La cultura granadina: "La adaptación a la pandemia fue como reinventarnos desde cero"

Un año después de la declaración del estado de alarma, el sector cultural en la provincia sigue luchando a duras penas por mantenerse en pie

© Festival de Granada | Fermín Rodríguez
No es raro ya ver a los artistas ataviados con su mascarilla | Foto: Fermín Rodríguez / Archivo GD
María García Bermejo | Rosa Núñez
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Un año desde que un virus diminuto, que no se ve a simple vista, cambiara la vida de todo el mundo. Este domingo se cumplen 365 días desde aquel sábado, 14 de marzo de 2020, día en el que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, declaró el primer estado de alarma en España a causa de la crisis sanitaria derivada de la pandemia del Covid-19. Porque luego llegó el segundo, confirmado el pasado 25 de octubre. Así, esta situación, con los nuevos horarios, formas de relacionarse unos con otros...afectó no sólo a la salud mental y física de las personas, sino también al tejido económico del país. En Granada, la cultura se ha visto puesta en segundo plano, esta vez más que nunca, y los directores y organizadores de muestras, exposiciones, festivales, ciclos de cine...han tenido que vérselas con un calendario en el que parecían no poder fechar nada de manera segura.

"Mi primer pensamiento cuando se anunció el estado de alarma fue que sería algo temporal y que verdaderamente en 15 días podríamos reanudar la actividad con normalidad. Pero luego me di cuenta de que en ningún caso serían sólo dos semanas", señala Tamara Bonilla, directora de los cines Kinépolis Granada y Nevada. Estaba claro, había que reaccionar: o se adaptaba el sector (como todos) a la nueva situación, o el golpe sería mucho más duro de lo que ha sido. "A pesar de que al principio sentí una profunda tristeza por la situación que estaba viviendo el país, después decidí que no me podía amedrentar, incluso sabiendo que iba a ser todo muy difícil, pero llevaba dos años preparando el festival para Granada", indica por su parte Pepe Luis Carmona Habichuela, promotor del Festival Milnoff de Flamenco.

Dando la cara tras el fuerte golpe

El sector cultural en Granada decidió ponerse manos a la obra y plantarle cara al virus. "Lo primero que hicimos fue ponernos a trabajar sobre las consecuencias del estado de alarma en nuestra programación, colaborando con los demás teatros de la agencia, el Central en Sevilla y el Cánovas en Málaga", explica Enrique Gámez, coordinador del Teatro Alhambra. Y sigue: "Conjuntamente, estudiamos las normativas sanitarias que se iban generando, nos fuimos adaptando a ellas, creamos toda una serie de respuestas e iniciativas de cara a nuestros espectadores, abonados, equipos, artistas...y establecimos una línea de comunicación adecuada para informarles de todo".

La Sala Máxima del Espacio V Centenario de la Universidad de Granada siempre ha apostado por los ciclos de cine dedicados a los principales géneros, realizadores e intérpretes. Al verse afectados por la pandemia, se trasladaron a una programación en streaming para el visionado de las películas. “No pudimos continuar porque nuestro espacio es cerrado y podría haber un contagio en cualquier momento. Era evidente que teníamos que clausurar la actividad”, comenta Juan de Dios Salas, director del Club Universitario de La Madraza. En cambio, tras meditarlo se dio cuenta de que una posible solución podría ser “seguir con lo que suelo hacer en la sala, pero llevándolo al formato online, intentando mantener una actividad sustentada en la combinación de proyección de películas y didáctica de cine, pero sin que fuera presencial y sin utilizar las herramientas habituales”. El Club Universitario de La Madraza ha experimentado “mil alternativas para mantener el ciclo en pie”, según Salas, algo que no ha sido nada fácil debido a las consecuencias de los derechos de exhibición, de los cierres intermitentes y el constante aumento de contagios. "La adaptación fue como reinventarnos desde cero", continúa.

