Se cumple un año de la entrada de Granada en la fase 1 de desescalada

Con el anuncio del Ministerio de Sanidad, se permitió la movilidad entre municipios y la apertura de la hostelería entre otras medidas

Bares y terrazas en Granada durante la fase 1 del estado de alerta por coronavirus 19 mayo
Los bares y terrazas en Granada pudieron abrir en fase 1 | Foto: Antonio L. Juárez/Archivo GD
Paco García
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Aquel 18 de mayo de 2020, Granada dio el primer paso hacia la nueva normalidad. La ciudad fue la única de Andalucía, junto a Málaga en estancarse para abandonar la fase 0. Aquella decisión drástica supuso un enfrentamiento entre el gobierno nacional y autonómico, auspiciada por los malos datos de Granada y su área Metropolitana y las aglomeraciones en diversos puntos de la ciudad.

Sin embargo, hace un año que se permitió la entrada en la fase 1 de la provincia de Granada en el mapa de transición hacia la nueva normalidad, alcanzando así al resto de territorios andaluces. Por aquel entonces, una persona podía moverse entre municipios para ver a sus familiares o amigos; saborear una cerveza en una terraza como si de la primera se tratase; o ir de tiendas sin cita previa.

El golpe psicológico asestado a los granadinos por el exministro de Sanidad Salvador Illa en la decisión de Díaz antes respecto a la fase inicial, se vio contrastada con los abrazos, besos y reuniones entre cercanos que colorearon a una Granada sacudida por el severo impacto de la pandemia en sus tierras; cuya población estuvo bajo estricto confinamiento domiciliario por más de dos meses.

¿Qué se podía hacer en la fase 1 de desescalada?

Como novedad, las reuniones de hasta un máximo de 10 personas se permitieron tanto en domicilios como en espacios públicos. Eso sí, siempre con mascarilla y distancia de seguridad de, al menos, dos metros. Se permitió también la movilidad entre municipios. Es decir, desde Granada una persona podía viajar a su segunda residencia siempre y cuando fuera dentro de la provincia granadina.

La hostelería comenzaba a coger aire gracias a la apertura de las terrazas  con un aforo del 50%, siempre que se garantizaran las distancias mínimas de seguridad, y con un máximo de 10 personas por mesa. Fue ahí cuando conocimos a las nuevas cartas, los códigos QR; además, los saleros o los aceites se facilitaban en plásticos individuales y las mesas desinfectadas después de cada uso.

Gimnasios, Iglesias, museos y hoteles abrieron sus puertas y comenzaron a trabajar con aforo reducido, que iría aumentándose conforme avanzaran las fases.

Un año después, España tiene vacunada al 32% de su población. Una victoria que hace mirar al futuro con ilusión y optimismo, pero un camino que no debemos olvidar para no cometer los mismos errores.







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