Una ‘Ronda de noche’ entre velas, guitarras y solidaridad en Granada
Donde la electricidad se ausentó, la humanidad, la luz de las velas y los sonidos improvisados tomaron el relevo, dejando imágenes nunca vistas
Era lunes, pero podría haber sido una escena de otra época. Sin previo aviso, cuando aún había vida en las calles y los bares servían las últimas tapas, Granada se apagó. Literalmente. Un gran apagón dejó a oscuras buena parte de la ciudad. Las farolas callaron, los semáforos se extinguieron y las casas se llenaron de sombras. Pero donde la electricidad se ausentó, la humanidad, la luz de las velas y los sonidos improvisados tomaron el relevo.
Como si se tratara de una escena inspirada en 'La ronda de noche' de Rembrandt, nuestra redacción decidió salir a documentar este momento insólito. Armados con cámaras, grabadoras y linternas, el equipo de GranadaDigital recorrió durante horas las calles de una ciudad que, por una noche, vivió entre lo extraordinario y lo cotidiano, entre lo oscuro y lo luminoso de su gente.
@granadadigital 📲Vídeo | Música con la Alhambra apagada al fondo Con la ciudad a oscuras, unos jóvenes granadinos dan la bienvenida a la noche a golpe de guitarra y al son de una voz rasgada. Una imagen que nadie pensaba jamás que vería. La Alhambra a oscuras. #noticias #granada #actualidad #información #periodismo #granadadigital #granadaapagada #apagón ♬ sonido original - GranadaDigital
El Albayzín, un escenario de leyenda sin luz
Pocas imágenes tan poderosas como la del Albayzín sin luz eléctrica. Desde lo alto, las casas blancas parecían fantasmas silenciosos en la noche. Pero al acercarnos, descubrimos una Granada más viva que nunca. En las calles empedradas, el silencio se llenaba de guitarras. Jóvenes sacaron sus sillas y velas a las puertas de sus casas. En la Placeta de la Cruz Verde, una pareja entonaba un bolero mientras un grupo de vecinos les escuchaba como si aquello fuera un concierto privado. En el callejón del Gallo, un niño jugaba con una linterna haciendo figuras en la pared mientras su abuela, sentada en un poyete, decía: “Esto me recuerda a cuando era chica”.
Las cámaras de GranadaDigital captaron cada sombra, cada expresión iluminada apenas por la cera de una vela. Los claroscuros de Rembrandt se hacían realidad entre nosotros: rostros medio iluminados, manos que pasaban una guitarra, ojos que buscaban luz en medio de la noche.
Jóvenes guiando a mayores, una estampa de solidaridad
En zonas como el Realejo y Camino de Ronda, la oscuridad dejó muchas personas desorientadas. Un momento tan cotidiano como entrar al portal se convirtió en una pequeña odisea. Vimos a una chica de unos veinte años alumbrando el portero automático para que una mujer mayor pudiera abrir. “Si no es por ella, me quedo en la calle”, nos dijo con una sonrisa nerviosa. “Menos mal que salí a tirar la basura y me la encontré”, añadió la joven.
Historias como esta se repetían en cada esquina. La gente compartía linternas, móviles, mecheros y palabras de consuelo. Los balcones se encendían con la luz tenue de velas colocadas en vasos de cristal, y más de uno gritaba al vecino de enfrente: “¿Estáis bien?”.
En Puerta Real, los semáforos apagados creaban una sensación extraña: los coches pasaban con precaución y la policía local organizaba el tránsito con linternas y gestos claros. Los agentes no solo dirigían el tráfico, también actuaban como faros humanos para viandantes despistados y turistas confundidos. “Ahora mismo, soy más farolero que policía”, bromeaba uno de ellos con nuestra cámara delante.
En Gran Vía, la oscuridad generaba un ambiente casi cinematográfico. El ruido habitual de coches fue sustituido por pasos rápidos, risas nerviosas y algún que otro susto: un joven gritando porque alguien lo tocó por accidente, un perro ladrando a una sombra. Pero todo acababa en carcajadas.
Sin electricidad en casa, los fogones dejaron de funcionar. Muchos granadinos optaron por buscar su cena en los establecimientos de comida para llevar que aún conservaban hornos de gas o habían encendido generadores. En la calle Elvira y la zona de Plaza de Toros, las colas eran largas pero tranquilas, como si todos supieran que esa noche no iba a ser una más.
“Con este trozo de pizza me salvo”, nos decía un chico mientras su novia grababa la escena con el móvil. A cada paso, la ciudad mostraba cómo podía adaptarse incluso en la adversidad: los bares sacaron velas a las terrazas, los camareros servían con linternas en la frente, y los clientes brindaban con cerveza caliente y paciencia fría.
Una Granada diferente, pero igual de viva
Desde lo más alto de la ciudad hasta sus arterias principales, la ‘ronda de noche’ de GranadaDigital recogió los sonidos de una noche especial: el rasgueo de una guitarra flamenca, las risas de los niños jugando en la calle, el murmullo de conversaciones entre vecinos que nunca antes se habían hablado.
Capturamos las imágenes de esa Granada entre luces y sombras, de los reflejos de velas en cristales empañados, de los portales abiertos con la ayuda de desconocidos, de los rostros iluminados por pantallas que no funcionaban.
Fue una noche sin electricidad, pero llena de energía humana. Una noche que nos recordó que, aunque las luces se apaguen, Granada sigue brillando. Y ahora puedes vivirla con nosotros en nuestro especial multimedia, ya disponible en GranadaDigital, donde te llevamos en vídeo, sonido e imagen por esta noche inolvidable. Una noche para la historia, una noche contada desde la calle.
¿Dónde estabas cuando se apagó Granada?
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