Homenaje y repulsa se mezclan en el adiós a Ana, la última víctima granadina de la violencia machista

El acto más emotivo es en el colegio Isabel La Católica de La Zubia, donde ejercía como profesora

Minuto de silencio en el colegio Isabel la Catolica de la Zubia por la muerte de una de sus maestras
Uno de los momentos emotivos en el patio del colegio donde daba clase clase Ana | Fotos y vídeo: Antonio L. Juárez
GranadaDigital
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Todas las víctimas de algo tan repugnante como la violencia machista merecen un homenaje. Y quienes perpetran este tipo de crímenes, la más rotunda repulsa. Lo uno y lo otro, el homenaje y la repulsa, se dieron la mano este lunes 10 de febrero en La Zubia, en concreto en el Colegio de Enseñanza Infantil y Primaria Isabel La Católica. Allí ejercía de profesora Ana, la mujer de 38 años a quien su expareja, un hombre de 24, quitó la vida el sábado por la tarde en el barrio granadino del Zaidín de la forma más cobarde.

La impotencia, la rabia y la frustración siempre están en ese tipo de actos. En éste tomaron protagonismo los niños, sus alumnos. Aplaudían a su maestra, pero estaban tristes. Como lo estaban sus compañeros docentes. Como lo estaba su director, Federico Ureña. Como lo estaba la alcaldesa de La Zubia, Inmaculada Hernández. Como lo estaba, en definitiva, el pueblo entero. Fueron muchos los que, unidos, manifestaron esa mezcla de sentimientos antes aludida. Asco, incredulidad, impotencia. Es muy difícil asumir que siguen sucediendo este tipo de cosas. En el colegio, donde Ana era la coordinadora de Igualdad, los niños aprenden de pequeño que eso es intolerable. La educación es clave si se quiere atajar la sangría.

La Zubia, consternada, guarda tres días de luto oficial. Los niños, que esta mañana llevaban lazos morados como reivindicación de que esta lucha contra la barbarie debe terminar, añorarán a su profesora. El pueblo, poco a poco, volverá a la normalidad. Aunque hay cosas que no se olvidan. Que no deben olvidarse.

Ana también fue recordada esta mañana en Granada, puesto que aunque nació en Íllora (donde fue objeto el domingo de un homenaje), era aquí donde vivía. La corporación municipal guardó un minuto de silencio concentrada en la puerta del ayuntamiento y también hubo actos similares convocados por la Diputación Provincial y por los sindicatos Comisiones Obreras y CSIF.







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