El periodista granadino Enrique Abuín repasa la situación en la frontera de Polonia y Ucrania

Unas 50.000 personas entran al día por la frontera de Dorohusk hacia Chelm y Lublin, ciudades que acogen a los refugiados en pabellones

FOTO DIRECTO ENRIQUE ABUIN
Enrique Abuín charla en GranadaDigital | Captura
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La vida en la frontera de una guerra es diferente. Afecta, aunque solo sea en un viaje de tres días. El periodista granadino Enrique Abuín se ha desplazado las últimas jornadas a Lublin, Chelm y Dorohusk, zona por la que están entrando la mayoría de refugiados ucranianos que huyen de la invasión rusa.

Este miércoles ha participado en los #DirectosEnRed, junto a director de GranadaDigital Juan Prieto, para contarnos cómo está viviendo estos días y la forma en la que se está desarrollando la situación. El flujo de personas que llegan a tierras polacas es incesante. Los datos hablan de más de un millón y medio de refugiados. "Cada día entran unas 50.000 personas", comenta Abuín, por la zona de Dorohusk.

Las dos principales ciudades de Polonia que hay siguiendo esa salida de corredor humanitario son Chelm y Lublin. "Lublin podría ser un poco la Granada de Polonia, me recuerda bastante", explica. Los refugiados que llegan a ambas ciudades buscan un primer asilo en los pabellones dispuestos por el Gobierno polaco.

"El que me dejó un poco más impactado fue pabellón de Chelm, que tenía unas 1.000 personas dentro", narra. Aun así, asegura que hay "elementos positivos". "Ves a los niños, que saben lo que está pasando, pero que lo llevan bien. Algunos incluso ríen mientras juegan al baloncesto en los pabellones", describe Abuín.

Son este tipo de elementos los que hacen ligeramente más llevadero el día a día en la frontera. Una frontera a la que no cejan de llegar suministros para las miles de personas que cada día cruzan. "Ahora mismo no hay tanta necesidad de productos", asegura, "pero sigue llegando mucha gente que lo primero que necesita son pañales tras varios días de viaje".

Sin embargo, aunque la situación parece estabilizada en la zona polaca, todo cambia cuando cae la noche. "Ya sabemos cómo es el negocio turbio de la guerra. Hay presencia policial porque hay quienes intentan aprovecharse de la situación. Hay proxenetas que buscan mujeres solas...", explica sobre el estado actual.







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