La utopía de Björk en el Primavera Sound 2018

Sublime Nick Cave, sorprendentes Sparks y frío polar desde Islandia para la jornada del jueves

Bjork 01 SEAT_Santiago Felipe
Fuente: Primavera Sound
David Marín Román
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Como ya se predecía la primera jornada del festival barcelonés Primavera Sound traería momentos inigualables. Tras la jornada de apertura, el pasado miércoles con los Belle & Sebastian y el nuevo talento granadino Yung Beef, comenzaba una nueva edición del festival por antonomasia con permiso del Mad Cool Festival.

Este año, son muchas las novedades que la organización ha presentado, nuevos escenarios, nuevos patrocinadores, una evidente preocupación por el mantenimiento de las instalaciones, evidenciada por la mayor presencia de personal de limpieza. El lanzamiento de Primavera Bits, un festival en si dentro de otro festival, donde dar rienda suelta a la música electrónica. Cada año el recinto del Fòrum se ensancha, se hace ya casi inabarcable para las piernas, sobre todo si no tienes veinticinco años. Buena iniciativa al respecto, los transfer de Seat, que te llevan de un extremo, el recinto del Primavera Bits junto a la playa, hasta el otro más conocido como Mordor, donde se encuentran los dos escenarios grandes. Toda una odisea si se desea realizar andando, buena suerte con ello, se rumorea que te convalidan el Camino de Santiago si lo realizas dos veces…

La jornada comenzaba bien pronto, a las 16:00h en el mejor recinto para hacerlo a esas horas intempestivas, L´Auditori. Esperada actuación de los chicos de Zarauz, Delorean. Unos veteranos del panorama nacional que han tomado un respiro para adentrarse en la música étnica de su tierra. Realizan una inmersión y un evidente ensalzamiento de la obra de Mikel Laboa, verdadero abanderado de la música en euskera. Su dilatada experiencia se evidencia en su precisión en directo, su puesta en escena y en sus cuidadas armonías de electrónica amable y digeribles ritmos de Txalaparta sobre instrumentos midi. Un acierto recibir a los vascos en L´Auditori para comenzar la tarde.

Acto seguido, nos dirigimos a uno de los escenarios más pequeños, donde siempre es agradable conocer nuevas bandas y artistas de nueva presentación. Este era el caso de Yonaka, una banda de Brighton UK, cuarteto liderado por la vocalista Theresa Jarvis. Un volcán de fuerza, rabia, guitarras y ritmos de diferentes procedencias. Yonaka, medianoche traducido del japonés, es un compendio de rock, pop, hardrock, Hip Hop, electrónica, etc… Sonido envolvente, baterías contundentes y guitarras armadas de reverb y delay dotan a la fantástica voz de Theresa una fuerza que no se veía desde los inicios de Muse, no en vano la prensa británica les ha tildado de la “nueva esperanza del rock”. Brutal descarga para un sonido espectacular y moderno, rezuman actualidad por todos los costados. Estamos seguros que Yonaka dará mucho que hablar.

A continuación nos trasladamos al escenario Primavera, este año Apple with Music. Sparks hacía su irrupción en escena para realizar probablemente la actuación más sorprendente del día. Sparks son un dúo de culto, los hermanos Ron y Russell Mael. Llevan ya casi medio siglo haciendo música incomparable. No hay parangón, no la busquéis. Ellos realizan otra cosa, una mezcla del musical de Broadway, Can, Claus Nomi, Devo, Liberace, etc… La voz de Russell Mael es de otro planeta, podemos afirmar que en directo no hemos oido nada parecido, nada tan perfecto dentro de la dificultad de su rango, con una tesitura amplísima y una ejecución impecable. La banda inmejorable. Músicos de primer nivel acompañando a los hermanos Mael, mientras Ron era la contención personificada hasta que de repente se marcó un bailecito más freak incluso que las chaquetas rosas que lucía el grupo. Inconmensurables, una actuación deliciosa para el recuerdo, nuestro nuevo grupo viejo preferido.

