Precariedad, estacionalidad y poca oferta: así ven los granadinos la situación laboral | Vídeo

El mes de octubre se cerró con 2.022 parados más en la provincia de Granada y el desempleo afecta ya a 85.605 personas

Oficina de empleo en Granada
Una persona entrando a una oficina de empleo en Granada | Archivo GD
Jessica Fernández | Imagen: Antonio L. Juárez
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En Granada, el último mes ha sido complicado en el ámbito laboral. Las últimas cifras del paro indican un aumento del número de desempleados respecto a septiembre: 2.022 personas han perdido su empleo en este periodo de tiempo. Eso ha conllevado a que el número de parados crezca hasta los 85.605. Así lo muestran los datos vertidos por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, correspondientes al mes de octubre.

En comparación con el mismo periodo en 2017, la cifra de parados este año ha sido más cruel ya que en octubre del pasado año eran 1.432 las personas que habían perdido su empleo. 

Los sindicatos vuelven a culpar a la estacionalidad y  a la precariedad del mercado laboral por estos datos. El único sector que ha registrado un dato positivo ha sido el de la construcción, aunque de forma tímida, con siete inscritos menos en las colas del paro y un total que se queda en las 8.834 personas. En industria el incremento del número de parados fue mínimo, 51, hasta sumar 4.539 personas demandantes de empleo. También el colectivo sin empleo anterior tuvo un dato negativo, con 253 inscritos más.

Son datos poco halagüeños para un mercado en el que “sigue habiendo mucho paro y economía sumergida”, según cuenta una granadina que ejerce como profesora en la Universidad, quien apunta a que “lo peor del paro es que hay familias que se quedan sin recursos para atender sus necesidades más básicas”.

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Todos los sectores sufren el aumento del paro y la incertidumbre que provoca. Un residente en la ciudad de la Alhambra que lleva 13 años trabajando en el sector de la hostelería destaca que se trata de un campo especialmente complicado porque “cuando la gente descansa, tú trabajas”. “Conocer gente es importante, yo lo veo así”, explica, “a veces un amigo conoce al jefe y él necesita gente. Muchas veces, echas el currículum y el jefe no lo ve”.

Otro de los afincados en Granada por motivos laborales tampoco es optimista de cara a un mercado en el que “no hay tantas ofertas de trabajo como parece ser que hay” y en el que también denuncia que hay “diferencia con otras provincias”. Lo peor de estar parado es el "desánimo”, lamenta, “las personas se tiran muchísimo tiempo sin encontrar trabajo”.

Por el centro de la ciudad pasea un granadino que confiesa estar trabajando temporalmente entre la hostelería y el sector agrario. Confiesa estar preparándose para opositar mientras tanto, aunque aprovecha el tiempo que el estudio le permite para conseguir unos ahorros. Para ello, recurre a poblaciones más alejadas de la ciudad en las que, estima, “es más fácil encontrar trabajo, pero temporal”. Su aspiración es hacerse un hueco como profesor en un sector que “está colapsado” porque “la nota es demasiado baja y entra muchísima gente con la idea de ser funcionario”. “Cuando he querido trabajo, lo he encontrado”, indica, “pero no en la gran ciudad, sino en localidades más pequeñas”.

Menos optimistas de cara al futuro son aquellos que se encuentran desempleados actualmente. Una de estas personas reconoce que “sobre todo en Granada, es especialmente difícil encontrar trabajo”. Al igual que hizo ella en su día, la gente “viene a Granada, le encantaría vivir aquí, pero siempre está el problema del trabajo”, cuenta.

“Llevo seis años sin trabajo”, explica otra granadina, “y estoy buscando todos los días, pero parece ser que cuando cumples una edad no te quieren”. “Da igual la formación que tengas el problema es la edad”, lamenta antes de reconocer que “los mayores de 55 lo tenemos crudo, pero es que los jóvenes peor. Yo he tenido la suerte de cotizar muchos años, pero la gente joven parece que van a cobrar bien poco de pensión porque empiezan a trabajar tardísimo”. “Se busca gente muy joven sin experiencia a la que le pagan bastante poco y que hacen todo lo que se les dice”, denuncia sobre las demandas de las empresas.

 

“Al tema económico llega un momento en el que te acostumbras”, apunta esta mujer, “te das cuenta de que no te quiere nadie y que todo es mentira, tienes una cierta edad y no cubres lo que ellos quieren”. “Ya tengo una edad que, por mucho que me forme, no me van a coger, no me queda más remedio que resignarme”, lamenta, aunque también indica que este tiempo desempleada le ha dado la oportunidad de reconvertirse: “me he dedicado a hacer otras cosas que me gustan en mi casa, como cerámica”.

Un poco más optimista se muestra un madrileño afincado en la ciudad y que busca ahora trabajo. Tras un mes en paro, reconoce llevarlo bien porque “hay bastante trabajo últimamente, pero las condiciones laborales a veces son un poco malas y hay que buscar más”. “No veo tan mal el panorama laboral, lo veía peor hace un año, no te llamaban de ningún lado”, recuerda, “hoy en día sí que te llaman, pero hay que ser paciente y saber dónde moverse”.

Otro sector en el que preocupan especialmente estas cifras es el de los estudiantes. La madre de dos de ellas recuerda que la mayor de sus hijas tuvo que irse a vivir al extranjero “porque su pareja y ella no tenían trabajo”. “Mi hija es maestra y enseguida encontró trabajo. Aquí es muy difícil, empiezas las oposiciones y te metes en un círculo”, lamenta, “es muy difícil en España encontrar trabajo de lo que has estudiado”. En cuanto a la menor de ellas, ya graduada en la universidad, lleva un año en el paro, una circunstancia que no les sorprende porque “es como una lotería que empieces a trabajar, hay mucha demanda”.

Finalmente, una estudiante de arquitectura a la que aún le restan tres años de carrera ya empieza a pensar en un futuro lejos de la ciudad y del país. “Tengo pocas posibilidades de trabajar en España. Creo que hay poco trabajo para nosotros y que el futuro está fuera”, considera.







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