 40 kilos de material solidario. Tanto ella como Alejandro estudian Ingeniería Mecánica en Inglaterra. Supieron de esta experiencia el año pasado y se pusieron manos a la obra, aunque no tardaron en descubrir que necesitaban mucha colaboración para poder llegar a la meta. Es entonces cuando aparece por sorpresa un tercer personaje clave en el guion.
"Una compañera de la universidad, que se llama Lucía Medina, es mi mejor amiga y su madre tiene esta empresa, Gloria María Joyerías", señala la pegatina que preside el capó. Tanto ella como Alejandro sintieron entonces cómo arrancaba el motor. La propietaria del pequeño negocio granadino lo comentó con sus conocidos y se formó una cadena por el tejido empresarial de la provincia. Y fueron apareciendo apoyos. Crestanevada, Protection Report, Gaptours, Productos Ruca, Corso Heladería, Domca, Sundepot, Limpiezas Juncaril, Agua y maderas Marcelino, Aeroprint, Nazaríes Intelligenia, Montalvo Grupo Inmobiliario, Oliver Martin, TM Digital, AC Fotovoltaica, Arquitud e, incluso, GranadaDigital. "En una semana, todo el mundo se apuntó, quiso participar y ayudarnos. La verdad es que no dábamos crédito. Gracias a todos ellos, pudimos prepararnos y completar esta experiencia", exterioriza su agradecimiento. Pero aquello no era más que el principio.

Patrocinadores granadinos en la carrocería del coche | Foto: C. R. E.
Cova y Alejandro compraron el coche mientras recolectaban apoyos. "Escogí este porque es muy duro, ideal para este tipo de experiencias", le lanza una mirada cómplice al vehículo, que casi parece devolvérsela tras tantas vivencias. Porque la prueba, por momentos, adquirió tintes épicos.
Pelotas de tenis en los amortiguadores
Los dos jóvenes pilotos pusieron a punto el coche, con la especial participación de la familia de Cova y, apunta, sobre todo su abuelo; cargaron en él 40 kilos de material solidario y pusieron rumbo a Algeciras, donde les esperaban el ferri a Tánger Med y otros 200 vehículos participantes en Uniraid. Por delante, una semana y 3.000 kilómetros de dunas y angostos caminos hasta la meta. "Empezamos a bordear todo el territorio marroquí hacia el este. Terminamos en Marrakech", detalla, apenas un día después de concluir. "Este Dakar contaba con seis etapas por carretera, montaña y arena", precisa la joven, quien señala que se iba alternando al volante con Alejandro durante la prueba. "Ha sido esencial para poder completarlo, porque nos turnábamos en cada etapa y estábamos cansados. A él se le dan mejor las dunas, a mí las carreteras de piedra… Íbamos equilibrando y ajustando dependiendo de lo que necesitáramos", sostiene.
Pisaron el acelerador y empezaron los contratiempos. "Nuestro principal problema fue que el palier, que es una pieza que está en la rueda y conecta la transmisión, se nos rompió un par de veces", explica. Trataron de repararlo, pero comprobaron que "la pieza seguía muy débil" y concluyeron que "los amortiguadores eran muy antiguos, por lo que estaban haciendo que ese elemento se partiese completamente". Tocaba improvisar y los dos pilotos desplegaron sobre la arena todo el bagaje adquirido en clase. "Nuestra solución, basándonos en que estábamos en mitad del desierto y sin recursos, fue colocar seis pelotas de tenis en cada amortiguador, dentro, para que esa suspensión fuese más dura y el coche no sufriese tanto en las dunas, en las subidas, en las bajadas y en los baches", se encendió la bombilla.

Varios de los patrocinadores posan junto con Cova y el coche | Foto: C. R. E.
"Sobrevivió -esboza la piloto una sonrisa, a medio camino entre la satisfacción y la sorpresa-. Ahora mismo, cuenta con doce pelotas de tenis que le han salvado y que hacen posible que esté en Granada", apunta. "Es un coche muy granadino", admite con cariño hacia sus patrocinadores, que la reciben en el parking exterior del Nevada Shopping con alegría. Allí, frente al acceso principal, permanecerá expuesto durante dos semanas en el stand de Crestanevada. En el interior, los recuerdos de sus andanzas por Marruecos. "Toda la gente de Uniraid, tanto los organizadores como los mecánicos y nuestros propios compañeros nos han enseñado muchísimo. No solo es una experiencia de superación personal, sino también de aprender conocimientos técnicos, en este caso de mecánica", afirma. También, de algún modo, una indeleble conexión que les vincula con la ciudad de la Alhambra.