Viaje a la mejor música española del Renacimiento y el Barroco con la vihuela y la guitarra de José Miguel

El guitarrista ofreció su primer concierto después del confinamiento en el Festival de la Guitarra

MORENO MUSEO ARQUEOLÓGICO
Momento de la actuación de José Miguel Moreno | Foto: José Albornoz
Gabinete
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José Miguel Moreno es una auténtica autoridad en la interpretación de música antigua con instrumentos de cuerda pulsada. Entre ellos destaca su manejo de los antecedentes de la guitarra española. Se trata de un valor seguro y de máximo nivel. Como sucede con tantos otros artistas que actúan durante estos días en Granada, el concierto ofrecido en el Festival de la Guitarra ha sido el primero después del confinamiento.

Levantó enorme expectación su presencia en el ciclo. Moreno tiene unos seguidores que valoran en alto grado, como se merece, su capacidad interpretativa, a la que une facetas didácticas durante el concierto. Comenzó su intervención con la vihuela y lo hizo dando a conocer las principales características de este instrumento, no faltando en el programa piezas del granadino Luis de Narváez, uno de los autores que con más éxito han escrito para el instrumento.

Cuando llegó el momento de viajar hasta el Barroco, exhibió una primitiva guitarra que toma su nombre de este movimiento artístico. Volvió a ejecutar con una destreza propia de quien merece ser llamado 'maestro'. Sonaban páginas inmortales del pasado de la música de España, mientras la tarde se oscurecía hasta presentar la noche en el Palacio de Castril, sede del Museo Arqueológico, que ofreció uno de sus valiosos mosaicos romanos como fondo para la intervención de Moreno. Composiciones de Gaspar Sanz y algunos regalos que hicieron recorrer espacios extramuros de la península ibérica, fueron algunas de las celebradas obras que dejó oír con una musicalidad que transportó a un pasado, que como subrayó José Miguel, hizo que especialmente en el Renacimientomen España se compusieran algunas de las páginas más destacadas de la literatura de la música occidental.

El gesto amable, en ocasiones con la mirada volcada al público, el virtuosismo llevado al máximo grado y un respeto por el sonido original, hicieron de este recital un momento para ser feliz mirando al pasado.







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