Confianza en Granada

FOTOS El alcalde Paco Cuenca cumple 100 días al frente del Ayuntamiento de Granada (1)
El alcalde de Granada, Paco Cuenca, interviene durante un acto junto a su equipo de gobierno | Foto: Archivo
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Leía hace unos días unas declaraciones del alcalde de Granada, Paco Cuenca, con motivo del balance de su mandato municipal, en las que hablaba de sus quinientos días al frente del Ayuntamiento. Me sorprendió el dato. ¿Sólo 18 meses? Me di cuenta de que me había olvidado del lamentable inicio de esta legislatura municipal con aquel pacto vergonzante entre PP y Ciudadanos que paralizó la ciudad y la convirtió en el hazmerreír de toda España. Me pareció admirable que, en apenas 18 meses, el actual equipo de gobierno, liderado por su alcalde, hubiese logrado algo tan extraordinario como que me olvidase de aquel desgraciado período y recuperase mi confianza y autoestima como granadina.

No ha tenido que ser fácil afrontar aquella endiablada situación, y, además, hacerlo sin estridencias ni sobreactuaciones, como lo más normal del mundo. Hasta el punto de lograr, casi sin darnos cuenta, que nos reconciliemos con la vida política municipal y escuchemos las palabras del alcalde. Que hoy hablemos con normalidad de la ciudad, de la importancia de la inteligencia artificial, de los fondos europeos, de cómo mejorar el empleo, de favorecer el cambio de modelo económico, de la mejora de calles y plazas, de la música y la cultura, y de lo mucho que queda por hacer, es un mérito más que notable de este equipo de gobierno, después de los desastrosos años que padecimos.

Seguro que son muchos los aspectos que han generado, en tan poco tiempo, esta situación, entre ellos la empatía y capacidad de trabajo del alcalde y la fortaleza de su equipo. Pero los proyectos de éxito se sustentan, además, en otros sólidos pilares. Y creo que Paco Cuenca ha tenido el acierto de dar con la clave de algunos de ellos. El primero, ofrecer estabilidad a un Ayuntamiento que iba a la deriva. La estabilidad genera confianza, y eso se percibe a la hora de sabernos bien representados, de emprender un negocio, de invertir y de pensar en posibilidades de futuro. Que se hayan aprobado, por fin, los presupuestos de la ciudad es uno de los signos de esa estabilidad que redunda en el mayor bienestar de la ciudad y de sus gentes. Y eso suscita confianza.

Otra de esas claves ha sido volver a situar al Ayuntamiento en el lugar que le corresponde como principal institución de la ciudad. Reforzar su papel institucional ha sido fundamental para ejercer con decisión sus competencias y lograr respeto y aprecio ciudadano. El liderazgo ejercido en temas como el pacto por Granada, trabando alianzas con otras instituciones y entidades, o las iniciativas para desplegar propuestas internacionales en ámbitos tan decisivos como la inteligencia artificial, devuelven al Ayuntamiento al lugar central que debe de tener en la ciudad.

La fortaleza de las convicciones es para mí otra de esas claves, pues sin sólidos principios cívicos no hay proyecto posible de ciudad, ni alcalde que la defienda. Y ejemplos de veleidades y de convicciones volátiles hemos tenido en demasía en años anteriores. Esas sólidas convicciones están en el modelo de ciudad del que tanto hemos oído hablar al alcalde. Un modelo que pretende corregir desigualdades y desequilibrios históricos, arraigado en su mejor historia y tradiciones, pero orientado a esa sociedad del conocimiento basada en la investigación y la innovación de las que presumen con razón Granada y su Universidad. Sólidas convicciones también para afrontar los problemas, negociar y resolver los conflictos, algo fundamental cuando se está al frente de una institución tan importante como el Ayuntamiento.

Y, por supuesto, haber conectado con los problemas de la gente con una política útil y cercana, que piensa en el bienestar de la ciudad y en el cuidado de las personas. El arreglo de calles y plazas, la atención a las personas mayores, la protección de las más vulnerables, o el apoyo a la música y la cultura están en esa clave que pone corazón a la vida política. Un buen gobierno, como decía el viejo filósofo griego, Aristóteles, es el que procura la felicidad de la ciudad. Aunque quede mucho por hacer, creo que estamos en el buen camino.







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