"El trasplante es prácticamente como volver a nacer"

Los granadinos Sergio Huertas y César Romero, trasplantados de riñón y de hígado respectivamente, cuentan su experiencia como pacientes que disfrutan de una “segunda oportunidad” tras recibir un órgano donado

pacientes trasplantados
Los granadinos Sergio Huertas, trasplantado de riñón, y César Romero, trasplantado del hígado | Fotos: Remitidas
María José Ramírez
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“A día de hoy estoy eternamente agradecido a mi donante, he vuelto a nacer. Soy otra persona diferente”. Este es el testimonio de Sergio Huertas, un granadino que ha sido trasplantado de riñón con 33 años. Cuando tenía 32, se vio “enganchado todas las noches a una máquina con un catéter en la barriga” porque le hacían diálisis peritoneal y, después a los cuatro meses, le tuvieron que poner “otro catéter intravenoso en el pecho”. Una situación “muy dura” para Sergio Huertas, que siempre se ha considerado “una persona muy activa y muy deportista”. “Se me vino el mundo encima”, comenta. “Cuando escuchaba las palabras diálisis, trasplante, con mi hijo recién nacido, la verdad es que fue muy duro”, añade. Sergio Huertas es uno de los pacientes granadinos que ha sido trasplantado en el pasado año 2021, en plena pandemia del Covid-19, lo que ha provocado que la situación sea más dura al no poder recibir las visitas de familiares en el hospital. Este 6 de junio se celebra el Día Mundial de los Pacientes Trasplantados con el objetivo de fomentar una cultura de donación de órganos y dar una oportunidad de vida a pacientes en espera de recibir su última alternativa para seguir viviendo. Los trasplantes hoy en día se han convertido en una práctica médica muy extendida y con múltiples beneficios para los pacientes que, de otra manera, no tendrían una segunda oportunidad.

Sergio Huertas empezó a notar “mucho cansancio, pérdida de apetito y muchos dolores de cabeza”. En marzo de 2019 fue ingresado en el Hospital Virgen de las Nieves y después de un mes allí le diagnosticaron “una nefropatía por IgA”, es decir, le dejaron de funcionar los riñones. Este granadino cuenta que al principio le realizaron pruebas a su padre, “que era compatible e iba ser donante en vivo, pero finalmente no pudo ser porque en las últimas pruebas le detectaron una pequeña piedrecita en el riñón y no arriesgaron”. “No pudo ser él, pero después de dos alertas, vino mi donante”. El 14 de octubre de 2021 fue trasplantado. “La operación fue bien, con muchos nervios, pero el postoperatorio fue lo más complicado para mí, porque en la operación tuve un hematoma muy grande, que me pilló parte del muslo, el glúteo y la espalda y la verdad es que tardó en arrancar unos 20-25 días y fue lo que más duro se me hizo. Psicológicamente, estar en el hospital en tiempos de Covid, aislado y sin poder ser visitado por familiares, es complicado. La cabeza te juega un mal papel porque ves que a otros trasplantados sí le va funcionando antes que a ti y empiezas a darle vueltas, tienes mucho tiempo para pensar y te pones en lo peor. Fue un poco duro. Pero a día de hoy, estoy muy bien”, cuenta.

Este granadino trasplantado del riñón sigue ahora “los cuidados típicos”, con “una dieta saludable y teniendo mucho cuidado con la sal”. Toma medicación inmunosupresora, que es “para no rechazar el riñón” y también tiene “otro tratamiento para la tensión”. Se encuentra todavía de baja, pero la normalidad está presente en su día a día. “Me levanto y llevo a mi hijo al cole. Hago un poco las tareas de casa e intento hacer deporte tres o cuatro días a la semana también, que es lo que me hace sentirme fuerte. Más que nada, paso el día con mi pequeño de tres años, que es lo que me hace estar lleno de vida día a día”, cuenta.

