Condenado a seis meses de cárcel por agredir a su pareja con un gallo de corral

Los hechos tuvieron lugar en Cuevas del Campo el pasado 8 de octubre, cuando el agresor la emprendió a golpes contra la víctima, trece años mayor que él

Vista panorámica de Cuevas del Campo
Vista panorámica del municipio granadino de Cuevas del Campo | Foto: Archivo
Miguel López Rivera
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Como solía ser habitual desde 2015, ella dio la voz de alarma ante un nuevo ataque por parte de su pareja. Un hecho que venía repitiéndose desde hace seis años. Pero esta vez, el agresor dio un paso más. Desatado por la ingesta masiva de alcohol, echó mano de un gallo de corral vivo para golpear a su pareja.

Los hechos ocurrieron el pasado jueves 8 de octubre, hace justo una semana, en la localidad de Cuevas del Campo, en la comarca de Baza. La mujer, a punto de cumplir 53 años y de nacionalidad británica, presentó una denuncia ante la Guardia Civil y el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Baza ya ha emitido sentencia tras la celebración de un juicio rápido.

Su pareja, un hombre alemán trece años más joven, ha sido condenado a seis meses de cárcel y otras penas accesorias como autor de un delito de malos tratos en el ámbito familiar. Al no sobrepasar los dos años y no tener antecedentes, no ingresará en prisión a menos que rompa el alejamiento impuesto, de 20 meses sin poder acercarse a menos de 150 metros de la mujer, o incurra en otro delito.

Al margen del debate sobre la protección de las víctimas -la Fiscalía había solicitado nueve meses de prisión para este ciudadano alemán- sorprende la retorcida y casi rocambolesca manera empleada por el autor de los hechos para agredir a su compañera sentimental, llegando a usar un animal vivo, que agarró por las patas, para llevar a cabo el ataque, tal y como consta en el atestado de la Guardia Civil de Zújar al que ha tenido acceso GranadaDigital.

Según el mismo, la víctima ya venía soportando esta situación de malos tratos desde 2015, aunque no había presentado denuncia hasta la fecha por miedo a las posibles represalias de su pareja. Los problemas con el alcohol de su compañero le convertían en una persona violenta, cambiando por completo su actitud en la convivencia diaria con la mujer. Tanto como para terminar emprendiéndola a golpes contra ella echando manos un gallo de corral. Así mismo lo refleja en el documento presentado ante la autoridad judicial.

Todo comenzó sobre las 13.00 horas del pasado jueves en el domicilio que ambos comparten en Cuevas del Campo. El agresor acababa de llegar del trabajo cuando comenzó a insultar y amenazar a la víctima por espacio de una hora y media. Al ver que la aludida ignoraba sus ofensas, éste intensificó sus ataques verbales, por lo que la mujer salió del inmueble para pedir ayuda.

Fue entonces cuando el hombre comenzó a agredirla usando un gallo de corral que estaba vivo. La golpeó fuertemente por todo el cuerpo con el ave en la mano hasta que la arrinconó en el baño. Allí, la mujer de nacionalidad inglesa consiguió encerrarse, pero el ciudadano alemán terminó tirando la puerta para acabar propinándole varios puñetazos. Trató de escapar, pero su agresor la persiguió hasta la cocina, donde siguió pegándole e incluso le arrojó una botella de cerveza que previamente le había vaciado por encima.

Fue entonces cuando, según la denuncia, tomó un hacha para matar al animal, momento de desconcierto que aprovechó la mujer para levantar el teléfono, llamar a su vecina y terminar huyendo en coche junto a ella, pese al intento del hombre por evitarlo.

El episodio ha dejado en la víctima de 52 años policontusiones; hematomas en cara, cuello, antebrazos y zona posterior de la cabeza. Lesiones que le han costado a su autor, además de la pena de cárcel ya referida, la inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, la privación al derecho de portar armas durante 20 meses y la de acercarse a menos de 150 metros o comunicarse por cualquier medio con la víctima. También tendrá que pagar las costas procesales. A la mujer probablemente le quedará un trauma con el que tendrá que convivir al menos un tiempo. Y el miedo de volvérselo a encontrar.







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