"Si encuentro a alguien que cuide de mis abuelos, me voy a la guerra y no vuelvo a Granada"

Ivan Tsomko, de 24 años, es solo uno de los muchos ucranianos que han decidido regresar a su país para luchar contra Rusia

Ucraniano abuelos
Ivan Tsomko junto a sus abuelos | Foto: Remitida
Miguel López Rivera
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Entre Granada e Ivano-Frankivsk hay más de 3.300 kilómetros por carretera y unos 2.600 en línea recta, aunque no existe un vuelo directo que una ambas ciudades. Al igual que la capital, esta urbe situada en los óblast y rayón homónimos –demarcaciones equivalentes en España a las comunidades autónomas y las provincias– del sureste de Ucrania roza los 230.000 habitantes, lo que la sitúa como una de las 30 más habitadas del país. Entre la comunidad ucraniana de Granada no son pocos aquellos que proceden de Ivano-Frankivsk, que para colmo fue uno de los primeros objetivos de Putin cuando decidió convertir en cruzada sus delirios imperialistas.

Y cuando Ivan Tsomko, de 24 años, decidió viajar a su ciudad natal el 5 de enero para pasar con sus abuelos la Navidad –allí se celebra el 7 de enero en lugar del 24 de diciembre, pues sigue usándose el calendario juliano– no podía imaginar que estaba comprando un billete sin fecha de vuelta. No porque no pudiera regresar, sino por un compromiso inquebrantable con la defensa de su país.

Ivan vive con su madre en Granada, adonde se trasladó hace cuatro años tras acabar el instituto. Ambos tenían previsto regresar en avión el 5 de febrero, pero solo lo hizo ella. "Me quedé por la guerra. En aquel momento, únicamente estaban en conflicto Donetsk y Lugansk –ciudades pertenecientes a la región geográfica conocida como Dombás–, pero al hablar con la gente de Ivano-Frankivsk me comentaron que la situación podía extenderse a todo el país, así que decidí quedarme", explica Ivan tras atender la llamada de GranadaDigital por WhatsApp Web.

Aunque de momento solo hace labores de voluntariado en su ciudad ayudando a la gente mayor y la población más vulnerable, su principal preocupación ahora son sus abuelos. "Son muy mayores. Mi abuelo está mejor, ella nada más que regular. En esta situación no pueden estar solos, pero si encuentro a alguien que los cuide me voy a la guerra", confirma sin titubear, con firmeza, como firme es su intención de no volver a Granada si la situación empeora: "No me voy a quedar en casa de brazos cruzados".

"Los ucranianos somos conscientes de todo lo que los españoles nos estáis ayudando"

A 3.000 kilómetros de distancia, su madre lo asume con sorprendente naturalidad. "Ya sabes, la gente joven es de sangre caliente", sintetiza Nina mientras coordina bolsas y cajas con ayuda humanitaria desde el bar Casanova de la Carrera de la Virgen. "¿Qué me va a decir mi madre? Pues que no vuelva hasta que termine todo. Ella también está preparando muchas cosas para ayudar a nuestro país. Los ucranianos somos conscientes de todo lo que estáis haciendo", agrega Ivan, cuya vida ha dado un giro de 180 grados en estos dos meses. En Alhama de Granada recogía la coliflor y, en temporada, cubría la campaña de la aceituna: "He trabajado casi siempre en el campo, aunque a veces también en la obra".

Ahora solo le importa proteger a sus abuelos y llegar pronto al garaje de la casa en la que viven todos cuando empiezan a sonar las sirenas antiaéreas. "Aquí en Ivano-Frankivsk casi cada hora se escuchan las alarmas y la gente baja a refugiarse en sus cocheras. Hay gente con niños pequeños que no sabe qué hacer y, aunque todo el mundo tiene mucho miedo, los ves preparando cócteles molotov y sacos con harina" para levantar las trincheras. Ivan cuenta que nadie puede entrar en ningún pueblo que no sea el suyo. Algo parecido a lo que pasaba en Granada con los confinamientos perimetrales, aunque por razones muy distintas: "Los rusos hacen marcas de color verde o rojo en los árboles de las casas que quieren atacar. Luego los aviones las bombardean".

Por eso no dejan a nadie cambiar de pueblo. Y a quien lo hace, los autóctonos "le miran el coche para ver quién es y por qué ha llegado hasta ahí". "Muchos supermercados han cerrado y los mismos rusos que nos dejan las marcas están saqueándolos", denuncia Ivan, quien reitera su intención de acudir a la llamada a filas de su país. Aunque Volodímir Zelenski ya tomó la decisión hace una semana de entregar armas a todo aquel ucraniano que lo solicite, este joven afincado en Granada explica que no todo el mundo está autorizado a alistarse en el ejército: "De voluntario puede entrar el que quiera y, de hecho entre nosotros nos conocemos todos, pero para ir a la guerra tienes que estar en disposición del pasaporte".

"Hay gente que dice que Pedro Sánchez lo hace bien y otros que no, pero en Ucrania nadie duda que Zelenski es el mejor para llevar el Gobierno. Putin es un tonto"

Con todo, atestigua que no son pocos los jóvenes que han decidido volver desde sus lugares de acogida en toda Europa para combatir. "Mucha gente viene solo a la guerra. Yo, por el momento, no tengo pensado regresar a España. Y aunque quisiera tampoco podría porque no dejan salir del país a ningún hombre de entre 18 y 60 años", corrobora mientras dibuja un escabroso panorama en el que "cada media hora" se entera de que "hay niños muertos". "El otro día vi que falleció una con apenas seis años. Putin es un tonto, pero nadie esperaba que fuera a entrar aquí como tal", matiza aún con estupefacción pese a que hace ya siete días que todo se vino abajo.

"A Ivano-Frankov todavía no ha llegado la ayuda humanitaria. Sí a otras ciudades como Kiev o Járkov", o las fronterizas Donetsk y Lugansk, donde las tropas rusas no muestran atisbo de clemencia o compasión. Cuando a Ivan se le pregunta por Putin, tiene claro la palabra que le define: "Muerte". De Zelenski asegura que "no hay mejor persona ahora mismo para llevar el Gobierno de Ucrania, está haciendo muchas cosas por nuestro país". Y establece una curiosa comparación entre él y el presidente español: "Pedro Sánchez me cae bien como persona. Hay gente que dice que lo hace bien y otros que no, pero en Ucrania, ahora mismo, todo el mundo tiene claro que Zelenski lo está haciendo bien. No tiene miedo, aunque haya gente que diga que los rusos lo quieren matar".







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