El Monasterio de la Cartuja en Granada: historia del siglo XVI

Lugares como la iglesia, el refectorio o la sacristía, llamada 'la Sacristía más bella del mundo', se pueden visitar de lunes a domingo

Acto de entrega de honores y distinciones de la ciudad de Granada
Monasterio de la Cartuja en Granada | Foto: Archivo / Antonio L. Juárez
Nuria Cabrera
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El también conocido como el Real Monasterio de Nuestra Señora de la Asunción de la Cartuja es uno de los máximos ejemplos de la arquitectura barroca en España y Andalucía. Considerado Bien de Interés Cultural, fue declarado Monumento histórico-artístico, que pertenece al Tesoro Artístico Nacional, y, actualmente, se puede visitar todos los días de la semana.

Su historia se remonta en el siglo XVI, cuando Don Gonzalo Fernández de Córdova, llamado el Gran Capitán, donó sus terrenos para construir el monasterio, el cual sería el mausoleo familiar. En un principio, la zona donde quería construirlo era la Fuente de las Lágrimas, cerca de Alfacar, pero finalmente, los monjes fundadores, decidieron cambiar la ubicación. Este hecho hizo que el Gran Capitán se molestara y abandonara así el proyecto.

Las obras empezaron en 1596, pero fue tres siglos más tarde cuando terminó su construcción. Por ello, la variedad de estilos predominan; el Gótico, el Renacimiento y el Barroco. En el monasterio vivieron los monjes de la Cartuja, que provenían del Monasterio de Santa María del Paular, hasta que en 1835 fueron expulsados, destruyendo el claustro y las celdas siete años después.

Diferentes salas, la iglesia, el refectorio o la sacristía, son algunos de los lugares que se pueden apreciar durante la visita al monasterio.

La visita empieza en el Claustrillo, el lugar donde conectaban las dependencias comunes de los monjes. Un lugar lleno de paz, en un patio con una fuente en el centro y rodeado de diferente plantación, con el olor que destaca de los naranjos.

Siguiendo el recorrido, se encuentra el Refectorio o comedor de los frailes, muy curioso por las obras de Fray Juan Sánchez Cotán o los cuadros como la Santa Cena. Junto a este lugar, hay diferentes salas que eran el lugar donde los monjes hacían la penitencia.

En la iglesia se encuentran los mayores tesoros. Se divide en tres partes; la parte de los fieles, el coro de los hermanos legos y el Altar Mayor. En este último se encuentra el Sagrario, un altar con su baldaquino de auténtico mármol de Lanjarón.

Finalmente, está la Sacristía. Llamada 'la Sacristía más bella del mundo', es especial porque era el lugar donde los frailes se preparaban para la misa comunitaria, el momento más importante del día para ellos.

Paredes blancas, mármol de color rojizo, baldosas blancas y negras en forma de rombo, todo un lujo y descubrimiento que te dejará con la boca abierta por su preciosa arquitectura.







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