Llegaba la hora para la esperada actuación de Björk, la artista islandesa que llegaba a Barcelona después de su cancelación en el Primavera Sound de hace ya algunos años por sus problemas vocales. Ya recuperada de sus problemas físicos, Björk aterriza a esta edición del festival con un show casi hipnótico, presentando su trabajo Utopia. Una producción que ha realizado en colaboración con el artista venezolano Arca con un trabajo meticuloso, creando un universo de sonidos orgánicos absolutamente novedoso y que nos aventuramos a describir como intimista y atormentado. Con melodías difíciles de digerir, ritmos disonantes, arrítmicos, casi imposibles de seguir. Ya sabíamos que la islandesa vendría con su nuevo universo idílico, su utopia y dejaría de lado sus éxitos y clásicos de toda la vida. Un escenario recargado de plantas y elementos ornamentales, sus máscaras inseparables desde hace ya algún tiempo, una escenografía muy biológica y viva. Destacar los músicos que la acompañan, un ensamble de flautas rodeaba a la artista en todo momento mientras la diva ejecutaba tema tras tema con una gran actuación en directo. Menos mal que recuperó y de que forma la voz. En este universo Björk, no faltaba una producción visual sin igual, de una excelencia y producción dignas de la cantante que ya intuíamos desde la visita a su exposición Björk digital. Sin duda una gran actuación, pero que dejó muy frío al público que esperaba algo más de cadencia y clásicos que no llegaron nunca, puesto que Björk vino al Primavera a mostrarnos sus sentimientos más íntimos y son los que son. La artista ha mutado, sigue explorando y es evidente que ha entrado en un vergel sónico del que por el momento disfruta. una actitud muy loable.

Ya en el escenario Mango, salía a escena el maestro australiano Nick Cave con sus aliados de siempre los Bad Seeds con el excéntrico y amigo del alma Warren Ellis a la cabeza. No era la primera visita al Primavera Sound del genio de las antípodas. Presentando su disco Skeleton tree. Canciones duras, donde llevar a cabo ese repertorio le va a provocar, al igual que al público, reunir coraje para su interpretación. Y así fue. Como suele ocurrir en los conciertos de Nick Cave, se mezcló lo intenso con lo visceral, lo sensual con lo intimista, fue como una eucaristía, una consagración que recibimos los asistentes por parte del maestro de ceremonias Nick Cave. Dos momentos refuerzan este pensamiento. El primero la interpretación del tema homenaje a su hijo. La reciente pérdida de su hijo le ha marcado para siempre y nos trasladó este sentimiento con absoluta decisión con el tema “I need You” en el que viene a decir básicamente -“Nada realmente importa cuando las personas que quieres se han ido”. En absoluto silencio, tuvimos que tragar saliva mientras Nick interpretaba evadiendo dolor. El segundo instante, el final del concierto, subiendo al público al escenario, interactuando con ellos, demostrando como ganarse al respetable, tirando de tablas, remontando su propio dolor hasta convertirlo en felicidad e hilarante comunión que desembocó en una catarsis general. Nos quitamos el sombrero señor Cave.

Para finalizar en el escenario Primavera de nuevo, la actuación del genio alemán Nils Frahm. El artista cada día experimenta más y más, introduciendo elementos de la electrónica más avanzada así como de los medios más analógicos para crear un ambiente donde los pianos, teclados, sintetizadores, bases rítmicas y efectos varios confieren ese peculiar sonido que ha hallado. El músico es un experto en la improvisación y es cierto que en sus conciertos se puede asistir incluso a la confección de nuevas piezas así como la electrificación de temas ya existentes para que el público pueda bailarlos. Nils Frahm es un verdadero portento a las teclas y su formación clásica es más que evidente, pero lo que nos gusta de él es su pasión por encontrar ese sonido que nos transporte, conseguir ese ambiente en el que transportar a su público a un estado emocional superior o simplemente hacernos bailar. Fue clarividente ver como parte del público bailaba sus temas y otra parte lo disfrutaba tumbados, tirados en el suelo acogiendo la calidez sonora de los mismos. Nils Frahm no dejará de sorprendernos si no deja de explorar.







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