Las reservas en los campings granadinos caen un 60% en verano debido al coronavirus

La recomendación de algunos países europeos de no viajar a España hace que muchos se planteen cerrar en invierno para no generar pérdidas

camping playa granada
Camping Playa Granada en Motril | Foto: Archivo
Patricia Vázquez
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Desde finales de mayo, algunos campings de la provincia reabrieron sus puertas para volver a acoger visitantes. Otros, decidieron que aun era pronto y decidieron mantenerse cerrados hasta junio, cuando finalizó el estado de alarma, con la esperanza de que los contagios por Covid-19 disminuyeran y el turismo se reactivara de cara al verano. Sin embargo, esas esperanzas se han visto truncadas con la llegada de los rebrotes de las últimas semanas, que han provocado el miedo de los ciudadanos españoles a moverse de su propio lugar de residencia, además de las recomendaciones de algunos países de no viajar a España.

Unos hechos que han provocado un descenso en las reservas de hasta el 60% con respecto al verano del año pasado. Según el secretario de la Federación andaluza de campings, John Haasen, la segunda quincena de junio "hubo muy buena ocupación y nos dio algo de optimismo y esperanza, pero tras las noticias de los nuevos contagios no hemos podido mantener ese nivel y notamos los daños de esos rebotes. Las cancelaciones han ido yendo a más conforme iban pasando los días".

Ni siquiera el hecho de que hayan extremados las medidas de higiene y limpieza para evitar contagios ha hecho que los clientes se hayan animado a venir. Tal y como cuenta Carmen López, propietaria del Camping Playa de Poniente de la Costa Tropical y presidenta de la Asociación Provincial de Campings de Granada, desde la federación de campings se estableció un protocolo para que los procedimientos de apertura fueran homogéneos, además de dar la oportunidad a estos espacios de obtener el certificado de 'Covid-free' que indica que es un establecimiento preparado para evitar los contagios.

Entre las medidas adoptadas, en este camping han restringido las visitas de familiares y amigos a los usuarios alojados, se han automatizado las entradas y salidas para que el contacto entre los trabajadores y los clientes sea el menor posible y se ha limitado el aforo de la piscina a 36 personas -de las 72 que normalmente pueden bañarse-. "Los clientes lo están respetando muy bien", considera López, quien recuerda que del aforo de 691 personas que otros años han tenido completo por estas fechas, "ahora no superamos los 350 campistas".

"Se está notando muchísimo la crisis provocada por el coronavirus. El mes de julio hemos sacado para pagar las nóminas, pero estamos seguros de que vamos a dar pérdidas a finales de año. De octubre a finales de marzo tenemos una excelente ocupación de extranjeros europeos y este año aun no tenemos reservas realizadas, ni siquiera de nuestros clientes habituales. Otros años en invierno hemos tenido una ocupación similar a la que tenemos ahora en plena temporada alta. Es una ruina. Es un verano muy complicado con mucho desgaste para el personal porque trabajan con mucha presión para evitar los contagios", lamenta la presidenta provincial de estos alojamientos.

Unos datos que no tienen previsto mejorar de cara al invierno, cuando el 80% de los clientes proviene de países europeos, algunos de los cuales están cerrando fronteras en torno a España. "Pagamos unos alquileres muy altos, por eso tenemos que tener un verano muy bueno para que nos compense estar abiertos invierno. Si los países no dejan a sus ciudadanos viajar a España, no podemos mantener los costes", explica Conchi López, recepcionista en el Nuevo Camping La Herradura, quien asegura que podrían estar ante la "peor temporada" de los últimos diez años.

Y los datos así lo demuestran. Según la información facilitada por este alojamiento, de sus 135 plazas, en julio solo han alcanzado el 40% de ocupación y "en agosto siempre estamos completos durante la segunda semana y solo hemos llenado el sábado 15". "Hemos puesto gel hidroalcohólico, hemos extremado las medidas de limpieza y exigimos el uso de la mascarilla, pero lo hemos hecho siguiendo nuestro criterio porque nadie nos ha dicho cómo tenemos que actuar para proteger a nuestros clientes y trabajadores de los contagios", denuncian desde este camping.

Una situación que, reconocen, les está "hundiendo" y por la que se plantean cerrar las puertas cuando termine septiembre, si las condiciones sanitarias no mejoran.







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