En todo el mundo, las salas de cine se han cerrado, por lo que los grandes estrenos se han ido trasladando a fechas futuras, o bien, las distribuidoras de películas han optado por añadir su contenido a la oferta de los catálogos de las plataformas a la carta, disponible mediante un pago al margen de la suscripción a la misma. De esta manera, la taquilla global cayó, provocando parones en rodajes y dejando sin trabajo a miles de personas. “El cine es un ocio que se va a mantener porque nos gusta a todos, así que seguiremos apostando porque la gente vuelva a las salas”, admite Tamara Bonilla, que asegura que en los cines Kinépolis de Granada "hemos cumplido todos los protocolos de seguridad con el uso de gel, distancia social y mascarillas excepto cuando se bebe o se come. Además, dejamos de vender productos a granel para que los espectadores no compartiesen entre ellos y en todo momento hubo control para evitar aglomeraciones mediante el cierre de las zonas de esperas”.

Atrasados, pero no cancelados

La celebración del Festival Milnoff en Granada estaba prevista para junio, pero "cuando ya lo tenía prácticamente todo preparado, llegó el Covid-19 y vi tambalear la ilusión y el trabajo de dos años", confiesa Pepe Luis Carmona. Pero su decisión por traer la cultura flamenca a la capital granadina fue mayor y finalmente, en septiembre, "lo pudimos celebrar, ganándole la batalla a la pandemia". El artista se emociona al pensar que "le pude ofrecer cultura gratuita a toda la ciudad y eso para mí fue un logro máximo".

No fue fácil, pues lo peculiar de este festival es que las actuaciones se realizan en varios escenarios repartidos por toda la ciudad, por lo que desde la organización tuvieron que prestar mucha atención a las medidas de seguridad: "Trabajamos con un aforo muy reducido, contábamos con geles hidroalcohólicos, teníamos controles máximos de seguridad y un gran equipo para cada escenario", aclara Carmona.

Pero Pepe Luis Carmona quiso ir un paso más allá y decidió hacer el festival 100% gratuito para los más de 5.000 granadinos que disfrutaron de una oferta cultural única en pleno centro de la capital. "Mucha gente se ha quedado sin dinero por culpa del Covid-19, y lo poco que tienen lo usan para sobrevivir, no lo invierten en cultura. Pero como creí que era muy necesaria en ese momento, y aunque corría un gran riesgo, decidí no cobrar las entradas de los espectáculos y por eso Milnoff ha sido este año más grande que nunca y ha tenido una acogida maravillosa. Granada se lo merecía", se enorgullece el artista, quien cree que aquellos fueron un cúmulo de momentos agridulces.

Por su parte, al Festival Internacional de Música y Danza le tocó inaugurar la 'nueva normalidad', ya que fue el primero en celebrarse en Europa tras el confinamiento. “Sin duda, estuvo en el punto de mira de artistas, público y organizadores de otros festivales de dentro y fuera de nuestro país, que luego seguirían la estela en los meses de verano abriendo sus puertas a la música, la danza o el teatro”, comenta Antonio Moral, director del festival. Esta, además, fue una edición muy especial, ya que se rindió homenaje a los fallecidos por la pandemia con el 'Réquiem' de Mozart en la Catedral granadina.

"En mayo se posibilitó que se pudiera diseñar y cerrar, como si de una carrera a contrarreloj se tratara, un festival con 32 jornadas (una de las ediciones más largas de su historia), con un total 76 actividades y más de 21.000 espectadores en vivo", resalta Moral. Apostando por nuevas alternativas, el equipo del festival se lanzó al mundo de las plataformas con la experiencia del Digital Granada Festival, que además ha supuesto “un rotundo éxito de difusión internacional por la gran repercusión que han tenido los seis conciertos online, emitidos desde rincones únicos de la Alhambra o el Albaicín”, declara el director del festival.

