Aixa: poder, estrategia y dignidad en la Granada nazarí
Una figura clave en los últimos estertores del Reino Nazarí y que es ejemplo del papel de la mujer en la alta sociedad musulmana

Esta semana Marta (@PateandoGranada) nos guía por uno de los relatos más poderosos —y a la vez olvidados— de la historia de nuestra ciudad: el de Aixa, o Aisha al-Hurra, la mujer que fue madre del último rey musulmán de la península ibérica, pero sobre todo, una figura clave en los últimos estertores del Reino Nazarí. Una mujer que, entre conspiraciones palaciegas, traiciones y pasiones cruzadas, fue mucho más que una sombra entre los muros de la Alhambra.
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Aixa: la libre, la honesta, la que no se rinde
Granada es una ciudad llena de nombres femeninos tallados en piedra: calles, cármenes, leyendas… pero pocas tan potentes como el de Aixa. Su nombre significa “la viva” o “la libre”, y ambas cosas fue. Hija del sultán Muhammad IX, se crió entre los patios de mármol y las fuentes susurrantes de la Alhambra, pero también entre las tensiones políticas de una dinastía en decadencia.
Su matrimonio con Muley Hacén, uno de los últimos grandes sultanes de Granada, la colocó en el epicentro del poder. Pero cuando su esposo se enamoró de Isabel de Solís —una esclava cristiana que pasaría a la historia como Zoraida—, Aixa no se resignó al destierro del harén. No. Movió ficha. Y vaya si lo hizo.
Aliada con los Abencerrajes, urdió una rebelión palaciega y logró lo impensable: destronar a su esposo y colocar a su hijo, Boabdil, en el trono. Era 1482 y Granada comenzaba a caminar hacia su final, pero también hacia la leyenda.
Una madre, una estratega, una diplomática
El papel de Aixa como madre de Boabdil ha sido repetido hasta la saciedad. Pero su verdadero legado fue otro: el de la mujer que sostuvo con sus propias manos un reino que se desmoronaba. Cuando su hijo fue capturado por los Reyes Católicos en Lucena, fue ella quien negoció su liberación. Cuando el trono se tambaleaba, fue ella quien sostuvo la corona.
¿Y el famoso "Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre"? Puede que no lo dijera nunca, pero la frase ha sobrevivido porque encarna a la perfección su carácter: orgulloso, combativo, indomable.
Los espacios de Aixa: Dar al-Horra, el Cuarto Real y el Alcázar del Genil
En este paseo con Marta nos detenemos en tres de los rincones más mágicos de la ciudad con aroma a la gran mujer musulmana: el Palacio de Dar al-Horra, el Cuarto Real de Santo Domingo y el Alcázar del Genil. En el primero, el más importante de los tres vivió Aixa, aquí planeó su venganza, aquí educó a su hijo. El palacio conserva esa mezcla de melancolía y dignidad que la historia le ha otorgado. Al pasear por sus estancias, una casi puede imaginarla tejiendo alianzas, espiando movimientos o suspirando por la Granada que se desvanecía.
Dar al-Horra no fue solo una residencia: fue su trinchera. El último bastión de una mujer que supo vivir —y resistir— en un mundo de hombres.
La mujer musulmana en la Granada nazarí
Aixa fue una excepción, sí. Pero no fue la única. La sociedad andalusí permitía a las mujeres de la nobleza una cierta autonomía. Podían poseer bienes, influir en la política doméstica, incluso escribir poesía o ciencia. Pero siempre desde los márgenes. Desde las estancias interiores. Desde el anonimato.
Y ahí es donde entra otra mujer clave para entenderlo todo: Bárbara Boloix Gallardo, catedrática de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de Granada. Ella es, hoy por hoy, la única investigadora en España especializada en la historia de las mujeres musulmanas en al-Ándalus. Su obra Las sultanas de la Alhambra es una joya necesaria que rescata del olvido las vidas de mujeres como Aixa, y nos permite mirar la historia con una lente menos masculina.
Gracias a su trabajo sabemos que la Alhambra no fue solo un espacio de poder masculino, sino también un universo habitado por mujeres inteligentes, cultas, con agencia y con una voz que durante siglos fue silenciada. Boloix no solo investiga: reescribe. Y con ello, nos invita a repensar el papel de la mujer en la historia de nuestra ciudad. Algo que Marta quiere destacar cuando habla de el poder de Aixa.
Aixa, ayer y hoy
En este tercer episodio de 'Pateando Granada con Marta', hemos querido rendir homenaje a una mujer que no cabe en los márgenes de los libros de historia. Aixa fue madre de un rey, sí. Pero también fue consejera, estratega, enemiga política, diplomática y símbolo.
Mientras paseamos por las callejuelas del Albaicín, mientras el Darro murmura historias antiguas, Aixa nos acompaña. En cada rincón donde se libraron batallas invisibles, en cada susurro de los muros rojizos de la Alhambra, está su huella. Una huella que, gracias a mujeres como Bárbara Boloix, vuelve a latir con fuerza.
Porque Aixa no fue solo parte de la historia de Granada. Aixa es Granada.
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