Dos antídotos contra la ansiedad

Dolor cabeza
La ansiedad moderna tiene menos que ver con el riesgo de vida y más con una cuestión social | Foto: Remitida
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Nos imaginamos toda clase de situaciones catastróficas que, literalmente, nunca suceden. Hacemos planes cuando estamos contentos y, luego, llega el día señalado y, en realidad, preferiríamos morir antes que cumplirlos. Aunque sabemos que podemos resolver algo con una rápida llamada, enviamos correos y mensajes de texto en su lugar. Luego de una conversación, nos quedamos rumiando durante las siguientes 24 horas, sobre todo, lo que no dijimos, lo que dijimos y no debíamos haber dicho y lo que podríamos haber dicho en su lugar.

Todas las personas sufrimos algún grado de ansiedad. Es parte de la fisiología humana. La ansiedad es una emoción y, como toda emoción, es energía. Es la energía normal que experimentamos como resultado de una situación que nos produce estrés, en la que nos sentimos en peligro. En la sabana africana nos causaba ansiedad el león. Hoy, casi cualquier cosa nos genera ansiedad: un error, la falta de likes en un posteo de Instagram, una presentación.

En el fondo, la ansiedad moderna tiene menos que ver con el riesgo de vida y más con una cuestión social: la necesidad de ser apreciados y aceptados. La psicología positiva ha investigado largamente la ansiedad y las formas de afrontarla sin medicación. Más allá del ejercicio físico y las técnicas de relajación, como respirar o meditar, que nos ayudan a reducir los pensamientos negativos, hay otras dos estrategias probadas contra la ansiedad que han dado buenos resultados: reírse más y agradecer más.

1. Ríete más. El humor es terapéutico. Cuando te ríes o haces una broma no solo estás tomando distancia del problema y restándole gravedad a la situación. Además, disparas en tu cuerpo la misma respuesta fisiológica que se activa con el ejercicio físico: activas el sistema parasimpático, el de la relajación. Esto produce hormonas del bienestar, como la dopamina y la serotonina, lo que a su vez reduce el cortisol, la hormona del estrés. Hay estudios que encontraron incluso un efecto analgésico en la risa, tal como tomarse un calmante.

Intenta tomarte cada día una píldora de tu serie de humor favorita. Si aún no las has visto, prueba con Seinfeld o La Teoría del Big Bang, en Netflix. Son especiales para los ansiosos.

2. Sé más agradecido. La gratitud también es otro gran antídoto contra la ansiedad. Aunque no lo creas, tu capacidad para reconocer las cosas buenas de la vida está directamente relacionada con tu grado de ansiedad. La ciencia asocia la gratitud con la felicidad. Y el origen de muchos trastornos como la depresión, la ansiedad y el estrés son la infelicidad y la insatisfacción con la vida.

La gratitud, cuando la practicas a diario, puede producir el mismo efecto que un ansiolítico. Reduce el diálogo interno negativo y los pensamientos rumiantes. Produce sentimientos de felicidad y satisfacción duraderos. Al igual que el humor, cuando expresas gratitud, tu cerebro libera dopamina y serotonina, que mejoran tu estado de ánimo de inmediato.

Intenta cambiar la queja por el agradecimiento. Enfócate en lo bueno. Lleva un diario de gratitud y, cada noche antes de dormir, recuerda, al menos, tres cosas por las que te sientes agradecido. Experimenta, practica. La ansiedad también es un hábito. Muchas veces, crear hábitos mejores nos ayuda a reducir su impacto en nuestra salud.

Flor Lafuente es coach y formadora en bienestar basado en la ciencia.
http://www.florlafuente.es/







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