La última carrera de Núñez Blanca, el atleta que murió salvando a dos niños

Su amigo Paco Sánchez Vargas y su entrenador, Santiago Pecete, recuerdan la figura del fondista granadino cuando se cumplen 40 años de su fallecimiento

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El atleta granadino Rafael Núñez Blanca, en imagen de archivo | Foto: Archivo GD
Chema Ruiz España
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La última carrera de Rafael Núñez Blanca (Granada, 1957) fue lejos del barro que le vio crecer como promesa del atletismo. Era un lluvioso 21 de abril de 1984 y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles asomaban a la vuelta de la esquina. El corredor granadino se encontraba con su novia en la playa de Cotobro, en Almuñécar, cuando escuchó los gritos de dos niños que, arrastrados por la resaca del mar, pedían auxilio. El agua embravecida los devoraba. El fondista no dudó un instante y, al impulso de una corazonada, salió al sprint hacia las olas. Nadó hasta alcanzarles y, primero, sacó él mismo a uno de los chicos; regresó seguidamente más rápido que la corriente para recoger al otro chaval, a quien consiguió acercar a la orilla para que emergiera por su propio pie. Pero a él no le dio la vida para volver. "Le fueron a coger cuando iba a salir, pero cayó de nuevo y nadie se tiró. No se atrevían por cómo estaba el agua. Sabían lo que podía pasar", recuerda Paco Sánchez Vargas, exatleta olímpico y uno de sus mejores amigos. Se desvaneció, en apariencia por un corte de digestión, para que su leyenda viviera en la posteridad.

Núñez Blanca, en el centro, durante una carrera | Foto: Remitida

Núñez Blanca, en el centro, durante una carrera | Foto: Remitida

"La verdad es que fue un héroe granadino. Salvó a dos personas y dio su vida por ello. Son hechos heroicos", subraya Sánchez Vargas sobre su amigo, de cuya muerte se cumplen 40 años este domingo. Compartió con él tardes de entrenamientos, viajes y competiciones, y hasta la mili. "La hicimos en el Regimiento de Artillería Campaña número 16. La verdad es que teníamos bastante amistad", precisa. Junto a ellos compartió tantos momentos de esfuerzo y éxito Santiago Pecete, su entrenador. Fue él quien descubrió el talento del corredor granadino al comenzar a trabajar como profesor de Educación Física en la antigua Escuela de Maestría Industrial, el actual instituto Hermenegildo Lanz. "Le vi correr y dije 'la Virgen, ¿esto cómo es? ¡Qué barbaridad!'", expresa aún como si todavía pudiera contemplar la carrera del atleta granadino en su retina. "Era un tío extraordinario", sostiene.

La voz de Pecete se apaga cuando recuerda lo que estuvo a punto de ocurrir. Para aquel mes de abril del 84, Núñez Blanca había dejado ya de lado la competición hacía algún tiempo. "El día antes de que muriera, hablé con él. Había dejado de entrenar. ‘Rafa, con lo que tú eres, ¿cómo lo has dejado? Vamos a prepararnos y vamos a hacer el maratón, que verás que lo vas a hacer de puta madre’, le dije…", relata su antiguo entrenador. El fondista lo pensó, pero acabó convencido. "Venga, me voy a ir a Almuñécar con mi novia y, cuando vuelva, vamos a hablar, que me voy a poner otra vez a entrenar", afirma que respondió. Pero no pudo volver al tartán.

"Él era muy arrojadizo. Era un hombre de gran corazón y creo que no lo pensó", se encoge Sánchez Vargas, a quien no le sorprende realmente la valentía que guió al fondista a lanzarse al mar. Tampoco a Santiago Pecete, quien asegura que "se podía esperar". "Le encantaban los niños y tenía muchas ganas de tener hijos. Era un personaje tremendo", apunta, con énfasis en su carácter guerrillero.

Un fondista que "echaba chispas"

A Núñez Blanca le picó el gusanillo del atletismo en el instituto. "Formamos un equipo de atletismo de juveniles", recuerda Sánchez Vargas. Pecete vio en ellos el talento y comenzó a moldearlo en el Estadio de la Juventud. "Había mucha gente buena", recuerda su entrenador. Motivó al fondista granadino a participar en su primera carrera en Motril. "Fui con él, que decía que no podía competir. Le dije que corriera todo lo que pudiera, que no se preocupara de nada. A todo tren", narra. "Todos eran veteranos y dijeron ‘déjalo que corra’. Salió echando chispas. Solo le cogieron al entrar a la meta todos juntos. ‘¿Quién es este? ¿De dónde ha salido?’, se preguntaban todos, asfixiados perdidos. 

