Los vecinos del barrio de San Ildefonso alzan la voz: "Nos tienen abandonados"

Okupas, fiestas y vandalismo son algunos de los problemas con los que deben lidiar por su propia cuenta

Vecinos barrio ildefonso, Celia Pérez-5
Las representantes de los vecinos del barrio de San Ildefonso Virtudes Palomo y Angélica Domínguez | Foto: Celia Pérez
Claudia Linette
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Día a día, los vecinos del barrio de San Ildefonso se enfrentan a diversas situaciones que los hacen sentir incómodos e inseguros en sus propios hogares. Ahora, han decidido denunciar estas circunstancias. Okupas, fiestas y vandalismo son algunos de los problemas con los que deben lidiar por su propia cuenta. Estos ciudadanos afirman que se debe a la falta de respuesta por parte de la Policía y el Ayuntamiento.

Angélica Domínguez ha vivido toda su vida en el barrio y desde hace cuatro años es la presidenta de la asociación de vecinos. Explica que los problemas vienen desde hace ya varios años y que, por más que insisten, las autoridades no les han otorgado respuestas ni soluciones. La situación ha llegado a tal extremo que los mismos residentes han propuesto hacer patrullas vecinales.

Okupas

En los alrededores de la Plaza de la Cruz, la situación de los okupas tiene a los vecinos muy preocupados y, a la vez, molestos, pues las ocupaciones ilegales de las viviendas desocupadas son cada vez más comunes. Incluso apuntan que hay casas que han sido tomadas dos veces en menos de tres días.

Cuando los vecinos llaman a la policía para informar de estas situaciones, la respuesta que más reciben es que "no hay unidades" o que "no pueden intervenir". Así lo asegura Virtudes Palomo, quien lleva 73 años viviendo en el barrio y ahora también es la vicepresidenta de la asociación de vecinos. Las portavoces indican que a las veces que los agentes llegan para realizar una desocupación de las viviendas, en diversas ocasiones no lo hacen debido al rechazo por parte de los okupa a dejar el lugar.

Ante este tipo de situaciones los vecinos han decidido tomar las riendas del asunto y encargarse ellos mismos de los okupas.

"A través de los grupos de WhatsApp tenemos controladas las casas y los números de teléfono de los propietarios", explica Angélica. Para alertar de posibles situaciones de okupa detalla que "todos los vecinos están advertidos que en el momento que pasen por fuera de las casas y vean cualquier cosa que les parezca raro, que saquen una foto y la manden".

La razón detrás de esto es que desde la asociación de vecinos cuentan con fotos sacadas previamente, cuando las casas están desocupadas, y las comparan para así confirmar si efectivamente la vivienda está ocupada.

Muchas veces, cuando llaman a la policía para que desocupen una casa, los vecinos y dueños se adelantan a los uniformados y entran también a las viviendas. De esta forma ejercen presión hacia los efectivos para que saquen a los okupas de ahí.

Fiestas y uso indiscriminado de las plazas

Los vecinos ya no salen de sus casas cuando baja el sol, pues denuncian que no pueden vivir una "vida de barrio" y salir a las plazas, ya que los okupas toman estos espacios para juntarse con música, comida y alcohol.

La presidenta de la junta de vecinos cuenta que se instalan en los lugares hasta tal punto que han llegado a poner muebles y hasta un frigorífico. Respecto a este último electrodoméstico, Angelica comenta que cuando le contaron de este hecho ella "no daba crédito" "Creía que era una broma. Me mandaron un vídeo y yo dije, es que no puede ser", agrega.

Vandalismo

"La panadería pinta su fachada y a la mañana siguiente la han rayado, vuelven a pintar y a los dos días es lo mismo", cuenta Ángela. Este acto podría considerarse la punta del iceberg, pues los actos incívicos han llegado a niveles en que la destrucción de la propiedad es tanto pública como privada.

La presidenta de la junta cuenta que, hace aproximadamente un mes y medio, 23 coches fueron vandalizados, dos de ellos fueron quemados. Uno era el vehículo laboral de un vecino, Rafa, quien por este acto recibió una sanción en su lugar de trabajo y, además, fue descendido de su puesto en la empresa. El otro vehículo era la furgoneta de una estudiante. Respecto a los 21 restantes, estos fueron rayados y las llantas reventadas. Un par de meses antes también ocurrió un incidente similar en el que 17 coches se vieron afectados.

Los parquímetros también han sido atacados y siguen siéndolo. Pero no son todos las que hay en el barrio, sino que los más nuevos, que están ubicados en Cristo de la Yedra y en Real de Cartuja. "No es solo que las han vandalizado. Es que se han formado un piquete con el único propósito de reventar las máquinas cada vez que las arreglan", cuenta Angélica. "Estamos rodeados de zona azul y solo se ataca una", asevera. Además, afirman que los bancos de las plazas también han sido dañados.

Angélica apunta que a raíz de estos incidentes los residentes propusieron hacer patrullas vecinales. Esto ocurre según ellos a la falta de respuesta por parte de la Policía Local.

Conservación de los espacios públicos

Desde la Asociación de Vecinos denuncian la falta de compromiso del Ayuntamiento con el mantenimiento del lugar. Se preguntan por qué el municipio está dejando que el barrio se deteriore de una manera "tan brutal". En la Plaza de la Cruz había una pileta que debió ser quitada debido a las fiestas y el vandalismo en la zona.

En lo que respecta a los jardines, la presidenta de la asociación de vecinos explica que la cantidad de personas que trabajan en el mantenimiento de las áreas verdes del Distrito Beiro no son suficientes para cubrir todo y, así, conservar todo en buen estado. Al no tener suficientes jardineros, los árboles se deterioran y finalmente hay que cortarlos. Esto ocurrió con unos olmos, especie protegida. Los vecinos se quejaron de que debían ser podados, pasó el tiempo y finalmente los árboles se rompieron por su cuenta, por lo que debieron ser talados. Angélica dice que "aquí te quejas de un árbol que no se ha podado y te encuentras con que lo cortan".

Virtudes cuenta que ha estado en otros barrios de Granada y la diferencia en cuando a la mantención y limpieza de los espacios públicos es enorme. "No había ni una hoja, ni una gota de polvo. Se podía comer miga en el suelo", dice. "Aquí vienen todos los cafres, dejan la suciedad, luego vienen otros que son más o menos igual de cafres porque el Ayuntamiento esta a ese nivel, que aquí no viene nadie", cuenta la vicepresidenta de la asociación de vecinos.

Estos ciudadanos esperan que sus diversos problemas tengan una solución lo más pronto posible para recuperar su rutina con tranquilidad y sin necesidad de tener que velar ellos mismos por el cumplimiento de las normas.







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