César Romero es otro paciente granadino que ha sido trasplantado, en su caso ha sido un trasplante de hígado, cuando tenía 17 años. “Era un chaval normal, nunca había estado malo ni me había hecho un análisis. En febrero de 2015 se me empezó a hinchar la barriga y vieron que era acumulación de líquido. Me hicieron un par de pruebas y vieron que el hígado estaba mal. De primeras ya vieron que tenían que trasplantarlo porque no se podía hacer nada por el hígado”, comenta César Romero, quien se tuvo que someter a varias pruebas para el trasplante durante unos meses en los que estuvo enfermo “con artritis, con ictericia y aguantando hasta que llegase el trasplante”. En junio de 2015 le metieron en lista de espera y estuvo “solo seis días” ya que le avisaron de que “había un donante compatible”.

La operación a la que se sometió César Romero para el trasplante de hígado se complicó porque “había alguna vena o arteria peor de lo que se pensaba y costó más sacar el hígado viejo”. “El postoperatorio fue regular porque al principio fue bien, pero a los pocos días me dio un rechazo, enfermé y tuve que estar un mes en el hospital. Lo arreglaron con medicación, pero estaban casi a punto de decidir realizarme un nuevo trasplante, pero, por suerte, no hizo falta. Después del mes en el hospital, salí y retomé la vida que tenía antes de ponerme enfermo. Con cuidados, pero cada vez menos. Al principio cuidaba más los temas de alimentación y después y hasta ahora, totalmente normal”, asegura.

Cuando fue trasplantado, César Romero estaba en Bachiller. Después ha podido estudiar una carrera y actualmente estudia un máster, por lo que su vida ha continuado con normalidad. “Mi día a día es ir a clase, estudiar después y poco más. Me relaciono con mis amigos, igual que antes. Ahora en verano, mi padre tiene una pequeña empresa y le ayudo. Hago vida normal”, detalla. Toma medicación a diario, los inmunosupresores, que “son para que no vuelva a dar rechazo”, y tiene “revisiones médicas cada seis meses”. “No es que se me olvide, pero como me tomo las pastillas por las mañanas, hasta la mañana siguiente casi que se me olvida porque hago vida normal. Hay ciertas cosas que no puedo hacer, como practicar deportes de mucho contacto, como el boxeo, pero cualquier otro deporte sí. En la alimentación recomiendan no tomar grasas ni alimentos crudos, pero no tengo un régimen específico”, apunta.

Era muy joven César Romero cuando le trasplantaron el hígado, solo tenía 17 años, y “no sabía muy bien lo que era”, pero para él esto ha puesto “todo”. “Que una familia ceda los órganos de una persona para que otra tenga una segunda oportunidad, no tiene precio. Es prácticamente como volver a nacer. Es una frase que se dice mucho, pero es verdad, es como pasar de estar lo peor posible y en poco tiempo estar otra vez normal. Obviamente, es un cambio en la vida que ya te marca para siempre”, añade.

En lo que va 2022, en Granada 39 pacientes se han sometido a un trasplante de órganos. De ellos, 22 han sido trasplantes renales -uno de donante vivo- y 17 trasplantes de hígado. Desde el inicio de los Programas de Trasplante de órganos en Andalucía ya se ha superado la cifra de 20.000 trasplantes en la comunidad: 13.000 renales, 4.928 de hígado, 1.265 de corazón, 761 de pulmón, 469 de páncreas y más de 60.000 implantes de diversos tejidos - córneas, tejido óseo y tendinoso, válvulas cardiacas, segmentos vasculares, piel, membrana amniótica, etc- y de progenitores hematopoyéticos - que incluye a los de médula ósea-. La cifra de trasplantes de progenitores hematopoyéticos ha alcanzado ya los 10.000, ya sean de médula o de otras fuentes de progenitores hematopoyéticos.

En los cinco primeros meses de 2002, en Andalucía se ha recuperado la actividad de donación de órganos con cifras similares a las previas a la pandemia, según la Consejería de Salud, por lo que si se mantiene la actividad, la previsión es que este año se alcancen cerca de los 50 donantes de órganos por millón de población, el objetivo que la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) había marcado para este 2022 en España.







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