Necesitamos cerebros positivos

Mantener una energía alta y positiva que contribuya al bien común del equipo implica cuidar el diálogo interno, ser amables y comprensivos

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Las personas que cultivan una mente positiva afrontan mejor los desafío | Foto: Remitida / Joan Carles March
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Un cerebro positivo consigue mejores resultados, es más preciso, es más rápido, es más productivo… Pensar de manera positiva es un estilo de vida y lo único que necesitas para obtenerlo es educar a nuestro cerebro. Así, los optimistas son personas persistentes, son personas que tardan más en abandonar, es por tanto un estado beneficioso.

Por ello, las organizaciones en las que trabajan personas positivas tienen mejores resultados.

También, hay razones por las que el cerebro se vuelve negativo, especialmente tras jornadas de trabajo estresante. Para combatir la negatividad lo mejor es elaborar un entrenamiento hacia la positividad. Dar espacio a nuestra mente para descansar de loas responsabilidades diarias y apreciar lo positivo y estimulante que hay a nuestro alrededor nos hará mucho más productivo en la jornada de trabajo.

Cuando se construye el circuito de positividad, es importante trabajar dos puntos: libertad de elección y expectativas realistas. Nunca se pueden predecir los resultados de nuestros esfuerzos, pero siempre nos acompañará la satisfacción de haber elegido el siguiente paso hacia el cumplimiento de nuestras necesidades. La ocasión de cambiar el chip está siempre en nuestras manos.

Las personas que cultivan una mente positiva afrontan mucho mejor los desafíos. Por lo que tenemos que esforzarnos por invertir la fórmula tradicional del éxito. Elegir la actitud positiva, nos hace todo más llevadero y a nuestro entorno también, pero cada uno hace su camino como quiere y puede. El éxito del negocio es el resultado de una cultura positiva y una hábil administración.

La clave es tener la presencia de características positivas como la autoconfianza, la alta autoestima, la capacidad para lidiar con el estrés y recuperarse de la adversidad, el gusto por la vida, la capacidad para reír y divertirse, la capacidad para construir y mantener relaciones satisfactorias y flexibilidad para aprender cosas nuevas y adaptarse a los cambios, entre otras.

Por tanto, mantener una energía alta y positiva que contribuya al bien común del equipo, con un grado superior de satisfacción personal en lo que se hace, implica cuidar el diálogo interno, ser amables y comprensivos con nosotros, ser ajustados y positivos como claves de la eficacia personal.

Ofrecer comentarios positivos a compañeros/as con una nota de agradecimiento, ayuda. Compartir ideas y puntos de vista con otros, en un entorno que estimula la comunicación abierta y positiva, contribuye a mejorar el funcionamiento de la organización. Y es que el mejor responsable es el que sabe equilibrar los resultados positivos de hoy, con una orientación de su organización al futuro.

El mero hecho de sonreír (aunque sea una sonrisa forzada) ya manda un mensaje de positividad y de bienestar a nuestro cerebro que el cuerpo interpreta como tal y que ayuda a los otros. Reírnos activa placeres momentáneos y nos ayudan a sobrellevar la ansiedad, el miedo y la tristeza. Y activamos además una serie de beneficios, no solo para nuestra salud sino también para la de los demás. Sonreír es una virtud enorme que no valoramos suficiente, como el sentido del humor y la alegría. Las personas que sonríen y son alegres son mucho más productivas y generan entornos mucho más eficientes.

Por tanto, fortalecer nuestra resiliencia también repercute por tanto en el estado de salud física y para ello hay que poner autoconocimiento, autoestima, empatía, autonomía, afrontamiento positivo de la adversidad, conciencia del momento, optimismo, flexibilidad, perseverancia, sociabilidad o tolerancia a la frustración y a la incertidumbre.

Y es que la cohesión social y la confianza son dos aspectos fundamentales que influyen positivamente en la resolución adecuada por la ciudadanía de una situación, en este caso, la pandemia. Para hacer una adecuada comunicación en salud en las crisis de salud pública, es clave que se establezca un diálogo con las poblaciones afectadas y con el público interesado. Junto a ello, es necesario fomentar un alto nivel de participación de la ciudadanía y así disminuir el miedo y la incertidumbre generada, pero también para ganar salud y bienestar y disminuir las desigualdades sociales en salud. Por tanto, durante una crisis sanitaria, la comunicación tiene como objetivo minimizar y gestionar los impactos en la salud mediante la difusión de información útil para la ciudadanía sobre los riesgos y, en consecuencia, sobre los comportamientos a seguir para evitarlos.

Una sinceridad positiva permite una sociedad donde es más fácil convivir y relacionarse. Y ser sincero NO significa tener que decir todo lo que se piensa con falta de educación, principios y tolerancia.

En definitiva, el cerebro está diseñado para cambiar y reorganizarse de acuerdo a tus experiencias, tus experiencias de vida dejan nuevas conexiones en tu cerebro, pero lo más interesante es que los pensamientos también cuentan como experiencia, no importa si tu cerebro recibe información de un estimulo del entorno o de tu pensamiento o imaginación, lo que te sucede o lo que piensas tiene el mismo peso neurológico para tu cerebro. Si tienes pensamientos recurrentes que se repiten en tu mente, se van a convertir en rasgos neuronales o, dicho de otro modo, la repetición de pensamientos hace que se integren en tu red neuronal y hace que se consoliden en sinapsis, por lo que es más probable que en el futuro, sigas pensando más de lo mismo y sintiendo de la misma forma.

Si encontramos la forma de ser positivos en el presente, estaremos trabajando en los éxitos del futuro.







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