El tenebroso caso del exorcismo del Albaicín de los 90

Los ciudadanos que viven cerca de la casa que albergó tal acontecimiento evitan decir cualquier cosa sobre ello

Reportaje Exorcismo Carlos Gijon_-2
La casa sigue siendo un tabú | Foto: Carlos Gijón
Miguel Ángel Pérez
0

Hace más de 30 años sucedió un caso en Granada que supuso el auge del satanismo en la década de los 90. Con la Iglesia omitiendo su relación con el suceso, hoy en día esto sigue dando de que hablar. Los ciudadanos que viven cerca de la casa que albergó tal acontecimiento evitan decir cualquier cosa sobre ello. Incluso todo tipo de documentación a la que se puede tener acceso, forma parte del depósito legal de las bibliotecas. Este incidente tiene nombre y es 'El exorcismo del Albaicín'.

El origen

Este acontecimiento empezó cinco años antes de que se produjera el exorcismo. La familia Guardia, supersticiosa, de clase baja-media y semi analfabeta residía en el Albaicín. Barrio en aquel entonces exclusivo con calles estrechas y una separación física con Granada, cuya cultura estaba influenciada por la magia y las leyendas. Los más pequeños de la familia tenían ya contacto con lo sobrenatural. De hecho, gente cercana a ellos decían que los niños iban al colegio con tableros de ouijas, según declaraciones de la periodista especializada en crímenes Elena Merino y fundadora del podcast ' Elena en el País de los Horrores'. Cinco años antes murió uno de los niños por leucemia, José Guardia Alonso.

Con el paso de los días, los familiares decían ver la sombra del niño. Para buscar una solución a esto, decidieron llamar a una curandera del Zaidín, para echar al espíritu del fallecido. La curandera lo que hizo es quemar pertenencias del chico, llamado José, y también giró las fotos, pero sin lograr resultado. Se generó entonces división en la familia.

Ahora hay que hacer un viaje de 1.430 kilómetros del punto de partida, hasta Francia. En este país vivió durante ocho años Encarnación Guardia. En ese periodo de tiempo, la mujer hacía prácticas de vudú. Tenia un amante africano, nacionalizado en Francia, que estaba vinculado en el mundo de las misas negras. Ella se empapó de ese mundo e incluso controlaba el tema de ingredientes para hacer brebajes.

Pocos meses de su regreso a Granada llegó a sus oídos la historia de su primo fallecido y que estaba afectando a su tío Bernardo.  El tío intranquilo por la presencia de la sombra de su sobrino, se le unieron varios miembros para darle solución a esto. Aparte de Encarnación, se unió Mariano Vallejo, conocido como 'el pastelero'. Su madre era curandera y él se creía que era 'El Elegido'. Los integrantes restantes fueron dos primas de Encarnación y Josefa, que era sobrina del niño.

"El demonio me obligó a hacerlo"

30 de enero de 1990, los participantes se reunieron en la vivienda número 39 de la calle San Luis, en el Albaicín. La casa era de las hermanas del tío Bernardo. Allí realizaron un exorcismo que duró hasta la mañana del 31 y que fue violento, propio de una mezcla entre El ExorcistaLa Semilla del Diablo. 

La sesión empezó por la noche del día 30 con una sesión de espiritismo. Consistió en disponer de cuatro vasos de agua y velas en torno a una mesa. Encarnación hablaba con voz de abuela intentando invocar al primo. Para hacer comunicación con él tenía que ingerir brebajes de sal con vinagre. De hecho, ingirió una cantidad entre dos y tres kilos de sal y fue la principal causa de su muerte. La sal extrajo el agua de sus órganos y cerebro causándole un síndrome hiperosmolar.

Aunque en un principio la reunión era para mandar el espíritu del niño al mundo de los muertos, este acontecimiento tuvo un plot twist propio de la cinta de terror de Roman Polanski. Encarnación empezó a decir que estaba poseída, proponiendo hacer cada paso del ritual y seguir cada pauta para poder librarse del demonio. El porqué tenía esa creencia era porque decía que su amante de Francia era el mismo Satanás, por lo que pensaba estar engendrada por el demonio teniendo su semilla dentro de ella.

