Primer contacto con el Primavera Sound

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David Marín Román
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Llegó el momento de nuestra primera zambullida musical de la semana en el fausto festival Primavera Sound, que en su edición de este 2014 sus organizadores apuestan por el crecimiento exponencial del mismo, llegando a unas cotas inalcanzables para el musicómano que no desea perderse nada. Ya avisamos, es literalmente imposible, utópico, irrealizable acudir a toda la oferta musical propuesta por este inmenso cartel. PrimaveraPro, Primavera A La Ciutat, Primvera Als Clubs, etc... La oferta es considerable, mayúscula, uno ha de simplemente elegir que es lo que más le apasiona de todo lo que ofrece este evento.

Parece que fue recientemente, pero la espera de un año desde que vimos el festival del año pasado hace que la pasión por la música sea intensa, decididamente más abierta que en el día a día. El claro ejemplo es la propuesta de esta noche en la Sala Apolo y la [2] de Apolo del Paralelo Barcelonés. Electrónica, Cumbia, Afrobeat y Black Metal, todo es posible en el Primavera Sound.

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En la sala [2] de Apolo por segundo año consecutivo, teníamos la visita de grupos y artistas polacos, no sabemos de donde surge este idilio pero lo único que podemos decir es que gracias a él en estos dos años conocemos algo más musicalmente el país y la conclusión es más que positiva. Será quizás hora de realizar lo mismo con otros países. Mientras tanto en la Sala Apolo, la noche que se presentaba era decididamente más rítmica, alegre, caliente.

A las 20:00h en la [2], solitario, enfundado en su capucha saltaba al escenario Coldair, el proyecto de Tobiasz Bilinski, un multi-instrumentista, considerado uno de los artistas independientes más importantes de Polonia. Ataviado con un pequeño sintetizador Korg, su guitarra, sus pedaleras y su Macbook. Reproduciendo bases, ritmos secuenciados, tocando el sintetizador, tocando su guitarra y realizando un esfuerzo vocal, a veces más que correcto en frecuencias medias y bajas y en las altas, en falsete con ciertas dificultades. Coldair se encuentra en plena presentación de su nuevo trabajo “Whose Blood”.

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Subiendo una planta y alcanzando la esquina del proscenio, comenzaba sobre las 20:50h con una Sala Apolo prácticamente llena la actuación de una banda enérgica, Chicha Libre. La chicha, según ellos mismos, es una variante de la cumbia surgida en el Amazonas peruano. Lo extraño de todo esto es que lo lleva a cabo una banda de Brooklyn, Nueva York. Olivier Conan y Vicent Douglas son los responsables del proyecto y han resucitado clásicos del género y los han revivido de tal forma que el resultado es puro ritmo latino, surf, pop psicodélico, trepidante concierto donde el público conectó muy bien con los excepcionales músicos.

Acto seguido y con una transición en escena por parte de los técnicos de libro, rapidísima para lo complicado del cambio, de un grupo con seis músicos se pasaba a otro con doce, comenzaba la actuación de Antibalas, también de Nueva York con una mano en el vigoroso Afrobeat y la otra en el siempre cambiante ritmo de la ciudad de los rascacielos, en la que los latinos, blancos, afroamericanos y asiáticos comparten escena con total normalidad y naturalidad. Antibalas hace un llamamiento al baile y a la insurrección, con su mezcla de música latina, hip hop, ritmos africanos y funk. El auditorio respondió a la banda con gran jolgorio aunque creo que Chicha Libre supo conectar mejor con los allí presentes.

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Una vez que el baile se acabó, los aún ansiosos de más, tenían una ración de poderoso y atronador Black Metal en la sala [2]. Como no, llegados de Polonia y esta vez en polaco, no en inglés, comenzaban su intervención, Furia. Bienvenidos al averno. Felicitar al técnico de luces y efectos que consiguió un ambiente totalmente luciferino, satánico. También ayudó a ello las caras pintadas de los componentes de Furia, Michal “Nihil” Kuzniak, Kamil “Sars” Staszalek, Przemyslaw “Voldtekt” y Grzegorz “Namtar” y su actitud desde el inicio del concierto donde el cantante comenzó el tema a pulmón, despreciando al micrófono, con voz gutural y se le oía en toda la sala, que bárbaro, que portento. Pasajes del post-rock, voces cavernosas, guitarras a su máxima expresión, suerte de los tapones auditivos.

Una jornada de Primavera Als Clubs, dispar, variada, pasando casi de lo íntimo, por lo festivo y acabando en la más absoluta oscuridad musical. Mañana será otro día, completamente diferente en lo artístico y rogamos que el tiempo acompañe, ya que es la jornada de puertas abiertas en el Parc del Fórum, día en el que el público puede entrar gratis al recinto del Primavera Sound y la lluvia acecha la ciudad Condal.







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