La cuarentena vivida por la madre de un bebé de alta demanda: “Sientes que te sobrepasa”

Emma Muñiz es la madre de de Alejandro, un niño de cuatro meses y medio de alta demanda al que se le está haciendo más difícil de lo normal el confinamiento

BEBES
Imagen de archivo de un bebé | Foto: Archivo GD
María Soldevilla Méndez
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Cuando le preguntas a Emma Muñiz cómo está viviendo el confinamiento como madre, suspira y deja claro que es de todo menos fácil. “Es imposible que nos aburramos, ni siquiera podemos descansar”, confiesa añadiendo que el único tratamiento que tiene su pequeño es “entenderlo, estar pendiente de él y tener mucha paciencia”.

Emma tiene 33 años, es malagueña afincada en Granada y solía trabajar de dependienta. Hace 4 meses y medio, ella y Darío Moreno, su pareja, se convirtieron en los padres de Alejandro, un bebé de alta demanda.

Los niños de alta demanda, como su propio nombre indica, exigen más atención y recursos por parte de sus cuidadores que el resto de niños. Como explica esta madre, quien conoce de primera mano la situación, “necesitan que estés encima de ellos las 24 horas del día, duermen 15 minutos si acaso y si duermen más es porque están en tus brazos, ya que, en el momento el que los sueltas, se despiertan”.

Si un bebé cualquiera necesita un paseo y algo de aire fresco, los niños con alta demanda lo requieren aún más. Sin embargo, algo pasó en el mundo entero que dejó al pequeño Alejandro sin sus vueltas en el carrito de manos de mamá. Fue hace tres semanas cuando, debido a la crisis del coronavirus, el Gobierno declaró el estado de alarma con todas sus limitaciones incluidas en el paquete.

Emma y Darío ya no podrían salir a la calle, ni al parque, ni a visitar a amigos con Alejandro. A partir de ese momento, estos dos padres tendrían que ingeniárselas para aportar al pequeño todos los entretenimientos que precisase entre las cuatro paredes de su casa. “A mi hijo no le vale eso que te dicen de “déjalo llorar”, porque como lo dejes llorando grita y notas que se ahoga. Tienes que meterlo en el carro y llevártelo a la calle para que se calme”, explica.

Además, los niños con alta demanda son inteligentes y despiertos; enérgicos y enfadones. “Hay que tener cuidado, si estamos con el ordenador quiere cogerlo y si estamos haciendo una videollamada con el móvil se pone muy nervioso y le grita al teléfono”, comenta esta madre, que además de no poder salir a la calle con su hijo, tampoco puede dormir ni hablar tranquilamente con sus familiares.

De este modo, estos padres primerizos han tenido que improvisar para mantener a Alejandro feliz y sin disgustos durante la cuarentena. “Vemos que la rutina es lo que le sienta bien. Intentamos marcarnos unos horarios, que él se acostumbre a que a ciertas horas se juega y a ciertas horas se duerme”. Dentro de este horario, Alejandro, como buen ciudadano, celebra cada día la labor de los sanitarios con sus padres, justo antes de que le den un baño, se tome el biberón y consiga dormir.

Y es que, la cuarentena, para algunos, es sinónimo de dormir hasta el mediodía, ver series, comer de más o retomar viejas aficiones abandonadas. Sin embargo, no para todos estos días están siendo unas vacaciones, sino más bien una temporada de lo más difícil. Como en el caso de Emma, Darío y el pequeño Alejandro, tres héroes más de esta lucha contra el coronavirus.







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