La propia víctima explicó en lo que consistían aquellas misas negras a las que iba su pareja: "Preparan una bebida que se sube a la cabeza y produce mucho calor en el cuerpo. Después, pasado el efecto te quedas con ganas de vomitar y la orina se pone oscura". También contó que si asistía una mujer embarazada "tiene que manchar el vientre con sangre de animal, tierra y orina de macho". "Después se tienden en el suelo y ofrecen fruto al demonio". Sobre su pareja, Encarnación decía que "aparentemente era un hombre, pero era capaz de hacer cosas extrañas como cambiarle el color de los ojos y el timbre de la voz". Ella estaba completamente convencida de que él era Lucifer.

Los participantes en el exorcismo, bajo las indicaciones de Encarnación, le intentaron sacar el demonio de forma manual introduciéndole una aguja por la vagina. Llegaron al extremo de introducirle la mano por el ano para extraerle el supuesto hijo del diablo. Durante el proceso del exorcismo, la víctima giraba su cuello casi 360 grados con una voz de hombre proveniente de la ultratumba, según recopilaciones del libro 'El exorcismo del Albayzin' de Manuel García Blázquez. Para librarse del demonio, ordenaba que los demás le hicieran brebajes con vinagre, sal y bicarbonato. En ocasiones, pedía que le echaran azúcar y que sus joyas las tirasen por el váter.

Encarnación, en la mañana del día 31 de enero, empezó a echar espuma por su boca y su cuerpo estaba malherido: desgarro vaginal, quemaduras, lesiones cerebrales y la lengua no le cabía en la boca. La causa del desgarro vaginal fue porque Mariano 'el pastelero' perseguía fines sexuales y, con tal de expulsarle al demonio, se sentó encima de ella y le destrozó la vagina.

Esa misma mañana empezaron a amontonarse en la casa los familiares. Mariano escapó y quienes estaban en la casa llevaron a la víctima al Hospital Virgen de las Nieves de Granada. Encarnación falleció el 1 de febrero a las cuatro de la tarde. Después del fallecimiento, el padre de la víctima denunció lo sucedido.

La autopsia

Bien puede parecer una invención la presencia del demonio en el vientre de Encarnación, pero el proceso de la autopsia sí se puede denominar como paranormal. Para el juicio estaban imputados cuatro personas: Mariano, Enriqueta, Josefa y María. A Mariano 'el pastelero' y María, una de las primas, le cayeron cinco años de cárcel y a Enriqueta y Josefa, dos, sin decretar que las intenciones de los involucrados fuesen matarla. A la dueña de la casa también se le acusó, pero acabó absuelta. Aparte de eso, también se aprovechó el juicio para conocer la gravedad que mostraba el cuerpo de la víctima. Para ello, se hicieron fotos al cuerpo de Encarnación para que la jueza viera su estado antes de que los tejidos se descompusieran. De las miles de fotos que se hicieron, la mayoría no salían bien o tenían manchas, con una parte de la foto en negro o borrosa.

Se decidió entonces pasar a la cámara analógica. Se hicieron uso de dos carretes de 72 fotografías y no volvió a salir ninguna. También se optó por hacer una película con cámara de vídeo y tampoco salió nada. Se hicieron en total 200 fotografías con tres dispositivos diferentes y no se obtuvo ningún resultado. Sin embargo, sí salían las fotos que hicieron en el interior de la casa, en este caso del sofá y las sábanas que se utilizaron, como se recoge en el libro 'El exorcismo del Albayzin' de Manuel García Blázquez.

Ante las incógnitas de las fotos el juicio enfocado en el estado del cuerpo de la víctima se quedo archivado, dejando una viva duda de si realmente el diablo llegó a tener presencia o implicación en esto.







Se el primero en comentar

Deja un comentario