La Junta acoge en un centro a la menor obligada a prostituirse y valora que haya "salido de ese infierno"

La niña pesentaba una conducta temerosa en todo momento y claros indicios de haber sido una víctima de trata de seres humanos con fines de explotación sexual

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La consejera de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, María José Sánchez Rubio | Foto: Archivo GD
E.P.
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La consejera de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, María José Sánchez Rubio, ha confirmado que la administración autonómica ha acogido en uno de sus centros de protección a una menor de nacionalidad nigeriana que era obligada a ejercer la prostitución, por lo que la Policía Nacional ha detenido en la localidad de Pulianas (Granada) a un hombre y una mujer, de 30 y 39 años de edad, a los que se les atribuye la presunta autoría de trata de seres humanos con fines de explotación sexual y pertenencia a grupo criminal.

En declaraciones a los periodistas en Sevilla, Sánchez Rubio ha confirmado que en estos momentos se está valorando la situación con vistas, en función del análisis, de adoptar las medidas de protección del tipo que procedan.

"Lo importante es que ha salido de ese infierno que supone la trata, mucho más cuando son niñas", ha manifestado la titular autonómica de Igualdad y Políticas Sociales, que ha puesto en valor el trabajo del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) y la Dirección General de la Infancia en la materia.

Y es que, ha precisado Sánchez Rubio, el trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad es importante, como lo es también la labor de la administración a la entrada de niños que suelen llegar con personas con vínculo familiar, aunque "hay casos en que no".

Los arrestados controlaban y explotaban sexualmente a la menor, que fue captada en su país de origen bajo la falsa promesa de una oferta de trabajo digno y para así mejorar su nivel de vida, por lo que su familia contrajo una deuda de unos 25.000 euros que debía ser devuelta con el dinero obtenido con su explotación sexual.

La menor presentaba una conducta temerosa en todo momento y claros indicios de haber sido una víctima de trata de seres humanos con fines de explotación sexual.

Para asegurar su pago, la víctima fue sometida a un ritual de vudú y la convencieron del mismo modo de que, si incumplía el compromiso contraído, algo muy grave le podría pasar a ella o a su familia. La víctima abandonó Nigeria en compañía de uno de sus captadores y atravesó toda África, utilizó una ruta que finalizaba en Libia, desde donde en barco hizo su entrada por Italia. Desde Italia y ya por carretera y siempre en compañía de su tratante, fue trasladada hasta Granada.







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