Personas que aman lo que hacen

Amar lo que hacemos nos hace responsables del acto de apreciar, agradecer y emprender en lo que nos toca hacer. Hacer lo que amamos es hacer lo que nos apasiona, eso nos traerá placer y por ende seremos felices.
¡Qué importante es amar lo que hacemos cada uno de nosotros! También es positivo encontrar el trabajo que queríamos tener y así hacemos lo que amamos.
Personas que hacen lo que aman, al conocerse a sí mismos, eligen un camino en el que desprenden un entusiasmo, una pasión y un optimismo muy contagiosos porque disfrutan profundamente con lo que hacen.
Junto a hace lo que aman, es más importante amar lo que hacen. Así encontrar lo que realmente nos apasiona en la vida es una de las claves de la felicidad. Es importante aprender qué nos motiva a las personas que amamos lo que hacemos para seguir este sano ejemplo. Y es necesario reconocer los brillos en los ojos producidos por el placer de dedicarse a aquello que más nos gusta, que más nos mueve y resuena. El mundo necesita personas que disfruten con aquello que hacen.
Simplemente la clave es procurar elegir a la gente adecuada que no hay que motivarlos a base de premios o castigos, que vienen motivados de casa, en donde no es necesaria la jerarquía ni el control.
Al tener muy clara cuál es la aportación de valor de quien hace lo que ama y ama lo que hace, no importa dónde y cuándo desempeñe su labor.
Todos los grandes líderes –como Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela o el Dalái Lama– comparten una serie de rasgos:
1. Cuestionan su sistema de creencias. Están abiertos al cambio, atreviéndose a cuestionar las creencias de su entorno social y familiar. Así es como desarrollan un pensamiento propio que les permite tomar decisiones movidas por su intuición.
2. Conocen su sombra. Están comprometidos con su propio autoconocimiento y autoliderazgo. Este viaje de introspección les permite comprender, aceptar e integrar su lado oscuro, transformando sus defectos en cualidades. De este modo se convierten en personas inspiradoras.
3. Cultivan su inteligencia emocional. Saben relacionarse con empatía, respeto y asertividad. Tratan a sus colaboradores como ellos necesitan ser tratados para que voluntariamente se comprometan y den lo mejor de sí mismos. De este modo crean un agradable clima laboral marcado por la confianza.
4. Inspiran a través de su ejemplo. No esperan a que las cosas cambien, ellos mismos son el cambio que quieren ver en sus empresas. De hecho, son líderes no porque se atribuyan dicho título, sino porque otros les siguen. Se ganan su autoridad como consecuencia del servicio que prestan a la sociedad.
Estos cuatro aspectos se suman a una forma de hacer que apoya que la gente se sienta que hace lo que ama y ama lo que hace. Aunque parece un juego de palabras, "amar lo que haces" es distinto de "hacer lo que amas". Sin duda, mejor hacer algo que nos gusta que algo que no nos gusta. Son pocas las personas que sienten en su interior una pasión intensa y sostenida en el tiempo; la mayoría mezclamos intereses que en distintas épocas se van sucediendo con distinta intensidad.
Podemos amar algo y odiar hacerlo. Y aunque amemos algo, la vida nos dirá si somos buenos para hacerlo profesionalmente. Pero si amamos lo que hacemos, lo haremos lo mejor posible, buscando el mejor resultado y poniendo nuestro entusiasmo, talento y dedicación en cada momento, en cada acción y en cada relación de nuestra vida. Eso sí nos hará feliz.
Dado que en un momento determinado tenemos que hacer lo que tenemos que hacer, procuramos hacerlo lo mejor posible. Procuramos enfocarlo de la manera más positiva posible, procuramos aprovechar para aportar algo, procuramos extraer de esa experiencia el mayor aprendizaje que podamos. Concentrémonos en lo bueno que tiene lo que hacemos, siempre hay algo. Pongamos curiosidad, pongamos interés, pongamos afán de superación.
Aunque para mí, la única manera de hacer un gran trabajo, es amar lo que hacemos. Por tanto, no se trata tanto de hacer lo que amamos, sino de amar lo que hacemos. El reto no es encontrar un trabajo que amemos. Es lograr amar el trabajo que tenemos. Y para ello:
1. Enfoquémonos en nuestras fortalezas
2. Preguntémonos qué tipo de vida queremos tener
3. Asesorémonos por profesionales o personas con una experiencia similar
4. Trabajemos cada día por nuestras metas
5. Motivémonos para dar la mejor cara a nuestro día.
6. Pongamos nuestro trabajo en perspectiva. Cuando nos sintamos estresados, miremos más allá de nosotros mismos y de nuestro trabajo y consideremos el mundo que está allá afuera.
7. Creemos un ambiente de trabajo agradable y de reconocimiento, con una actitud positiva y alegre.
8. Hagamos que nuestros momentos de descanso cuenten.
9. Planifiquemos bien nuestro tiempo. Sentir que tenemos un propósito y estamos trabajando hacia una meta comienza con estar bien preparado.
10. Apaguemos una vez que dejemos el trabajo y podamos disfrutar plenamente de lo que estamos haciendo y aprovechemos para desarrollar un Plan B.
La única manera de hacer nuestro mejor trabajo es amar lo que hacemos. No nos conformemos.