El muro de Berlín en 'Graná'

SEMANA SANTA 2025 DOMINGO DE RAMOS (42)
El Cautivo durante su recorrido procesional por Acera del Darro | Foto: Antonio Rivero
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El de Berlín se levantó en una sola noche, el de 'Graná' en varios días. Se lo digo salvando las distancias entre uno y otro y en tono totalmente irónico, pero con fondo muy serio. A este que les escribe, esta Semana Santa y su recién estrenada carrera oficial y organización de tribunas, le parece un total desacierto.

El Lunes Santo me dispuse a ver alguno de los pasos que procesionaban y ese mismo lunes se me quitaron las ganas de volver a salir ningún otro día.

Granada ha estado dividida esta Semana Santa por una muy visible 'Línea Maginot', por el 'Muro de Berlín Granaíno' en que se ha constituido la enorme, larga y extensa carrera oficial. Desde la puerta de la Basílica de la Virgen de las Angustias hasta la Catedral, ni más ni menos.

Un 'Muro de Berlín' casi infranqueable salvo por los diferentes 'Checkpoint Charlie' a modo de pasos controlados que se habilitaron para pasar de la Granada 'oriental' a la 'occidental' y viceversa, eso sí, aguantando enormes colas ya desde el mismo lunes que hacían que se te quitaran las ganas de pasar.

Los 'granaínos' de la parte oriental teníamos que comernos los helados de Los Italianos por la mañana, que no había desfiles procesionales, o bien soñar con ellos pues por la tarde era casi imposible el paso y solo apto para los muy valientes y pacientes. Un desastre.

Hemos quedado divididos, ahora más que nunca y durante una semana, en los 'granaínos' de la Granada oriental y los de la occidental. Nunca me había sentido prisionero en mi propia Semana Santa, este año sí.

¡Ay, Granada, mi Granada! Que no hay ciudad en el mundo que se vista de gala con tanta devoción y, por qué no decirlo, con tanta parafernalia como la nuestra cuando llega la Semana Santa. Y este año, ¡agárrense los machos! la nueva organización de las tribunas y palcos ha revolucionado el cotarro cofrade y el paisanaje de a pie.

No sé si ustedes recuerdan la Carrera de la Virgen de antaño, ese bulevar central donde los abuelos paseaban con el bastón, las parejas se daban la mano y los niños correteaban esquivando palomas. Pues bien, este año, la Carrera se ha convertido en el nuevo kilómetro cero de la Semana Santa granadina. Donde antes había bancos y flores, ahora hay hierros, tablones y operarios con chaleco reflectante.

El cambio no ha sido moco de pavo. Después de años de pruebas, debates y alguna que otra bronca de hermandad -que aquí discutir es deporte local-, la Federación ha decidido que la Carrera de la Virgen sea el nuevo inicio de la carrera oficial. ¿Y qué significa esto? Pues que ahora, en vez de empezar el desfile en Ganivet, el paso común de las cofradías arranca en pleno corazón de Granada, con más palcos que nunca y, por supuesto, más posibilidad de recaudar dinerillo fresco para las arcas cofrades. Aun así, algunas hermandades han protestado por el cambio de recorrido, por los horarios ajustados y por la sensación de que la esencia se pierde entre tanto hierro y tanto protocolo, todo ello sin contar, además, con el esfuerzo extra de los costaleros al tener una carrera más larga.

Si usted es de los que piensa que montar palcos es cosa de un rato, le invito a darse una vuelta por la ciudad un lunes cualquiera de Cuaresma. Los operarios empiezan a primera hora, con la precisión de un cirujano y la paciencia de un santo. Este año, la novedad es que hay 27 estructuras móviles que se montan y desmontan a diario, como si fueran los castillos hinchables de las ferias, pero sin payasos. Bueno, alguno habrá, pero de paisano.
Y claro, con tanto hierro y tanto corte de calle, los vecinos y comerciantes andaban con el ceño fruncido. Que si no se puede pasar, que si el camión no entra, que si la clientela se pierde entre vallas. Todo quejas.

No nos engañemos: la Semana Santa mueve más dinero que la Lotería de Navidad. Y los palcos, amigo lector, son el nuevo oro granadino. Este año, con la ampliación del recorrido y la nueva organización, hay 373 nuevos palcos disponibles, todos con sus sillas bien alineadas y vistas privilegiadas a la procesión.

Las sillas y los palcos en las tribunas se han democratizado y hoy en día casi todo el mundo puede acceder a ellos. Los abonados a las tribunas se sienten como marqueses, mientras el resto del pueblo se apretuja en las aceras, subido a las farolas o encaramado a las vallas, como si fuéramos monos en la selva urbana. Lo de siempre, nada nuevo. Aquí, como en todo, el que paga, manda. Y el que no, a buscarse la vida entre empujones y codazos, que para eso somos expertos en el arte de la supervivencia cofrade. La Semana Santa es del pueblo y no de unos pocos privilegiados, o eso creía yo hasta hoy.

Volviendo de nuevo al 'muro de Graná' les diré que considero un total desacierto esta modificación. La Semana Santa de Granada es única por su mezcla de solemnidad y espontaneidad, por ese cruce de culturas, olores y sonidos que no caben en ningún palco, por muy bien montado que esté y por esa libertad para moverse como en ninguna otra ciudad para poder ver este o aquel paso. Si nos encierran, si nos dividen, si parten la ciudad en dos por su arteria principal y nos tenemos que aferrar a aguantar las largas e interminables colas de los pasos 'Checkpoint Charlie', se acabó la gloriosa Semana Santa Granadina. El sentir popular se terminará por apagar ante los beneficios económicos de unos pocos. Y lo digo tal como lo siento.

Pido desde esta tribuna -la de GranadaDigital, no desde la de la carrera oficial- una reflexión profunda a las cofradías granadinas, a las autoridades y a todo aquel que tenga algo que ver con este desbarajuste para que devuelvan la libertad a la gente y a las calles durante nuestra Semana Santa. Deshagan -si ello fuera posible- la decisión tomada y reconsideren que, a pesar de ser algo bueno para sus arcas, no lo es para los que nos gusta el patear las calles y ver los distintos desfiles con libertad y desde diferentes ángulos y perspectivas. Este 'muro de Berlín granaíno' no ha funcionado, reconózcanlo, en una ciudad con la arquitectura, el diseño y el trazado urbano de la nuestra.

Y a usted sufrido ciudadano de a pie, si me permite un consejo, no se obsesione con el palco perfecto. Salga a la calle, mezcle el olor a incienso o azahar con el de los churros recién hechos, escuche la música de la banda y déjese llevar por la marea humana. Porque, al final, la Semana Santa de Granada es de todos, aunque a veces algunos quieren que parezca que es solo de unos pocos con silla reservada.







Comentarios

Un comentario en “El muro de Berlín en 'Graná'

  1. Desencantada esta Semana Santa ,l9 peor que entrabas en algunas calles y se formaba un tapón que no podías salir para ningún sitio

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