Granada CF, 50 años de la leyenda del matagigantes

Dentro de mucho tiempo, algún periodista o historiador rojiblanco escribirá en fechas señaladas, o en oportunos aniversarios, sobre el papel exhibido por el Granada CF en la temporada 2020-2021, rememorando la mejor campaña de la historia del club granadinista en sus noventa años de existencia. El equipo de Diego Martínez marcó una época y será recordado por varias generaciones, especialmente, de niños que le vieron jugar. Y con él, muchos de los jugadores que dignificaron la camiseta de rayas horizontales.

Sirva este paralelismo para explicar lo que otras generaciones –aficionados nacidos entre los años 30 y 60 del siglo pasado– sienten al escuchar el apodo de matagigantes. Alineaciones confeccionadas por Joseíto y recitadas de memoria, bien con Ñito o con Izcoa como porteros, y en las que aparecían jugadores como De la Cruz, Barrenechea, Aguirre Suárez, Fernández, Falito, Jaén, Santos, Chirri, Fontenla, Manolín, Vicente, Lasa, Barrios y, sobre todo, Porta, el mítico goleador que se convirtió esa campaña en el máximo goleador del campeonato liguero, con 20 tantos, llevándose el trofeo Pichichi. Todo ellos, y otros, también hicieron grande esa camiseta, aunque de rayas verticales entonces. Tanto fue el calado de la gesta que fueron merecedores de un excelente libro, Los años del Pichichi de Ramón Ramos, o de capítulos especiales en las diferentes historias rojiblanca escritas en años venideros, como la Historia del Granada CF, de José Luis Entrala y José Luis Ramos, consultada para la elaboración de este artículo.

Este mes de abril se cumplen 50 años del mítico matagigantes, una leyenda que se fue forjando ya en el ocaso de 1971, con la victoria ante el Valencia, y en los primeros meses de 1972, con sonados triunfos en el antiguo Los Cármenes ante el Atlético de Madrid y, especialmente, ante el Athletic de Bilbao que lideraba uno de los grandes ídolos del fútbol español de entonces, el portero de la Selección José Ángel Iríbar. El máximo esplendor se alcanzó con los triunfos consecutivos en casa ante el FC Barcelona y el Real Madrid en abril.

Invicto en casa

Esa temporada 71-72, el Granada apostó por la base de la campaña anterior, y Cándido Gómez Álvarez 'Candi' –sempiterno presidente– la reforzó con acierto con futbolistas que ayudaron mucho, caso de Izcoa –que arrebató la titularidad a Ñito en la segunda vuelta–, Aguirre Suárez, Falito, Chirri o, procedente del filial, Manolín, entre otros menos relevantes.

Esa plantilla poseía mucha calidad futbolística en el centro del campo, una gran capacidad defensiva y, con Barrios arrastrando defensas, y Lasa y Vicente aportando buenos centros o pases, tenía a un inspirado Porta haciendo goles decisivos. Es cierto que ese equipo tenía merecida fama de duro, especialmente con la presencia de Aguirre Suárez (el fichaje más caro de la historia del Granada hasta entonces) y Fernández. Pero no es menos cierto que jugaba muy bien al fútbol, con un sistema 4-3-3 que le dio buenos réditos. Sin embargo, esa mala fama de equipo duro (casi violento) oscureció un gran fútbol que dio tardes memorables a sus seguidores.

El inicio de la competición fue aceptable, con el equipo en mitad de la tabla, y creciendo poco a poco, ya que el rendimiento fue a más, sobre todo en Los Cármenes, donde el equipo no conoció la derrota en toda la Liga, al sumar trece victorias y cuatro empates. Fuera de casa fue peor la cosa, con solo una victoria, cuatro empates y doce derrotas. Pero la fortaleza en su estadio fue la base para esa histórica temporada. Especialmente, en tres partidos consecutivos a los que llegó el Granada a finales de marzo y abril con opciones de luchar por jugar en Europa o pelear en las últimas jornadas por no descender. Llegaban a Los Cármenes un poderoso Athletic y los gigantes Barça y Madrid.

Matagigantes

Los primeros, los leones, en la jornada 27 (se jugaban 34 jornadas con 18 equipos en liza). Fue un Domingo de Ramos, 26 de marzo de 1972, con Iríbar bajo palos y varios internacionales más en sus filas, caso de Rojo, Iñaki Sáez o Villar. Un gran equipo al que el Granada borró del campo con los goles de Porta (2), Vicente (2) y Chirri. Golear al mítico portero vasco, ídolo de la Selección, fue una proeza muy festejada.

Tras perder por la mínima en el Luis Casanova de Valencia en la jornada siguiente, el conjunto de Joseíto debía recibir de forma consecutiva a Barcelona y Real Madrid.

Dos goles de Porta, que cuajó un sensacional encuentro, sirvieron para derrotar al conjunto de Rinus Michels un 9 de abril. Los azulgrana llevaban 18 partidos sin perder cuando llegaron a Los Cármenes. Allí se dejaron prácticamente el título de Liga ante un Granada formado por Izcoa; De la Cruz, Barrenechea, Fernández, Falito; Jaén (Santos), Manolín, Vicente; Lasa, Porta y Barrios. Enfrente, jugadores la mayoría internacionales de la talla de Reina, Gallego, Rifé, Asensi o Marcial, no pudieron con la superioridad de los locales.

Una semana después, el 16 de abril, llegaba el líder Real Madrid al vetusto estadio de la carretera de Jaén. Marcó Fernández, empató Marañón y Porta, otra vez, marcó el gol del triunfo. Joseíto contó con un equipo muy similar, con la única inclusión en el once titular de Santos por Jaén. El Granada ganó y convenció con un espectacular fútbol a otro conjunto plagado de internacionales como García Remón, Benito, Velázquez, Pirri, Grosso o Santillana.

Sirva para los detractores, y para aquellos que consideran que ese Granada ganaba gracias a su dureza en el juego, que Aguirre Suárez, el máximo exponente de esa 'violencia', no jugó en ninguno de los tres partidos de esa secuencia histórica que convirtieron al Granada en leyenda.

Tras derrotar al Real Madrid, en las cuatro jornadas restantes el equipo cayó fuera ante el Deportivo de La Coruña, derrotó con facilidad al Sevilla en casa, empató en Burgos y acabó la Liga con una victoria por la mínima ante el Córdoba que le hizo asegurarse la sexta plaza, la mejor de su historia en Primera División. Tan buena fue que los grandes clubes se fijaron en sus elementos y De la Cruz y Barrios acabaron traspasados al Barcelona y Lasa al Athletic de Bilbao, llenando el Granada sus arcas con millonarios ingresos para la época.