La prórroga, en 2018

Centro Lorca
Centro Lorca | Archivo GD
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Estamos todavía a este lado de 2017, a nueve días de las uvas y el año que se consumió en la larga espera de AVE y legado cederá el testigo a 2018 con los mismos anhelos, que no tapan los maquillajes que en ambos casos tratan de dorar una píldora difícil de tragar para el ciudadano común.

Por un lado, en vísperas de esa rotunda cifra redonda que certificará en breve los mil días sin tren, a la que seguirá en muy corto plazo de tiempo los tres años desde que en abril de 2015 se clausuró la línea para una solución provisional que -se dijo- iba a durar cuatro meses, al PP y el Ministerio de Fomento no le quedó más remedio que proclamar que la obra ya está hecha y que hemos entrado en periodo de pruebas. Una cuenta atrás que, sin embargo, no tiene fecha en el horizonte. No sabemos cuánto se tarda en la tren-escuela para que te den el carné, pero sí hemos sabido estos días -y nadie lo ha desmentido- que la máquina de las pruebas duerme en el hangar desde aquella tarde en el que ministro apareció en Antequera, municipio que según nuestras noticias pertenece a la provincia de Málaga. Una visita para amortiguar el efecto de esa demoledora e infausta fecha que se acerca y pondrá el cuarto dígito en la cifra de días sin tren.

Esta semana, además, hemos sabido que el 'legado Lorca' vendrá en el primer semestre. Consejero y alcalde no se recataron en calificar como "histórico" el día que se cerraba un acuerdo que tiene de todo menos transparencia. Habrá que reconocer, no obstante, que el largo proceso desde que los herederos de Lorca bloquearon el traslado está ahora mejor que antes. Sí. Lo cual no quiere decir que esté bien. De entrada, y después de remirar con manga ancha las cuentas que empantanaron el traslado, resulta que sigue faltando más de un millón de euros de dinero público no justificado. Un millón de euros que en pesetas se acerca a los 170 millones. Muchos millones. En vista de ello, la Fundación -los herederos- transige con ceder en usufructo por tres años lo que por contrato debería estar en Granada desde hace dos años y medio. Debe tratarse de un milagro en estos días navideños en los que los corazones se reblandecen y la generosidad aflora en nuestros actos.

¡Agradecimiento eterno! Porque según las cuentas de la Fundación, los herederos no solo no malgastaron ni derrocharon sino que habría todavía otro millón de euros que ellos invirtieron a mayor gloria del Centro Lorca cuando gestionaron el proceso de construcción del edificio de La Romanilla. Pelillos a la mar con la polémica y las críticas que han acompañado el descuadre de las cuentas. Ya lo dijo el secretario de la Fundación: "La conjura de los necios". Tuvo la humildad de autoincluirse en el elenco, eso sí. ¡Qué más da que se contratase a una directora de programación con un generoso salario para un centro sin programación! ¡O que en la redacción de un concurso de ideas se abonasen 12.000 euros! ¡O que se pagase a gestores de un centro en construcción un sueldo superior al de la dirección del Museo del Prado! Por no entrar en onerosos viajes por metrópolis del universo mundo, 'tós p'allá' que cuántos más seamos más nos reiremos... Lo demás... ¡son ganas de aguar la fiesta!

Día histórico, por tanto, el de la firma del acuerdo. Un calificativo que deja en dificultad el que habrá que buscar para la fecha en que efectivamente el 'canutier' de la mudanza desempaque en la Romanilla y el legado esté donde debió llegar y se le espera desde julio de 2015.

Traspasamos, pues, 2017 con dos cuestiones prorrogadas a 2018. Solo el metro trajo buenas noticias, aunque los líos en la Circunvalación siguen como estaban. Pero, en cualquier caso, ¡feliz Navidad y próspero Año Nuevo para todos!







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