"La diabetes no da lugar a la improvisación, es una enfermedad que las mata callando"

En el Día Mundial de la Diabetes, Rosa y Laura, dos mujeres granadinas de 40 y 43 años respectivamente, cuentan cómo es convivir con la enfermedad y sus tratamientos

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En España la enfermedad afecta a casi seis millones de personas | Foto: Archivo GD
Ainoa Morano
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"La diabetes es una enfermedad silenciosa, las mata callando". Así resumen dos mujeres esta patología que las acompañará de por vida. En España, el número de diagnósticos ha aumentado un 42% desde 2019 y afecta a casi seis millones de personas según los datos recabados hasta 2021. La diabetes es una enfermedad que se caracteriza por el aumento de la concentración de glucosa en sangre a causa de una producción indebida o nula de insulina por el páncreas.

En el Día Mundial de la Diabetes que se celebra este lunes 14 de noviembre, Rosa y Laura, dos mujeres granadinas de 40 y 42 años respectivamente, cuentan cómo es convivir con la enfermedad y sus tratamientos. Ambas fueron diagnosticadas con 13 años, por lo que su diabetes es de tipo 1, más habitual en niños y adolescentes, mientras que la de tipo 2 es más común en adultos. La diferencia entre ambos es que en la primera, el páncreas no genera insulina, mientras que en la segunda sí que lo hace, pero no en las cantidades suficientes para el correcto funcionamiento del organismo.

Esta enfermedad condiciona por completo el día a día del paciente, no porque no pueda desarrollar una vida normal, sino porque supone una atención continua hacia los niveles de azúcar en sangre. Como bien explica Laura, "la diabetes te deja poca opción a la improvisación". En el caso de Rosa, ella cuenta que vivir con la diabetes, a veces, es muy complicado. "Tienes que estar constantemente pendiente de que no te dé el bajón. No puedes hacer un ejercicio demasiado brusco, porque la adrenalina hace que te suba el azúcar. En mi caso, que soy camarera de pisos, tengo que intentar tener un equilibrio entre actividad y descanso para evitar que las subidas y bajadas de glucosa sean demasiado bruscas".

La alimentación es uno de los aspectos más importantes que los pacientes deben cuidar para tener a raya su enfermedad. "Tienes que adaptar tu dieta sí o sí, sobre todo, saber cuánta cantidad de hidratos ingieres para controlar la insulina que debes ponerte", cuenta Laura, mientras que Rosa añade, entre risas, que ya se ha hecho una experta en nutrición y matemáticas. "Ahora sé que hay comidas que suben más el azúcar, otras que son de absorción rápida y hacen que en dos horas no tengas nada de glucosa, mientras que otras, de absorción lenta, pueden durar unas cuatro horas. Los primeros pasos para cuidar mi alimentación me los dio la Sanidad Pública, pero luego he ido aprendiendo por mi cuenta y con la práctica del día a día. Eso sí, por ejemplo, salir a comer a un restaurante es una auténtica odisea".

La insulina como fiel compañera

Desgraciadamente, la diabetes aun no tiene una cura. Existen tratamientos, cada vez más avanzados, que permiten a las personas que la padecen llevar una vida casi normal, aunque la insulina siempre debe estar a mano. "Los dos primeros años mi tratamiento fue con jeringuillas, mi madre me la tenía que poner dos veces al día. Después, cuando me tuvieron que ingresar otra vez por una bajada de azúcar, empecé con los bolígrafos. Tenía que inyectarme unos cuatro diarios. He estado con este tratamiento hasta hace dos semanas. Ahora ya he pasado a la bomba de insulina", explica Rosa. Este último formato de tratamiento consiste de un pequeño dispositivo colocado en el abdomen que administra la insulina de forma continuada. Para su mantenimiento solo hay que cambiar el catéter de conexión donde se encuentra la insulina cada tres días. "Con esto me quito unos 20 pinchazos entre cambio y cambio. Funciona por sí sola por lo que mi vida ahora es mucho mejor".

Para muchos pacientes como Rosa, la bomba es un avance y una mejora en su tratamiento, aunque otros como Laura prefieren no utilizarlo. "Aun me siento joven, me gusta llevar ropa ajustada y llevar ese aparato enganchado no me gusta", de hecho para muchos supone una especie de "atadura" y de evidencia clara de su enfermedad.

En cuanto al control de los niveles de azúcar en sangre, uno de los más frecuentes es el glucómetro. Con una pequeña gota de sangre obtenida a través de un mínimo pinchazo en el dedo se puede conocer si la glucosa se encuentra en los niveles adecuados. Sin embargo la tecnología avanza y cada vez se puede ver a más personas que utilizan el sistema Flash. Provisto de un pequeño sensor que se coloca en la parte superior del brazo, se puede consultar en el móvil el nivel de azúcar al momento. Un procedimiento más rápido, pero que a Laura no termina de convencerle. "El sistema Flash tiene un pequeño filamento que entra en tu cuerpo, pero que no mide el nivel de azúcar directamente de la sangre, sino que obtiene la información del líquido intersticial, por lo que la medición no es exacta, es aproximada y eso puede llevar a errores a la hora de inyectar la insulina. Además, la aplicación te obliga a tener la geolocalización activada, algo que no me gusta y sino la tengo se desactivan las alarmas que te avisan de si se va a producir una hiperglucemia o una hipoglucemia".

Educar para proteger el futuro

El 60% de los españoles desconoce que la diabetes aumenta el riesgo de tener insuficiencia cardiaca. Los sistemas cardiovascular, renal y metabólico están interconectados, por lo que, si uno de ellos funciona mal, puede provocar o acelerar que los demás no funcionen bien. Por el contrario, mejorar la salud de un sistema puede generar efectos positivos en todos los demás.

La diabetes tipo 2 tiene un impacto directo en órganos como el corazón y el cerebro, hasta el punto que, tener diabetes aumenta al doble el riesgo de tener un evento cardiovascular. Además, entre el 50% y el 80% del colectivo fallece por enfermedades cardiovasculares. Es por ello que en el Día Mundial de la Diabetes, desde la Federación Española de Diabetes piden "más educación terapéutica" para un control adecuado de la patología.

"La educación de los pacientes en relación con su enfermedad es fundamental para poder conocer las posibles complicaciones y actuar precozmente frente a ellas. Explicar y asegurarnos que el paciente nos entiende, desde las fases más precoces de la enfermedad, los aspectos necesarios relativos a la diabetes, es decisivo para conseguir que el paciente sea el protagonista del control de su enfermedad, ganando autonomía e independencia en sus actividades habituales y atenuando la repercusión de la diabetes en su vida".

Tanto Rosa como Laura son conscientes de los "efectos secundarios" que puede tener su enfermedad. Además de las afecciones cardiovasculares o renales, ambas destacan la influencia que la diabetes puede tener en la vista. Por su parte, Laura destaca cómo las emociones también son un factor clave a la hora de controlar las subidas y bajadas. "Depende muchísimo del momento de tu vida en el que te toca la enfermedad, pero si estás triste, enfadado o tienes estrés, todo repercute en los niveles de azúcar en sangre".







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