Núñez Blanca, en plena carrera | Foto: Remitida

Núñez Blanca, en plena carrera | Foto: Remitida

Desde entonces, comenzó a tomarse en serio el entrenamiento y la competición, al tiempo que forjaba una sólida amistad con Paco Sánchez Vargas. "Salir los fines de semana y esto no lo hacíamos, sino que éramos muy amigos del día a día. Nos veíamos cinco o seis días a la semana porque entrenábamos juntos todas las tardes durante ocho o diez años", recuerda el corredor de La Zubia, quien le describe como "muy fantasioso". "La verdad es que lo pasábamos muy bien corriendo con él y entrenando, con sus charlas, las historias que contaba… Él vivía en el Barranco del Abogado, que en aquella época era un sitio un poco conflictivo, pero era un gran chaval. Nos contaba muchas anécdotas, muchas vivencias suyas", detalla con cariño.

Las amistades de su barrio le metieron en más de un problema, lo que a la larga también terminó pasándole factura en su carrera deportiva. Pero hasta entonces, logró proyectar un futuro brillante. "Fuimos al Campeonato de España de campo a través escolar y quedamos primeros", recuerda Pecete, a lo que Sánchez Vargas añade la participación en el Campeonato del Mundo de dicha disciplina en 1979, en Limerick. "No lo hicimos muy mal del todo y fuimos a algunos encuentros internacionales sub-23 contra Francia y Alemania", apostilla el corredor olímpico. En el tartán, Núñez Blanca compitió en obstáculos, aunque no tuvo la misma progresión. 

"Podía llegar a unos Juegos Olímpicos", valora Pecete, quien considera que "tenía buen futuro". "Él era muy bueno. Potencial tenía para ello", coincide Sánchez Vargas, quien lamenta que, precisamente, tras el Campeonato del Mundo de 1979 abandonara los entrenamientos. Empezó a sufrir lesiones que le lastraron hasta que dejó la competición. Jamás llegó a unas olimpiadas.

Monolito en memoria a Rafael Núñez Blanca en la playa de Cotobro | Foto: Archivo GD

Monolito en memoria a Rafael Núñez Blanca en la playa de Cotobro | Foto: Archivo GD

Homenajes

A la muerte del fondista se sucedieron los homenajes por su heroicidad. Santiago Pecete y Paco Sánchez Vargas promovieron junto con la Diputación de Granada un mitin de atletismo en su memoria que hasta el año 2000 se estuvo celebrando en categorías superiores, pero desde entonces lo hizo en inferiores. En 1987, la institución provincial le dedicó un monolito en la playa en la que murió. "En memoria al atleta Rafael Núñez Blanca. Ganó su última carrera dando su vida por los demás el día 21 de abril de 1984. Los que aman el deporte no te olvidan", reza el mismo. Su apellido da nombre a calles en la capital, en Maracena, en Armilla y en Dúrcal. También a un polideportivo en el barrio del Zaidín.

Santiago Pecete y Paco Sánchez Vargas, en la entrada del Complejo Deportivo Núñez Blanca | Foto: C. R. E.

Santiago Pecete y Paco Sánchez Vargas, en la entrada del Complejo Deportivo Núñez Blanca | Foto: C. R. E.

Bajo el letrero de la instalación se encuentran Sánchez Vargas, que ahora entrena allí a varios deportistas, y Pecete; brotan las historias y los recuerdos. "Anécdotas hay muchas, porque Rafa era una excelente persona", sonríe el corredor de La Zubia. Rescatan entrenamientos, viajes y competiciones, como una prueba en Marruecos en la que sorprendieron por su ritmo y acabaron esquivando piedras. "Todavía tengo una copa de plata muy bonita y una alfombra marroquí muy bonita. Ya se le han caído algunas cosas", señala el exatleta. El tiempo va difuminando los relatos, pero no el recuerdo del héroe granadino.