Muy difícil, por no decir imposible, será olvidar este último año, el denominado 'año del Covid-19'. Pero también se puede admitir que ha regalado cosas buenas, y es que “posiblemente, el LXIX Festival Internacional de Música y Danza de Granada pasará a la historia como algo único e irrepetible, tanto en lo que toca al aspecto artístico como a su vertiente sociológica y humana”, señala Antonio Moral.

Desde el Teatro Alhambra también se muestran "satisfechos al ver que del volumen de programación que había prevista sólo se han visto cancelados varios espectáculos, ya que el resto, la mayoría, un 95%, se han podido reubicar en otras fechas de la temporada 2020/21", confirma Enrique Gámez.

¿Y ahora, qué?

Una de las grandes consecuencias del confinamiento fue la pérdida de confianza por parte del público, que comenzó a no sentirse cómodo en una sala cerrada, rodeado de otras personas. Fue así cómo, aquellos para los que el cine era uno de los principales planes para pasar la tarde, se vieron con miedo por salir de casa. Sin embargo, lo cierto es que no hay casos de contagio registrados en salas de cine hasta la fecha, lo que sin lugar a dudas “avala”, según Tamara Bonilla, al sector. “Tenemos un público fiel que estuvo viniendo desde el primer momento, pero hay otras personas más sensibles a las que les costará más tiempo disfrutar de cualquier tipo de ocio. A pesar de eso, siento que con la llegada de las vacunas volveremos a la normalidad”, puntualiza la directora de Kinépolis en Granada. Por su parte, Juan de Dios Salas está convencido de que "en cuanto las vacunaciones se amplíen, la gente volverá a la sala a disfrutar de las películas en pantalla grande".

Enrique Gámez cree que las medidas sanitarias han permitido al Teatro Alhambra comprobar la confianza del público y "generar todo el interés posible sobre una programación que ofrece una opción cultural de extraordinaria calidad". Sin embargo, la alegría de que las obras sigan teniendo audiencia "no resta la pena que sentimos de no poder ofrecer más aforo por ahora, pero todo se andará y vamos camino de la mejoría", según sostiene el coordinador del teatro granadino. Además, según Gámez, "hay que tener en cuenta que las actividades culturales, por su propia naturaleza, son muy sistemáticas y muy organizadas de por sí. Aunque haya cierto temor en la población a acudir en número y regularidad a las mismas, esas medidas aquí y en todas partes han evidenciado la seguridad y tranquilidad que ofrecen. La evolución semanal de la situación general, el proceso de vacunación, las medidas gubernamentales...apuntan hacia ese futuro próximo. Y como el ave fénix, que se destruye para renacer otra vez, nosotros tendremos que recomponernos".

No tan positivo se muestra Pepe Luis Carmona Habichuela, quien cree que la mejoría de la cultura no está en la confianza del público, sino en el precio de la oferta: "Ya no hay miedo de salir a la calle, pero tienen que dar ayudas y bajar el IVA cultural. Si antes de la pandemia ya le costaba a la gente pagar una entrada de teatro, por ejemplo, ahora cuesta el triple", justifica.

La verdadera raíz del problema cultural

Es posible que la pandemia haya destapado un problema que ya viene de largo: el olvido de la cultura como algo esencial para la sociedad. A pesar de que se trata de un bien del que todo el mundo hace uso a diario (escuchando música, leyendo un libro, viendo una película o una serie...), parece ser un sector olvidado. Carmona reivindica que apenas hay ayudas y cree que sin ellas las medidas sanitarias son más negativas que positivas para los eventos: "Si se reduce el aforo de un sitio, no sale rentable llevar a un artista con caché, ya que a la organización le cuesta mucho dinero", argumenta. "Tenemos que hacer ver -prosigue- que lo que queda de un pueblo es su cultura y costumbres, y España tiene muchísima. Simplemente, con la música, ya tenemos el flamenco, que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad".







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