Víctor Díaz en tiempos de Neymar

El lateral derecho encarna mejor que nadie los valores que caracterizan al Granada CF

entrenamiento del Granada CF
Víctor Díaz antes de un entrenamiento | Foto: Antonio L. Juárez
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El fútbol, como casi todo en la vida, evoluciona con el paso del tiempo. En algunos casos, a ritmo vertiginoso. En estos tiempos en los que tenemos VAR, cooling break y fichajes de tres cifras que no sorprenden a nadie, el lema 'Odio eterno al fútbol moderno' cabalga por las redes sociales a lomos de los nostálgicos de las botas negras, el fútbol los domingos a las cinco y la polémica de los lunes.

Así, este verano, como ya ocurriera hace dos, asistimos a un nuevo 'culebrón' en forma de fichaje. En este caso, se trata de la posible salida de Neymar del Paris Saint-Germain. El brasileño, cegado por los focos de la Ciudad de la Luz (o Ville Lumière, que suena mejor), tras dos temporadas en las que su equipo no ha conseguido ganar el trofeo para el que desembarcó en la capital gala y, además, viéndose superado por un ciclón llamado Mbappé, habría decidido volver a hacer las maletas y despedirse de la Torre Eiffel, los Campos Elíseos y los crèpes hasta nueva orden.

Dejando a un lado las posibles variantes para acometer su fichaje, si las cifras que sobrevuelan el traspaso de Neymar se confirman en estos últimos cuatro días de mercado y, teniendo en cuenta que el PSG ya pagó la friolera de 220 millones de euros para sacarlo del FC Barcelona en 2017, estaríamos hablando del jugador que más dinero habría movido en la historia del fútbol. De hecho, ya lo es, pero, si cristaliza esta nueva operación, la cifra ascendería ahora a un total de más de 400 millones de euros. Casi nada.

En caso de que se certifique su vuelta a LaLiga, a la hora en que se escriben estas líneas no sabemos si Neymar visitará el Nuevo Los Cármenes en septiembre de blaugrana o en mayo de blanco. Lo que sí sabemos es que, enfrente, tendrá a un superviviente del 'fútbol de toda la vida'. Un currante del balompié que, a base de esfuerzo, ha conseguido volver a la élite nada menos que capitaneando la nave granadinista. Un lateral derecho incansable que encarna mejor que nadie los valores que el Granada CF lleva por bandera: competir con humildad, que en granadino se dice 'Eterna Lucha'.

Víctor Díaz se presentó ayer en rueda de prensa con una brecha en la cabeza tras su choque fortuito con Sergio Reguilón el pasado viernes en el encuentro frente al Sevilla. Lejos de amilanarse, se lo tomó con humor y afirmó que no era nada que catorce grapas no pudieran arreglar. Es más, salvo sorpresa, no tendrá problema alguno para disputar el próximo partido ante el Espanyol en Cornellá. Y, encima, mandó un mensaje de tranquilidad y confianza en el trabajo que se está realizando. Eso es este Granada. Un Granada que pelea, que confía, que mira a los ojos a cualquier rival y que mantiene la esencia del fútbol vetusto.

Nadie sabe dónde estará en mayo, si desangrándose en la enfermería o saliendo por la puerta grande. Lo que sí parece claro, a tenor de las sensaciones que transmiten sus jugadores y a pesar de las adversidades que puedan venir, es que este equipo competirá y no le perderá la cara a ningún partido a lo largo del curso. Y eso, teniendo en cuenta los últimos precedentes en la categoría, ya es mucho decir. Esa es la obra que ha construido el cuerpo técnico comandado por Diego Martínez y Raúl Espínola. Otros dos trotamundos de este bendito deporte que, con Víctor Díaz y compañía, han conseguido traer ilusión, confianza y orgullo a partes iguales a una ciudad que vuelve a vestirse de rojiblanco horizontal. Dos currantes que saben apreciar lo conseguido y no dudan en aprovechar sus horas libres para asistir a otros estadios y empaparse del fútbol de los próximos rivales. Las comparaciones, una vez más, son odiosas.

Apenas estamos en los albores del campeonato, pero ya conocmos las señas de identidad de este Granada: trabajo, constancia, unión y humildad. Confiemos en que sea suficiente para que Neymar tenga la suerte de jugar en Los Cármenes muchos años más.







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