Un 'Gambito de Dama' en Vegas del Genil

Las dos cosas favoritas de Eric Luzón son el ajedrez y La Patrulla Canina, tiene cinco años y ya es considerado una estrella del juego de mesa en Andalucía

ERIC NIÑO AJEDREZ - Dani B
La primer vez que Eric jugó contra su profesor le ganó | Foto: Dani B.
Claudia Linette
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Tiene la misma edad que Beth Harmon, la protagonista de la serie Gambito de Dama, tenía cuando se inició en el ajedrez en un orfanato jugando con el conserje del recinto, el señor Shaibel. Pero esta historia no empieza en un lugar recóndito en Estados Unidos, esta historia inicia en Sevilla, específicamente en un municipio ubicado al sur de la ciudad andaluza, y ahora se desarrolla en Vegas del Genil.

El 16 de mayo Eric Luzón cumplió cinco años y lo celebró con una tarta de La Patrulla Canina, sus dibujos favoritos, y hace unos meses agregó algo nuevo a su lista de cosas favoritas: el ajedrez.

Entre piezas negras y blancas, reina, rey, alfiles, caballos, torres, peones y 64 cuadrículas para jugar y mover las figuras a su disposición, Eric pasa una buena parte de su tiempo -se puede ver en el vídeo que acompaña a este reportaje-. Juega en su casa con sus padres o hermanos mayores y en el Club de Ajedrez de Vegas del Genil, donde además aprende con el presidente del club, Manuel Legaza.

La historia inicia en diciembre de 2021, cuando se encontraba en Dos Hermanas por temas de trabajo de sus padres. José Antonio, su padre, cuenta que estaban en el municipio y que "un día dijeron de quedarse a jugar ahí en el club de ajedrez". "Dijeron que Eric era muy pequeño, pero, no obstante, se quedó y vieron que aprendía muy rápido, y así fue hasta hoy".

Los padres de Eric, Isabel Casas y José Antonio Luzón, vivieron en Alemania durante varios años, y Eric nació allí. Cuando el menor tenía dos años volvieron a España y actualmente residen en Vegas del Genil. Y es en el pueblo granadino donde la historia comienza a desarrollarse más.

Su madre contactó con Manuel Legaza, presidente del Club de Ajedrez de Vegas del Genil, una vez que volvieron de Sevilla, y le explicó que quería inscribir a Eric en el club.

"A mí me sorprendió", dice Manuel. "Cuando la madre me dice que tiene cuatro años, yo me quedé un poco extrañado, porque es pequeño todavía", agrega. Isabel le insistió en que lo viese jugar y el presidente del club, y actualmente también profesor de Eric, aceptó.

Fue un viernes por la tarde, día en que los miembros se juntan a jugar y practicar, cuando Manuel vio a Eric por primera vez y nuevamente, al verlo, le dijo a Isabel que es muy pequeño, ella insistió nuevamente en que lo vea jugar y así fue. "Jugamos la primera partida y resulta que me gana", cuenta, aún sorprendido, como si hubiese sucedido ayer.

Otra cosa que Eric y Beth tienen en común es que desde pequeños comenzaron a jugar contra personas mayores que ellos. Sin mucha experiencia en torneos, el menor de Vegas del Genil participó en Sevilla en un torneo de la categoría sub-8, él con 4 años en ese entonces, y obtuvo el tercer lugar entre un total de 40 participantes aproximadamente. Desde un inicio ha competido con gente mayor ya que, según explica su padre, no existen categorías menores, pues, no es común que un niño de 4 o 5 años juegue ajedrez.

Su padre comenta también que, en ocasiones, ha jugado con grandes maestros y estos también han quedado sorprendidos con el talento del menor, sobre todo porque hace movimientos y jugadas que son de un nivel avanzado.

En su primer torneo jugó contra Iván Martínez Pedrán, vicepresidente de la Delegación almeriense de Ajedrez, y después de finalizar el campeonato, escribió una publicación en Facebook sobre el mismo y expresó estar sorprendido con el talento y madurez de Eric.

"Ese niño, con tan sólo cuatro años, estaba disfrutando tanto de la partida, estaba tan centrado en ella, que, jugando su primer torneo y contra un tío de 32 años, le rechaza unas tablas, porque no quería terminarla sin dar mate. Se deja la dama, pierde la partida, y se va tan feliz a esperar que salga el segundo emparejamiento. Todavía estoy alucinando por todo, en general", escribió.

Tanto su padre como su profesor refuerzan lo escrito por Iván y confirman que es muy maduro cuando está jugando ajedrez. Dicen que, cuando pierde, cumple con el protocolo de darle la mano al oponente, y luego ordena las piezas. Cuando gana, lo mismo. "Él tampoco se toma muy en serio ganar o perder", asegura Manuel, "para él es jugar, divertirse", agrega.

Va al colegio en Ambroz y su clase está ambientada como una selva, en la entrada hay una jirafa hecha con cajas de cartón y tubos de papel de baño y cocina, y por el techo cuelgan ramas hechas con papel kraft y grandes hojas verdes cuelgan desde estas. En cada rincón y pared hay algo que mirar y en una pizarra blanca, ubicada en la esquina de la habitación, hay dibujado un tablero de ajedrez con sus piezas.

Y, si bien es un pequeño que podría considerarse un genio del ajedrez, Eric sigue siendo un niño de cinco años que va al colegio, pinta, conversa y comparte con sus amigos. En su clase sus compañeros dicen que quieren aprender ajedrez para así jugar con él.

En esta misma habitación juega una partida contra su profesor, y aunque, hace unos minutos estaba pintando y compartiendo con sus compañeros y amigos, al momento de poner las piezas en su casilla correspondiente, abriendo con la reina, su estancia cambia completamente y se concentra al 100% en el juego frente a él.

Se sienta frente a frente con Manuel, en una mesa ideal para Eric pero muy pequeña para su profesor y comienzan a jugar. El menor le da el 'vamos' a la partida y, mientras transcurre, observa atentamente las piezas, algunas más grandes que sus dedos y, de vez en cuando, mira a su rival después de una jugada para ver su reacción. Por otra parte Manuel mira y analiza cada jugada por parte de su alumno y asiente después de algunos movimientos.

Finalmente, el fan de La Patrulla Canina es el ganador, y, tal como establece el protocolo, se levanta de su silla y le da la mano a su rival.

Un niño que descubrió el ajedrez hace poco, absorbe todos los conocimientos y consejos que le dan y que, se espera, tendrá un futuro prometedor en esta disciplina. Pues, tal como expresa su profesor "lleva un progreso impresionante".







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