"Lo más bonito de todo esto es que la gente sigue haciendo teatro"

A pesar de la pandemia, las escuelas de artes escénicas granadinas no han parado su actividad, pero sí muchas compañías profesionales, que confían en que poco a poco se recupere el sector

Escuela de Teatro y Doblaje Remiendo - Clase de teatro 04
Clase de teatro en la Escuela de Teatro y Doblaje Remiendo | Foto: Remitida
María José Ramírez
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El teatro celebra este sábado 27 de marzo su Día Mundial en un escenario muy complicado. La pandemia del Covid-19 ha provocado un parón casi total en el sector teatral ya que la mayoría de teatros se encuentran cerrados a la espera de que la situación mejore y puedan reabrir sus puertas. Sin embargo, las escuelas de teatro no han parado. “Lo más bonito de todo esto es que la gente sigue haciendo teatro”, cuenta a GranadaDigital Marcos Julián, director de la Escuela La Seducción, que empezó hace ya 16 años con cursos de teatro y de danza. “Hemos buscado soluciones para poder seguir adelante. Hemos tomado todas las medidas de seguridad para hacer el espacio más seguro con la ayuda de toda la gente, que nos han apoyado y se han podido adaptar. Los alumnos entran por Zoom a las clases y otros presencialmente. Todos han seguido trabajando con la normalidad que se podía, no hemos tenido problemas, todo lo contrario, mucho apoyo”, asegura.

La Escuela de Remiendo Teatro es otro ejemplo en Granada de que la formación teatral no ha cesado durante el último año. “Ni durante el confinamiento hemos parado. Apostamos por la continuidad y la responsabilidad con nuestro alumnado para seguir ofreciéndoles una actividad que era incluso más necesaria que nunca. Todos los grupos estuvieron funcionando hasta el final. Tenemos anualmente más de 400 alumnos. Actualmente, la Escuela de Teatro y Doblaje Remiendo está funcionando desde septiembre en presencial y no es obviamente la mejor temporada, pero afortunadamente seguimos adelante, por responsabilidad con el alumnado y con el propio equipo, para que pudiera seguir trabajando dado que el plantel de profesorado se compone de más de 20 personas, prácticamente todos profesionales en activo que se habían quedado sin trabajo en los escenarios, cine o televisión y la escuela era prácticamente lo único que les podía mantener”, afirma Carlos Gil, director de esta escuela de teatro.

Las compañías profesionales de teatro sí han sufrido mucho más las consecuencias de la pandemia. Remiendo Teatro como compañía profesional está “prácticamente parada”. Carlos Gil cuenta que hicieron un proyecto para el Centro José Guerrero a final de año y ahora están preparando un nuevo espectáculo, pero tal y como está la situación van “poco a poco”. “Incluso producir un espectáculo ahora, para que no se pueda ver en ningún lado, también es complicado. En nuestro caso, dependemos de las administraciones públicas, que ostentan los teatros, y si no están funcionando, por mucho que queramos, es muy complicado. La cultura ha sido uno de los pilares que ha sostenido a la sociedad, especialmente durante el confinamiento, con multitud de iniciativas, muchas privadas y altruistas. Y, sin embargo, es uno de los sectores que más tarde se va a recuperar”, indica Carlos Gil sobre la situación de esta compañía de teatro granadino con 21 años de trayectoria.

Histrión Teatro, compañía profesional de teatro ubicada en Granada, que empezó su andadura en 1994 con dos mujeres al frente, ha trabajado de manera ininterrumpida desde entonces y durante la pandemia ha sorteado “con mucha mano izquierda y mucho esfuerzo las dificultades”, como cuenta Nines Carrascal, una de sus fundadoras junto a Gema Matarranz. “Nosotras vivimos la llegada de la pandemia como todo el mundo, sin estar preparadas. De un día para otro todo se paró de forma brusca y nos afectó de lleno, porque desarrollamos una actividad donde la presencialidad es ineludible. Hacemos teatro y es necesario que haya un espectador y un actor por lo menos. Los primeros meses fueron muy duros anímicamente porque, de pronto, se cayeron 22 funciones, que cuesta muchísimo sacar adelante. A un sector que tiene un trabajo muy intermitente, le quitas trabajo y laboralmente es muy duro. Pero trabajamos más que nunca en esos meses. Los responsables de esa gira trataron de recuperar las funciones. Fueron meses de aplazamientos, siempre pensando que la pandemia iba a durar menos de lo que ha durado. Otros bolos se perdieron. Alguna gente aprovechó la pandemia para rebajar el gasto, pero nosotras recuperamos prácticamente casi la totalidad de bolos, los cambiamos de fecha. Cerramos muy bien el año, salvamos mucha gira y rebajamos los gastos de la estructura porque lógicamente había que hacerlo. A finales de año habíamos hecho 55 funciones, que para como estábamos, en plena pandemia, con estado de alarma y varias olas, fue bien. Pero ha sido un año muy complicado, con muchísima incertidumbre y con un miedo terrible a que el teatro desapareciera, a que se lo tragara la pandemia definitivamente por el tema de que todo lo que era presencial no se podía realizar”, cuenta Nines Carrascal.

