Los regantes de Dílar alzan la voz contra los caudales ecológicos: "Estamos en una situación de asfixia"

Lamentan que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir no tenga en cuenta las características del lecho fluvial a la hora limitar el regadío

Campos de cultivo en la ribera del río Dílar, a su paso por el municipio homónimo Foto Remitida
Campos de cultivo en la ribera del río Dílar, a su paso por el municipio homónimo | Foto: Remitidas
Miguel López Rivera
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Más allá de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, el del agua está llamado a ser el gran conflicto venidero que se avecina a nivel mundial. La subida de las temperaturas y la falta de lluvias afectan tanto al suministro como a los regadíos, y la racionalización del líquido elemento conlleva restricciones que se dejan notar en el campo y amenazan con encarecer el precio de los alimentos en los mercados.

Esta situación no es ajena a Granada. Como en toda Andalucía, el olivar es uno de los sectores más perjudicado por la sequía. El resto de cultivos tampoco se libran y, en algunas zonas de una tierra tradicionalmente fértil como la Vega, se empiezan a notar los problemas derivados de la falta de agua.

Es lo que está sucediendo en Dílar, donde los regantes andan molestos por lo que consideran "falta de sensibilidad" de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir a la hora de establecer los baremos en los caudales ecológicos. Detrás de este concepto se hallan una serie de políticas encaminadas a salvaguardar la vida de las especies autóctonas de los ríos para que éstas puedan subsistir en condiciones naturales.

La más evidente de esas políticas, obviamente, es la preservación de un mínimo de agua en el caudal fluvial a fin de que este no se seque. Para ello, se hace necesario limitar los riegos, decisión que ha levantado el descontento de los comuneros de este municipio. O más que este hecho en sí, los términos en los que se ha producido, sin tomar en consideración, lamentan, las características del lecho del río Dílar a esta altura del cauce, "donde el suelo arenoso y de grava filtra en exceso el agua", según denuncian.

Usar el agua de la Laguna de las Yeguas para que sirva como pantano regulador, la solución que proponen los regantes | Foto: Archivo GD

Así lo expone Juan Miguel Rodríguez, uno de los regantes afectados, que resume a GranadaDigital la difícil situación que atraviesa el campo en este municipio del Área Metropolitana. "Fue la propia guardería de la Confederación Hidrográfica la que nos reconoció que eran un suicidio los niveles establecidos para el caudal ecológico. Estamos hablando de un río estacional. El caudal ecológico del río no llega más allá de los 1.200 metros. Hasta las truchas se pueden quedar sin agua en ese entorno", ejemplifica a modo ilustrativo.

La idea de estos caudales ecológicos es mantener la vida piscícola y el buen estado de los ríos para conservar su vegetación, pero, aclara Rodríguez, "el río no mantiene su propia ribera, y mucho menos salvaguarda la vida de los peces". Este agricultor critica que "antes regábamos todos los días de la semana con el agua que necesitáramos hasta el límite de 89 litros por segundo en la Acequia Alta, por ejemplo. Siempre hemos ido por debajo de esos estándares. Y si no regábamos, el agua volvía al río".

Riego limitado y compartido

Esa Acequia Alta a la que se refiere es una de las cuatro que canalizan el agua desde el río hasta los cultivos. Actualmente son cuatro las que riegan 160 hectáreas de terreno. La ya mencionada Acequia Alta tiene un caudal de concesión máxima de 87,39 litros por segundo para riego los días que toca; 37,60 la Acequia Baja; 2,5 la del Candil o Nueva; y 0,5 la Acequia de las Islas.

Eso significa que todos los regantes del municipio no pueden usar más de ese agua los días que pueden hacer uso de ella. ¿Pero sólo los de Dílar? No, tampoco los de Otura, pues ambos pueblos tienen compartido el turno para que el riego sea más continuado al no disponer de pozos ni balsas como sí sucede en otros municipios. La cantidad de agua que pueden utilizar, por tanto, se limita aún más, a la mitad, con el hándicap añadido de que están en un curso más alto del río, donde el lecho es más absorbente, y con apenas dos días a la semana asignados.

"Han puesto unos detectores con limnímetros, pero ya están dando por debajo del caudal que debería llevar el río. En el momento en el que bajemos de la media de 100 litros, se dará situación de sequía prolongada. En la parte superior nos encontramos en una situación de asfixia. Están desvistiendo un santo para vestir otro. Alhendín, Las Gabias u Ogíjares –los otros tres municipios que recogen agua de este río para el regadío– tienen más agua que nunca porque se les rellena el acuífero y ellos sí tienen pozos. Pero Gójar, Otura y Dílar, que estamos en la cabecera, por la propia orografía del terreno, no disponemos de ellos", se queja amargamente Rodríguez, quien afea a Confederación que "con esos mismos limnímetros que ellos usan nos pueden multar a nosotros, a quienes nos exigen que contadores volumétricos".

Disparidad de criterio para hallar soluciones

Este periódico ha preguntado a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir su posición respecto a la queja de los regantes. Desde el organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico se han remitido a lo acordado en sendas reuniones los pasados 5 de mayo, para la constitución de las Mesas de los ríos Dílar (Granada) y Guadalbullón (Jaén), y 13 de abril, "para solucionar el problema de la escasez de caudal", tal y como la propia Confederación publicó en su web.

"Durante la reunión mantenida con el comisario de Aguas de la CHG, Alejandro Rodríguez, y ante el estado de sequía y bajos niveles de caudal, los regantes han mostrado su colaboración para trabajar por el cumplimiento del caudal ecológico del río y se han comprometido a modernizar los sistemas de control de sus tomas de agua", se limita a especificar el ente público en el comunicado colgado en su portal oficial.

Juan Miguel Rodríguez recrimina a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir que haya aportado como solución "construir balsas de riego y pozos". En el primero de los casos, "con sus respectivos planes de emergencia que ni siquiera la propia administración lleva a cabo, y sin tener en cuenta el impacto ambiental y visual que causaría". Respecto a los pozos, arguye, "no se puede comparar la capa freática que hay en la parte de Las Gabias a la que tenemos en la cabecera del río Dílar". "Además, no se hacen labores de limpieza por parte de la propia Confederación. Por todo el río hay caña, una especie invasora, y troncos de árboles atravesando el puente", sentencia antes de zanjar: "No podemos llevar a cabo ni el riego porque hemos compartido esos 30 o 40 litros de diferencia, que es lo máximo que cogíamos. Tenemos unos derechos históricos y todo eso son datos avalados por la UGR".

Como solución alternativa, los regantes miran a la Laguna de las Yeguas, "una presa que podría servir de pantano regulador". Juan Miguel Rodríguez sustenta esta decisión en los 350 hectómetros cúbicos de capacidad total de este banco natural de agua. "Ya le mandamos los números a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir con las variables hechas según la ecuación de Torricelli y la ecuación de Bernoulli". De esta forma, asevera, se puede "comparar lo que supondrían 45 litros por segundo en las salidas durante el mes de julio". "Esos 45 litros, en agosto serían 40 por segundo y 20 o 25 litros por segundo en septiembre", concluye finalmente el regante afectado.

GranadaDigital ha contactado con otros regantes del municipio para constatar que esta problemática está extendida entre el resto de la comunidad, recibiendo respuesta afirmativa pero sin querer pronunciarse al respecto.







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