Los MIR exigen "contratos más largos" ante la oleada de vacantes

El acceso a las plazas de Formación Sanitaria Especializada ha quedado con 217 plazas sin cubrir, la mayoría de ellas pertenecientes a Medicina de Familia

Cvirus.- Ómicron no causa problemas de hospitalización "ahora mismo" en Andalucía, pero sí "tensiona" atención primaria
La atención primaria atraviesa un momento delicado | Foto: Archivo
Miguel López Rivera
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El acceso a las plazas de Formación Sanitaria Especializada sigue levantando ampollas entre los miles de jóvenes que invierten parte de su vida estudiando a fin de encontrar la estabilidad laboral soñada para el oficio que eligieron.

El último revuelo llega a cuenta de las 217 vacantes que se han producido este año tras la adjudicación de las más de 8.000 plazas MIR (Médico Interno Residente) de la actual convocatoria. Aunque Granada no es una de las provincias afectadas, la realidad es que la sombra de la precariedad planea sobre todo el territorio independientemente de la comunidad, y hasta la provincia, en cuestión.

Sueldos bajos con los que cuesta para pagar un piso, sobre todo en ciudades con niveles de renta altos, y jornadas maratonianas que se hacen aún más largas con las necesarias guardias que buscan completar los salarios. "La situación ha ido a peor sobre todo a raíz de la pandemia", explica Eva, granadina de 26 años con una de las 3.300 mejores notas de la presente promoción.

Por la buena puntuación obtenida, ha podido quedarse en Granada –"He elegido el PTS y ahora me tienen que dar centro de salud", apostilla–, aunque esto es una rara avis entre sus iguales. La mayoría tienen que salir y no todos pueden afrontar los gastos de hacerlo en las condiciones actuales.

Esa es precisamente la razón por la se han producido tantas vacantes. El secretario de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de Comisiones Obreras Granada, Félix Alonso, confirma que, una vez tomada esta decisión, "ya no hay manera de recuperar esa preparación". Así, los sistemas públicos de salud dejarán de formar durante los próximos cuatro o cinco años –en función de la especialidad elegida– a más de 200 profesionales, con el consiguiente perjuicio, sobre todo, para la atención primaria.

Y es que la práctica totalidad de las plazas que se han quedado sin cubrir son de medicina de familia, la rama escogida por Eva, pero también la más denostada "por la sobresaturación que ha generado el Covid". "Por un lado realizas mucho sacrificio e inviertes muchos años de tu vida en el estudio. Pero por otro, es satisfactorio porque es lo que querías hacer", comenta.

Necesidad de contratos más largos

Entre los años de carrera en la Facultad de Medicina –seis– y los del MIR –cuatro o cinco–, no es menos de una década y varias pruebas selectivas de muy alto nivel. Y eso solo para ser especialista, lo que no garantiza una plaza. Para obtenerla, lo más seguro es aprobar una oposición: de uno a tres años. "La duración de la carrera la veo adecuada. También la del MIR, porque al final necesitas esa formación. Lo que no es normal es todo el tiempo que puedes llegar a emplear después", lamenta la joven.

Y es que una vez pasa el corte del examen, el residente pasa a estar bajo la supervisión de un tutor durante un año. En la provincia de Granada los hay en la capital, Motril, Baza, Loja o el Marquesado. Después vienen las guardias, primero en la atención primaria y más tarde en el hospital. "Pueden llegar a hacer hasta cuatro o cinco en un mes", apunta Félix Alonso, quien añade que las retribuciones en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) van de los 1.300 euros el primer año a los 1.600 el quinto. "Pero con las retenciones se quedan en 900", aclara Eva.

Los salarios se incrementan a partir de ahí, no así la estabilidad laboral. Un médico de familia gana unos 2.900 euros brutos mensuales. Un especialista de hospital puede llegar a los 3.500. La cuestión es hacerse hueco. Si no se oposita, o si se hace sin éxito, hay que ir buscando contratos que, en muchos casos, "son de un mes", explica la joven de 26 años. "Al final todo el mundo echa la piedra en el tejado de los demás y nadie piensa en que se podría mejorar haciendo contratos más largos", añade.

El secretario de Sanidad y Servicios Sociosanitarios de CCOO Granada celebra que, poco a poco, se empiecen a formalizar acuerdos más largos. No obstante, recuerda que el año pasado apenas el 10% de la gente que se formó en la provincia se quedó trabajando, no lográndose cubrir todas las plazas ofertadas y con un irrisorio 9% de ratio de sustitución para algunos centros en lo que a reducciones de jornada por conciliación se refiere.

A la cola de la UE

Ante este panorama, muchos optan por volver a presentarse al MIR para hacer otra especialidad, lo que de media supone otros ocho meses más estudiando. No es el caso de Eva, pero sí de algunos de sus compañeros suyos. Otros se encuentran directamente entre los 200 que han renunciado a la plaza.

Con todo, Andalucía no es la peor parada. Las más castigadas por esta 'espantada' masiva son Cataluña (71), Castilla y León (45) y Extremadura (40). "Me han dicho que Madrid también está muy mal por todo el tema de la pandemia", agrega Eva. Una valoración que ratifica Félix Alonso.

El resultado no solo es una merma en las condiciones de trabajo de un sector clave en la sociedad como el de la sanidad pública, sino también el desprestigio que va acumulando la profesión. Desprestigio que, como explica la residente de 26 años, alcanza sobre todo a la medicina de familia y que se va extendiendo por todas las ramas a cuentagotas. "Hace unos años teníamos unos salarios en la especialidad médica con los que, de toda la Unión Europea, estábamos solo mejor que los griegos", matiza Alonso.

Para el responsable sindical, es cierto que las horas de guardia permiten compensar salarios, si bien recuerda que la edad juega en contra de este recurso tanto por responsabilidades como por facultades físicas. Y explica que faltan cirujanos, radiólogos, psiquiatras o psicólogos: "La salud mental está en pañales".







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