"Cada vez me involucro más con el bádminton por sus valores"

Gaspar García, propietario del Bar Gaspar desde 1981, consigue que el aficionado del Granada CF se interese por el volante y la raqueta desde que saben que es el padre de una de las revelaciones de la División de Honor

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Gaspar García, propietario del Bar Gaspar desde 1981 y padre de una de las revelaciones de la División de Honor del Club Bádminton Granada-Grupo Torres | Foto: Remitida
Gabinete
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Muy pocos negocios son capaces de fidelizar a su público durante cuatro décadas seguidas. Y desde 1981, o lo que es lo mismo, cuarenta años son los que el Bar Gaspar lleva siendo la parada obligada de la hinchada rojiblanca antes y después de un partido. Aquí se debate cuál será el once que tiene que sacar el entrenador o si fue justo el penalti señalado en el último minuto. Siempre con una caña fresquita y el tradicional plato de gambas que otorga a este templo del Zaidín una fama a nivel nacional porque Gaspar García sirve con el mismo gesto amable al aficionado del Granada que a quien llega para visitar el Nuevo Los Cármenes con la bufanda de otro color, una vez por temporada.

Pero, lo que quizá no sabe el gran público es que a Gaspar su hijo no le salió futbolista. En esta casa ya se habla tanto de fútbol como de bádminton. Porque Rubén García, hijo de Gaspar, está siendo una de las revelaciones de la máxima categoría nacional del bádminton, la División de Honor. “Espero que mi padre siga orgulloso de mí”, bromea el hijo, talento del Bádminton Granada-Grupo Torres, con media sonrisa mientras mira de reojo a su padre.

Fuera dramas. El patriarca está encantado con un deporte en el que se ha visto "cada vez más involucrado por los valores que transmite". "Es verdad que a mí la gente me conoce porque visita mi negocio cuando va a ver el fútbol, pero cada vez me preguntan más por mi hijo y se sorprenden cuando ven o les cuento algo de bádminton, como me pasó a mí al principio”, asegura.

Gaspar confiesa que lo que más le sedujo de la raqueta y el volante es “el nivel de respeto que hay entre jugadores, pero sin perder la ambición por ganar cada punto”. Y en eso su hijo es especial. “Rubén es un jugador de puro ímpetu y a veces es algo que todavía tiene por pulir. Pero en eso está trabajando muy bien su entrenador Salvador Franco. Lo que ayer era un drama, hoy se ha convertido en el arma para ganar un partido”, explica el padre.

Y tanto que es así. Asiente Rubén con la cabeza cuando se le pregunta por ese genio sobre el parqué. “El bádminton depende de ti sólo. Y yo sé que tengo un carácter que me hace ser mejor en el plano individual porque este deporte saca mis mejores cualidades. Quizá soy un jugador temperamental, pero es porque me gustan los momentos de presión”, analiza el jugador del Bádminton Granada-Grupo Torres. Esta temporada, la Federación Española de Bádminton ha decidido reducir el tanteo de cada juego a once puntos y esto ha subido el nivel de espectáculo ya que muchas veces los sets se deciden después del último 10-10. “Pues esos son los que me gustan jugar, los que más concentración exigen porque es donde me siento más cómodo y en los que saco la mejor versión de mí mismo”, explica García hijo.

Esta temporada es la más complicada para el equipo en sus últimas 14 campañas. Las mismas que Granada no disfrutaba en casa de la máxima categoría del bádminton nacional, ese deporte que paraliza países cada cuatro años. Los de Salvador Franco comenzaron ganando en La Rinconada ante uno de los favoritos, y cayeron en los dos encuentros posteriores ante Valencia y Alicante, respectivamente. “Es como el Granada. Robert Moreno nos ha dado tranquilidad en las últimas jornadas y ahora se empieza a hablar de nuevos fichajes que nos den un salto de calidad. Aquí va a pasar igual, se está trabajando para hacer las cosas muy bien. Lo único que nos pasa, a la afición del Granada CF en este caso, es que arrastramos un enfado por la decepción de no haber podido entrar al campo el año pasado, en la que fue una temporada histórica. Pero sé que volveremos a disfrutar con el trabajo del día a día. O como en el bádminton, peleando punto por punto".







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