Semana Santa para el paladar: Las especialidades de la Espiga Dorada de Motril
Además de sus productos de siempre, la panadería elabora roscos de anís o pestiños para estas fechas tan señaladas

La Semana Santa es época de ver pasos en la calle, de oler a incienso y de contemplar gotas de los cirios cayendo en las aceras. Pero también es un tiempo de reencuentros, de recogimiento y de disfrutar de las pequeñas cosas como la gastronomía, especialmente los dulces. Pestiños, roscos de anís o torrijas son placeres dulces que resultan imprescindibles para vivir una Semana Santa al completo. En Motril, todos estos sabores cobran vida para el paladar gracias a la Espiga Dorada.
La Espiga Dorada es una panadería motrileña cuyo origen se remonta a 1986. En un primer momento, se ubicaba en la Calle Santiago - bajo el nombre de panadería Martos-, pero años más tarde se trasladó a la Calle San Millán Alto , justo al lado de la Calle Ancha, donde se encuentra actualmente. Hace casi una quincena, Manuel y Reinaldo pasaron a ser conjuntamente sus propietarios y llevan desde entonces trabajando codo con codo para ofrecer a los motrileños unos productos sin igual, que ya son más que típicos. Además todo lo que venden es realizado y horneado por ellos cada día, dando a sus clientes auténticos sabores tradicionales con un sello artesanal.
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En sus inicios la panadería únicamente hacía pan de gran tamaño, ya que antiguamente de esta manera aguantaba más días en las casas, pudiendo cortarse en cuñas o rebanadas. Posteriormente, empezaron con las barras de pan y hace aproximadamente quince años, añadieron las baguettes. La Espiga Dorada es muy conocida por su típico pan de aceite y sus tortas de azúcar. También tienen a disposición de los clientes magdalenas, pasteles, bollería- palmeras, suizos, bilbaínos y un largo etcétera- y además reparten a domicilio y a los bares y restaurantes de muchos motrileños, así que no es de extrañar que si disfrutas de una de las usuales tapas en un bar estés comiendo uno de los "bollitos" de pan de la Espiga Dorada.
Volviendo a la época de pasión, uno de los dulces más demandados son los roscos duros de anís. Elaborados con azúcar, aceite de oliva, vino blanco, matalauva y el propio aguardiente. Como Manuel y Reinaldo han mostrado a GranadaDigital, estos roscos son amasados durante veinte minutos para posteriormente y de forma manual, darles la forma deseada, tras ello se hornean otros veinte minutos, completando un proceso que conserva la esencia de lo artesanal. Otro producto estrella para estas fechas es el pan para torrijas que, aunque se vende todo el año, en estos días se duplica o se triplica su demanda. También venden la harina prensada fresca ideal para aquellos amantes de la cocina que prefieren hacer en casa los platos de Semana Santa. Dulces para todos los gustos, porque también tienen pestiños y roscos de azúcar. Además, la Espiga Dorada contribuye al mundo cofrade elaborando el pan para los bocadillos de la mayor parte de las Hermandades y Cofradías de Motril que toman todos los hermanos tras las salidas procesionales.
En tiempos donde lo elaborado artesanalmente tiene cada vez más valor, la Espiga Dorada continua siendo un referente de lo veterano, lo de toda la vida, el buenhacer y el cariño en cada receta. Sabores que conectan a generaciones que no solo endulzan la Semana Santa, también forman parte de los motrileños. Porque en cada rosco, pestiño o pastel hay mucho más que simples ingredientes: hay raíces, historia y tradición.
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