Granada se viste de fiesta para celebrar el Día de Todos los Santos

Desde comer castañas a rosetas, son muchas las costumbres de este día en los pueblos de la provincia

visita guiada cementerio
La costumbre, principalmente, es la de llevar flores a los familiares difuntos y la imagen corresponde a una visita guiada en el cementerio | Foto: Archivo GD
María Soldevilla Méndez
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Es 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, fiesta nacional. Tras los sustos de la noche de Halloween toca celebrar, como es tradición, este día de una manera más casta, pura y granadina. La costumbre, principalmente, es la de visitar a los familiares fallecidos en sus enterramientos y obsequiarles con flores. Sin embargo, hay muchos más hábitos que caracterizan a Granada en esta fiesta.

Gójar es uno de los pueblos en donde existen algunas costumbres bien arraigadas con el paso de los años. Una de ellas es la de los farolillos: melones y calabazas a los que, una vez vaciados, se les introduce una vela dentro. Los vecinos pasean por las calles de este pueblo de la Comarca de la Vega iluminándolas con sus farolillos, que más tarde serán premiados.

En el municipio de Padul también es costumbre alumbrar la noche de hoy a base de frutas y verduras. Sin embargo, lo que más le caracteriza son sus rosetas, conocidas en el resto de España como palomitas de maíz. Los agricultores paduleños cultivan el chirringue, que es como se denomina en el municipio al tipo de maíz que se emplea para hacer las rosetas.

En la mayoría de pueblos de la provincia es más común comer castañas que palomitas. La fiesta de la castañada es típica de la Alpujarra y comenzó a celebrase en 1986, recuperando la tradición que tenían los labradores de la zona de dar gracias por las cosechas. Desde ese día, los alpujarreños tuestan el fruto en la sartén tostonera al mismo tiempo que acompañan la velada con vino dulce o anís.

Hablando de alcohol, en Salar han tenido malas experiencias. En este municipio de la Comarca de Loja siempre fue costumbre prender alcohol y cubrirse con una sábana blanca, pero el susto fue a más con algún que otro accidente.  Desde este momento, se olvidaron de sábanas y brebajes y a día de hoy, además de la castañada, son tradición las ‘gachas del diablo’, hechas a base de harina y agua. En este día, los más jóvenes cubren las cerraduras de las casas con esta mezcla a modo de broma.

Más allá de lo gastronómico, también caracterizan a la provincia sus pasacalles, como los de Cúllar Vega o Salobreña, en donde la música popular recorre sus calles desde la plaza del Museo hasta el recinto deportivo.

Para los que prefieran celebrar el día ofreciendo crisantemos y claveles a sus parientes, Maracena ha ampliado el horario de apertura de su cementerio de ocho de la mañana a ocho de la tarde. Además, en Huétor Vega, para facilitar a sus vecinos esta tradición, se pone a disposición de ellos un autobús gratuito hasta media tarde.







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