Tensiones en la Policía Local

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Imagen ilustrativa de la Policía Local | Archivo GD
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“En todos los trabajos hay un día que dos compañeros se pelean, uno le da una torta a otro. Lo que pasa es que aquí tenemos pistola…” Con frialdad, pero describiendo la situación con certera certeza, un policía local refería el momento que se vivía en un cuerpo municipal armado.

El comentario tiene catorce años, fue pronunciado en el marco de las tensiones que siguieron a cuando el PP ganó las elecciones de 2003 y ocupó con mayoría absoluta la corporación, procediendo en desarrollo de aquella mayoría a nombrar jefaturas y cargos, entre otros en la cúpula de la Policía Local. Tengo para mí que aquella frase de 2003 sigue siendo válida en 2017, entre otras muchas razones porque nadie se ha ocupado desde los sucesivos gobiernos municipales de reconducir el ambiente de rencillas, rencores, rivalidades que se enquistan en banderías y reaparecen según el color que cada equis tiempo, bien por una victoria electoral bien por una circunstancia sobrevenida -como en el mandato actual-, se produce un relevo en la planta noble del Ayuntamiento.

Al actual jefe de la Policía Local se le acumulan ya tres denuncias. Los casos están judicializados y, por tanto, todos debemos ser cautos hasta que se pronuncie el juez que en cada una de las denuncias analice los hechos. Pero -es mi opinión- todo forma parte de un contexto común que solo cambia de color según quien gobierne, mientras los momentáneos ‘damnificados’ rumian su postergación a la espera de que el tiempo les devuelva a sus canonjías. Y es que, en ocasiones, hasta se ha alentado ese espíritu de revancha desde el propio gobierno local. Y me estoy refiriendo en concreto a aquellos tiempos que siguieron a las elecciones de mayo de 2003. Y mucho ‘sindicateo’ por detrás, también… Además de episodios como aquel nutrido puñado de agentes que ‘resucitó’ milagrosamente de sus dolencias tras largos periodos de baja. Por no ir a esas oposiciones que la Justicia tumbó y que tanto favorecían a determinado personal muy bien visto por el penúltimo gobierno municipal…

Nada me empuja a pensar que, llegado 2019 y las elecciones que habrá ese año, las cosas vayan a mejorar si el dictamen de las urnas conlleva un relevo en el gobierno municipal. Solo un hecho cronológico podría venir en ayuda de la distensión. A comienzos de los 80, este Ayuntamiento -como la mayoría- hizo un gran esfuerzo en la dotación de una Policía Local eficaz, rejuvenecida, acorde a la democracia recién estrenada. Hubo mucho espíritu de cuerpo en aquellos agentes jóvenes entonces que, al cabo, están llegando ahora a los últimos tiempos de su carrera profesional con esos rencores enquistados que tanto mal traslucen cuando trascienden.

Si el relevo generacional se gestiona con tacto, si los incorporados en el intermedio no están ‘contaminados’ por la tensión, si los que lleguen a partir de ahora traen otro talante… este espectáculo de rencillas será pasado. Pasado imperfecto sobre el que la clase política deberá extraer conclusiones para que nunca más se vuelva a repetir.







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