Con motivo del Día Mundial del Teatro, la asociación ‘Corral del Carbón’, en colaboración con el Ayuntamiento de Granada, va a representar en el teatro municipal Isabel La Católica dos obras clásicas: ‘El gran Inquisidor’, de Dostoyevski, y ‘Antígona’, de Sófocles, ambas adaptadas a la versión libre de José Guerrero. La función para este sábado dará comienzo a las 12:00 horas, con las medidas de aforo y seguridad anti Covid-19.

La compañía granadina Histrión Teatro ha tenido una función justo un día antes del Día Mundial del Teatro. Este viernes 26 de marzo, ofrecieron el espectáculo ‘La Isla’ en Móstoles. “Nosotras celebramos el Día Mundial del Teatro cada día que hacemos función”, destaca Nines Carrascal.

Una escena del espectáculo 'La Isla' de Histrión Teatro | Foto: Histrión Teatro

A otras compañías de teatro granadinas les gustaría poder poner en escena alguna obra, pero no será posible. “¿Dónde? En realidad, hay poco que celebrar. Suficiente tenemos con seguir luchando y sobreviviendo. El teatro profesional a duras penas se está manteniendo”, lamenta Carlos Gil, de la compañía Remiendo Teatro.

La recuperación del sector teatral

El sector teatral tendrá que recuperarse poco a poco. “Hay ciertas normas que han venido para quedarse, pero cuando llegue el momento de poder volver a algo más normal, noto que la gente tendrá muchas ganas de recuperar ese tiempo perdido. Ya está pasando. La gente sigue yendo al teatro, llenando los espectáculos con los aforos disponibles. Cuando esto vuelva a esa normalidad, habrá muchas ganas de recuperar ese tiempo. Las compañías tienen muchos proyectos que se han quedado parados, que han tenido que aparcar o que están preparando a fuego lento y el panorama va a ser muy prometedor”, comenta esperanzado Marcos Julián.

La actriz Nines Carrascal considera también que la normalidad “es una palabra que hay que redefinir” y espera que “para otoño de este año” se pueda ya entrar en un “periodo un poquito más estable y más seguro”. “Lo digo siendo positiva, porque tengo la sensación de que viene la cuarta ola y seguramente una quinta. Y son imprevisibles, no sabes qué efecto van a tener ni qué van a provocar. Yo creo que en otoño podríamos estar ya en otro momento, esperando también que las vacunaciones funcionen. Creo que la sociedad está necesitada de recuperar esos espacios sociales, más allá de los digitales. Somos seres sociales. Creo que hay una necesidad de compartir, en espacios públicos, en espacios comunes y el teatro es compartir. Es un hecho a compartir y a disfrutar en comunidad. Espero que, poco a poco, se vaya recuperando la normalidad para que en otoño podamos estar en otro escenario, confío en ello”, indica Nines.

En cambio, Carlos Gil, de Remiendo Teatro, asegura que la recuperación del sector de las artes escénicas va a ser “complicada” y “va a hacer falta una apuesta firme y decidida por parte de las instituciones”. “Antes apostaban de manera escasa e insuficiente y ahora mismo hace falta un empuje muy importante, reivindicar el sector, dignificar la profesión y apoyarla decididamente y para eso hace falta dinero”, apostilla. También considera que la cultura “no puede ser el último eslabón de la cadena y la última en los presupuestos”.

 







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