La sequía pone en jaque a los agricultores de la Alpujarra y la Costa Tropical

Al escaso almacenamiento de agua, se suman las restricciones del Parque de Sierra Nevada que impiden construir grandes balsas o alterar el caudal ecológico de los ríos para regar los campos

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Imagen ilustrativa
E.P.
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La ausencia de lluvias desde hace prácticamente medio año está poniendo en dificultades a los agricultores de la Alpujarra granadina y la Costa Tropical, donde los cultivos de hortalizas y subtropicales tienen que lidiar con una falta de agua que puede afectar a la producción.

En la Alpujarra, donde apenas ha llovido ni nevado este año, las escasas reservas de agua chocan con el vertiginoso crecimiento que ha experimentado el cultivo de tomate cherry y judías en los últimos años.

Según ha detallado a Europa Press el secretario provincial de COAG, Miguel Monferrer, la falta de trabajo ha favorecido que la gente vuelva al campo a trabajar la tierra y son numerosos los pueblos alpujarreños, desde Capileira a Ugíjar, que se están volcando con el cultivo de hortalizas.

Al escaso almacenamiento de agua que hay en el campo alpujarreño, se suman las restricciones del Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada que impiden construir grandes balsas o alterar el caudal ecológico de los ríos para regar los campos, lo que está derivando en sanciones de Medio Ambiente a los agricultores.

La situación es especialmente alarmante en la Alpujarra baja, donde hay mucha viña, almendros y olivos que no reciben agua de lluvia desde hace unos ocho meses. A lo largo de la provincia estos cultivos están perdiendo producción si no hay regadío que supla la sequía.

La necesidad de agua también es acuciante en la Costa Tropical, marcada por el cultivo de frutos como el mango, la chirimoya y el aguacate. En esta zona, donde los agricultores llevan años esperando la ejecución de las canalizaciones de la prensa de Rules, los pozos y los acuíferos se están secando porque no llueve desde marzo.

La sequía también afecta al Altiplano granadino, donde muchos ganaderos dependen del pasto para dar de comer a sus animales y mantener la rentabilidad de sus explotaciones.

En este panorama de sequía generalizada, COAG confía en que las altas temperaturas den pronto una tregua y los campos vuelvan a recibir agua de lluvia como punto de inflexión en un 2016 especialmente seco.







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