Las calles de Granada llenan un Miércoles Santo de sabor cofrade

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Fran Yeste, Davinia Pérez, Luis Cuadrado y Mariola Ocaña
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GITANOS

La primera cofradía en discurrir en este caluroso Miércoles Santo, ha sido la del Santísimo Cristo del Consuelo y María Santísima del Sacromonte. Comenzaba el cortejo con la salida de la nueva Cruz de Guía, obra de Juan Angulo (Córdoba), en la que se plasma la orfebrería de cobre tan característica de la hermandad sacromontana. La salida del Cristo del Consuelo, obra de Miguel Zúñiga Navarro en 1989, ha sido un auténtico desafío para las costaleras que sufrían debajo la dificultad de hacerlo a rodillas, a las órdenes de Francisco Rodríguez Rodríguez. Luego llegaba la Reina del Sacromonte, la Virgen Gitana, que la salida se le complicaba al rozar la puerta exterior del Templo, pero ha sido envuelta en aplausos desde que asomaba por el umbral. María Santísima del Sacromonte, obra de Manuel González, es guiada bajo mando de Eduardo de la Torre Mochón. La banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder acompañaba al paso de Cristo, mientras que la Banda de Música de Otura lo hacía con el palio. Atravesaban tribuna oficial a su tiempo y llegaban a buena hora al Sacromonte, donde los gitanos, en su honor, homenajeaban a los titulares de la cofradía como sólo ellos saben hacerlo.

UNIVERSITARIA

A las 17:30 se abrían las puertas de San Justo y Pastor y comenzaba así la estación de penitencia de la Cofradía Universitaria de Nuestro Señor de la Meditación y María Santísima de los Remedios. La cuadrilla de costaleras, a las órdenes de Laura Coca Hernández, sacó el paso de misterio al son de la Marcha Real y posteriormente de la marcha "Nuestro Padre Jesús de la Victoria", interpretadas por la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús. Así mismo en la plaza de la Universidad se pudo escuchar también una tuna, uno de los iconos universitarios más característicos, dedicada al Señor de la Meditación. En esta ocasión, la hermandad estrenaba la faldilla para cruz parroquial, y nuevas túnicas, síntoma de la buena situación por la que atraviesa en este momento. Sobre las diez de la noche, regresaba a su templo esta hermandad, pero antes de entrar a la Iglesia de San Justo y Pastor, una costalera ha cantado una saeta, que ha emocionado al público presente en la Plaza de la Universidad. El Señor de la Meditación abandonaba esa plaza a los sones de “Judería Sevillana” y con el himno nacional, poniendo fin así a su estación de penitencia

PACIENCIA Y PENAS

A las 19:20, la Cofradía de Jesús de la Paciencia y María Santísima de las Penas iniciaba su estación de penitencia, en la que hemos podido ver diferentes estrenos. Estos han sido: los nuevos hábitos de nazarenos y monaguillos, un juego de doce dalmáticos para los acólitos ceriferarios y turiferarios, y dos ropones para los pertigueros como la restauración del completa del Guión de la Hermanad Sacramental. Jesús de la Paciencia avanzaba por la nave de la iglesia de San Matías al son de “La Saeta”, interpretada por la Agrupación Musical María Santísima de la Estrella. Así mismo esta agrupación ha estrenado en esta jornada la marcha “De San Matías al Cielo”, por los 25 años que lleva acompañando a esta cofradía cada Miércoles Santo. Francisco Caña, pregonero de esta hermandad, ha sido el encargado de golpear el martillo en la primera levantá de esta paso de palio, que se puso en las calles del Realejo después de una complicada salida. Poco antes de las doce llegaba la cruz de guía a la Iglesia Imperial de San Matías, donde cientos de personas querían asistir al regreso de esta corporación. El paso de Jesús de la Paciencia llegaba a las dificultosas escaleras del templo acompañado por "La Saeta", al igual que su salida mientras que los costaleros tuvieron que coger a pulso este paso para llevarlo al interior del templo, una complicada maniobra que provocó el aplauso de todos congregados en la calle San Matías. Más tarde, llegó María Santísima de las Penas, al son de "La Salve Rociera". Una vez, subidos los escalones, el paso dio la vuelta, bailando así a esta dolorosa antes de entrar a su iglesia. Debido a las dimensiones de la puerta, los costaleros tuvieron que ponerse de rodillas para culminar así la estación de penitencia.

ROSARIO

La cuarta estación de penitencia de este Miércoles Santo arrancaba nuevamente de la iglesia de Santo Domingo, se trataba de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas y Nuestra Señora del Rosario, que llevó su cortejo blanco y morado a las calles de Granada sobre las siete y media de la tarde. Antes de la salida de cruz guía, la banda de la propia cofradía, que acompañaba el primer paso, interpretó el himno de Granada. Una vez llevado este paso a la Plaza de Santo Domingo a las órdenes de Miguel García Almagro, sonó “Blanca trabajadera”. A lo largo de toda la estación de penitencia, el buen andar elegante de esta cuadrilla fue reconocido y aplaudido por el público que la acompañaba en su recorrido. A Nuestra Señora de Rosario le acompañó la Banda de la Soledad de Cantillana, que interpretó “Salve”, como es habitual, una vez que el paso de palio se encontraba en su barrio después de una dificultosa salida. Esta cofradía estrenó en esta jornada un nuevo guión corporativo, cuyo diseño es de Álvaro Abril. Sobre las doce de la noche, regresaba a la plaza de Santo Domingo, que se encontraba abarrotada y muchos de los allí presentes estaban allí dos horas antes del regreso de este cortejo. Ambos pasos, tanto Jesús de las Tres Caídas y Nuestra Señora del Rosario llegaron a esta plaza con unas elegantes y brillantes chicotás, deleitando al público que se encontraba en este paraje realajeño. La Virgen del Rosario, como es habitual, entró a su templo por la “Salve”, cantada por los costaleros y propios hermanos, y anteriormente se interpretó “Rosario, Capitana del Realejo”.

NAZARENO

La última hermandad en realizar estación de penitencia, fue la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Mercedes. Su cruz de guía se ponía a las puertas del Monasterio de las Carmelitas Descalzas sobre las 20:15, según lo previsto. El paso de Jesús Nazareno, obra de Antonio Barbero Gor, y a las órdenes de Miguel Ángel Roldán, salía en silencio a las calles de Granada. Antes de salir, se le dedicó la chicotá a toda la comunidad de las Madres Reverendas que viven en el monasterio. Nuestra Señora de la Merced, tras una primera levantá a pulso, se dispuso mirando a un lado del altar, donde las Madres Reverendas aplaudieron sin cesar al cuerpo de costaleros y también la primera chicotá del paso fue dedicada a ellas, Este paso fue sacado a la calle con una difícil maniobra, ya que los costaleros tuvieron que ponerse a rodillas. Una vez en la calle, la Banda Sinfónica de Ogíjares interpretó la marcha “Merced” y a lo largo de su recorrido acompañó a la virgen de la Merced con marchas más serias debido al carácter de esta cofradía, estrenándose en Carrera Oficial, la marcha “Victoria Dolorosa”, compuesta por Font de Antá. En torno a la medianoche, el cortejo serio y silente de esta corporación llegaba a su templo, a los sones de diferentes saetas.







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