San Juan de Dios quintuplica el número de usuarios de atención temprana en Andalucía desde la apertura de sus centros

La Orden Hospitalaria cuenta con Centros de Atención Infantil Temprana en Granada, Córdoba, Sevilla y Jerez, que han ampliado sus plazas en un amplio porcentaje desde que abrieron sus puertas

Sesión de terapeuta en el CAIT San Rafael
Sesión de terapeuta en el CAIT San Rafael | Foto: Gabinete
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La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ha multiplicado por cinco el número de niños y niñas de 0 a 6 años atendidos en sus Centros de Atención Infantil Temprana (CAIT) en Andalucía desde la apertura de los mismos.

La Atención Temprana es una de las áreas de referencia de San Juan de Dios en Andalucía desde hace años. En 2006, el Hospital San Juan de Dios de Córdoba abrió este primer dispositivo de la Orden en Andalucía para atender una demanda asistencial vinculada al servicio de rehabilitación infantil del centro. Un año más tarde, el Hospital San Rafael de Granada puso en marcha este mismo recurso coexistiendo con el Colegio de Educación Especial de la Orden en la ciudad. Es en 2009 cuando se incorporó este servicio en el Hospital San Juan de Dios de Sevilla, que en 2020 y ante la gran demanda de las familias, abrió su segundo dispositivo en Sevilla Este. En 2016, el Hospital San Juan Grande, en Jerez de la Frontera (Cádiz) puso en marcha su propio CAIT.

Este crecimiento se debe, en palabras del coordinador del CAIT San Rafael y director del Master de Formación Permanente en Atención Temprana de la Universidad de Granada, Armando Montes, “a que existe por parte de las administraciones una mayor concienciación de la importancia de atender de forma lo más temprana posible las dificultades que aparecen en los trastornos del desarrollo, al mayor conocimiento que se tiene de ellos y al aumento en la prevalencia de muchos de estos trastornos como ocurre con el autismo o con la hiperactividad”. Según explica Montes, este aumento en la prevalencia, es explicado, en su mayor parte, por la mejora en los procesos diagnósticos, aunque también se sabe que hay factores culturales y medioambientales que pueden estar influyendo.

El aumento del número de plazas resulta muy significativo en todos los casos. En Granada, del centenar de usuarios en su apertura, han pasado a 693 tras 14 años de vida del CAIT y en San Juan Grande, en Jerez, en solo 5 años pasan de 95 usuarios a 136. En Córdoba, San Juan de Dios ha pasado de sus 100 plazas iniciales a 414 en la actualidad. La evolución del número de menores atendidos en Sevilla es la de mayor crecimiento, pasando de 100 a 974 plazas tras 12 años de actividad.

Para la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, la atención infantil ha sido siempre una prioridad, atendiendo las necesidades de la infancia afectada de poliomielitis hace más de 85 años en Córdoba o casi 80 en Sevilla. De la misma forma, ha ido abriendo centros para la atención a la discapacidad infantil física, intelectual o sensorial, con la apertura de centros emblemáticos como la Ciudad San Juan de Dios de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), el Colegio de Educación Especial o el Hogar San Juan de Dios de Granada. La directora de la Unidad Territorial de San Juan de Dios en Andalucía, María José Daza, explica que “cuando se comenzó a hablar de ‘Atención Infantil Temprana’, allá por el 2003, y ante la creciente demanda de las familias con hijos que presentaban alguna dificultad en el desarrollo, San Juan de Dios comenzó a implantar estos centros en Andalucía y a definir un modelo de atención propio, aunando el conocimiento y la experiencia de los profesionales de todos nuestros centros. Gracias a esto, hoy podemos hablar de un modelo de intervención global que trabaja, no en base a un diagnóstico, sino centrado en cada proceso, enfocando las áreas de dificultad de los pequeños, pero abordando al mismo tiempo todas las áreas del desarrollo”.

Un modelo de atención centrado en los procesos

Los Centros de Atención Infantil Temprana de San Juan de Dios en Andalucía reciben a los más pequeños y a sus familias con una sesión de valoración de sus necesidades. Armando Montes explica que cuando un usuario llega al CAIT “se hace una evaluación donde se recogen las fortalezas y las necesidades que presentan tanto el niño como su familia. No nos quedamos únicamente en detectar los déficits del menor, sino que analizamos los puntos fuertes, pues vamos a trabajar con ellos para compensar dichas dificultades. Por las edades a las que nos dirigimos (0-6), este trabajo con el niño y su familia no responde a un diagnóstico, sino a unas necesidades que se han valorado. Dichas necesidades las dividimos en 4 procesos: sensoriomotor, cognitivo, de comunicación-lenguaje y sociocomunicativo”.

Para ello, los equipos de atención temprana de la Orden Hospitalaria se componen de perfiles terapéuticos muy diferentes y complementarios, entre los que destacan psicólogos, logopedas, pedagogos, maestros, fisioterapeutas, neuropsicólogos y terapeutas ocupacionales. Muchos de los niños que acuden a terapia son tratados por varios especialistas, coordinados por el terapeuta de referencia o tutor del proceso. De ahí a que se hable de una intervención interdisciplinar. Pero también puede darse una intervención transdisciplinar en el caso en el que, por las necesidades del menor, se enfoque el proceso con un solo profesional que trabaje diversas áreas del desarrollo.

Importancia de aprender jugando

El coordinador del Centro de Atención Infantil Temprana San Rafael, Armando Montes, destaca que el juego y el componente lúdico son algo transversal en todas nuestras intervenciones, ya que en estas edades se aprende jugando. “Los diferentes objetivos que nos proponemos alcanzar, ya sean relacionados con la comunicación y lenguaje, con el desarrollo motor o con la autonomía, tienen un denominador común y es que se intenta lograr con el juego como principal estrategia didáctica”, comenta el profesional del CAIT San Rafael. “En los niños no ocurre como en los adultos que normalmente suelen ser conscientes de sus déficits y pueden tener la motivación intrínseca para superarlos. Los niños no son conscientes de que tengan que mejorar su comunicación, su capacidad de imitación o sus habilidades sociales, y por eso deben estimularse desde algo que les motive y divierta”.







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