La calle Azacayas despierta sin presencia policial tras el desalojo del miércoles

La policía ya no está presente y el edificio permanece cerrado, vigilado por una empresa de seguridad contratada por la propiedad

Seguridad privada en Azacayas
Mañana tranquila en calle Azacayas tras el desalojo del miércoles | Foto: E. García
Toni Nogueras
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Después de meses marcados por la incertidumbre y las tensiones, la calle Azacayas ha recuperado este jueves su habitual tranquilidad. El bullicio que protagonizó la jornada del miércoles 28 de mayo ha dado paso a un ambiente sereno y sin presencia policial, lo que ha devuelto la normalidad a los vecinos, tras vivir una jornada excepcional y, en cierta medida, incómoda.

Durante todo el miércoles, el tramo comprendido entre Gran Vía y calle Elvira fue escenario de una gran operación de la Policía Nacional para desalojar el edificio conocido como “La Madriguera”, ocupado desde diciembre con la intención de crear un centro social en el que impartir cursos y ser un espacio para personas que necesitaran un techo. Desde primera hora de la mañana, los vecinos vieron cómo el despliegue de furgones policiales obligaba a cortar varias calles, y cómo incluso se les requería identificarse para poder acceder a sus propias viviendas. Fue un día largo, en el que la incertidumbre y la expectación marcaron el ritmo del barrio.

Un desalojo sin incidentes, valorado positivamente

El desalojo, sin embargo, se desarrolló de forma pacífica. No se produjeron enfrentamientos, ni hubo heridos ni detenidos, algo que los propios residentes y comerciantes de la zona han valorado muy positivamente. “Se temía que pudiera pasar algo grave, porque ya habíamos visto lo que ocurrió en enero, cuando una empresa de desokupación privada intentó echarlos sin orden judicial”, comenta una vecina del entorno. Aquella actuación acabó con un detenido, varios heridos y un ambiente muy crispado. Por eso, esta vez se agradece que haya sido la Policía Nacional quien haya ejecutado la orden judicial con profesionalidad y contención.

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Durante la jornada del miércoles, miles de personas que pasaban por la zona se detenían, móviles en mano, a observar el dispositivo. Era un tema ampliamente conocido por la ciudadanía, pues la ocupación del edificio llevaba más de cinco meses generando titulares y comentarios en redes sociales. El centro social autodenominado "La Madriguera" había organizado durante este tiempo talleres, charlas y otras actividades culturales, aunque sin el consentimiento de la propiedad del inmueble.

Vuelta a la calma y vigilancia 24 horas

Este jueves, sin embargo, todo ese ruido ha desaparecido. La policía ya no está presente y el edificio permanece cerrado, vigilado por una empresa de seguridad contratada por la propiedad, que ahora se encarga de vaciar su interior. Un proceso que llevará varios días y que está siendo realizado únicamente por trabajadores designados por los propietarios. De momento, aunque se especula , no se ha anunciado cuál será el futuro uso del inmueble.

En resumen, los vecinos de Azacayas respiran aliviados. Ha sido un proceso largo, con momentos de tensión, pero finalmente se ha resuelto sin daños personales ni conflictos mayores. La recuperación de la calma en este emblemático rincón del centro de Granada representa un cierre sereno a un episodio que ha puesto en el centro del debate la gestión de los inmuebles ocupados, el papel de los movimientos sociales y los límites de la intervención privada en estos casos.

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