A la memoria de mi padre: Manuel Sola

carta escrita - Imagen de Deborah Hudson en Pixabay
Imagen ilustrativa | Foto: Deborah Hudson en Pixabay
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Guardo como un tesoro tu espacio en mi alma, te miro y te busco y no veo más que amor infinito y esos recuerdos que te hacen seguir vivo...

Amor eterno que viene del otro lado, recuerdos alborotados. Tu y yo frente a frente para abrir la maleta del alma y disfrutar las ganas de un nuevo "baile de letras", que nos haga volver a" ser juntos" por unos días...

Esencia y letras que nos bailaran el alma, emociones que sudaran anhelos de otro tiempo y cicatrices que van cambiando como el paso de las estaciones y que hoy dolerán sin tener que pasar el dedo sobre ellas, cita con tu alma que nos dejará otro capítulo de nuestro amor infinito.

Te escribo desde la calma y a pesar de que me costó muchas tormentas conseguirla, hoy puedo decir que ya aprendí a recordarte sin dolor, a sentir que yo sin ti no existo, que siempre seré parte de ti, que nosotros seremos siempre, que para poder existir tuvimos que ser uno parte del otro, lo fuimos aquí, allí, ayer y ojalá lo seamos también mañana al otro lado....

Tu amor es una ventana con unas vistas a momentos únicos, tiempo amable, de recuerdo, que nos presta un ayer juntos...

Dolor por tu adiós, mezclado con la ternura inmensa del que se sabe querido a pesar de la ausencia...

Eres luz, ese faro en la mirada que me guía cuando mi vida se tambalea. La sonrisa tatuada en mi alma que me arranca los miedos y me regala esperanzas para seguir bailando con la vida...

Compartir contigo, que el karma repartió justicia y empujó a la vida a devolvernos por fin lo que era nuestro. Gracias por estar presente y no dejarnos caer...

Contarte que las vergüenzas del mundo siguen su curso. Guerras indecentes que nos muestran una realidad de la que somos casi cómplices. "El yin y el yang de una sociedad loca".

Terremotos que arrasan con todo menos con la fortaleza humana, esa que tiene un niño para salir vivo de los escombros, esa que tiene un padre para no soltar la mano de su hija sepultada por la fuerza de la naturaleza, esa que tiene un ser humano para jugarse la vida para salvar otra... Guerras de hoy, que darán lugar a las del mañana, ese tercer mundo hambriento, sin papeles y sin derechos que sonroja al primer mundo. Futuros oscuros teñidos de lutos, vidas marcadas que ponen de rodillas a esta sociedad... Cicatrices y vergüenzas del mundo que son el bochorno de la condición humana...

Y mi luto no fue vestirme de negro, sino quedarme sin esa parte de mi alma que se fue contigo y con ese gran vacío que te deja marcado para siempre...

Te quedas con las ganas de lo que nunca será, esa despedida que el destino decidió robarnos, ese luto de muerte fúnebre, que se llevó sin piedad ese último momento...

Ni tu ni yo tuvimos ese instante de despedida, te perdí y contigo se fueron todas las sonrisas, todos los presentes y futuros juntos... Esa última mirada, ese último beso sin la conciencia de que estaba siendo precisamente el último beso, esas últimas palabras que sepultó el silencio y que se nos quedaron para siempre atragantadas en los ojos...

Ojalá me volviese ese día para poder quedarme con el sonido de tus últimas palabras, el calor de tus manos y guardarme el temblor de tu mirada, el sonido de tu risa en un bolsillo y poder brindar con el amor infinito que me dejaste...

Por la libertad y la magia de elegirnos mil veces, mil vidas, y por morir juntos en este tiempo y poder seguir viviendo en otras dimensiones.

Por todos los padres de todos los mundos. Por los que se van y vuelven con la luz del túnel en la mirada, por los que luchan batallas sin saberlo, por los que ahora siento como míos y por aquellos que se volvieron invisibles demasiado pronto...

Mi padre querido, hoy brindo por ti, que me das amor para vivir bailando con la vida y esperanza para seguir estando juntos a pesar de esta ausencia eterna.

Hace tiempo que te recuerdo sin dolor, que te pienso desde el cariño y no desde ese nudo agónico que me dejó tu adiós. Tú no eres tristeza ni dolor, tú eres el rocío de la mañana en un campo de trigo, el canto feliz del pajarillo sobre su nido o sobre la barandilla de nuestras terrazas, el sol cálido de un amanecer sereno. Eres esa lucha que nos regaló una vida llena de oportunidades, ese ayer que nos une, eres un alma grande y noble que no se rindió jamás. Amor en calma, inagotable y lleno de luz, así te siento, así eres tú...

A veces hay que volver a la herida, pasar el dedo sobre ella, revivir de nuevo aquel dolor despiadado y recordar quiénes éramos antes del duelo y, sobre todo, quiénes somos ahora después de la tormenta....

De sobra sabes que el viento vuelve a soplar fuerte, que este año empezó con un huracán, que la vida reparte las cartas y nos deja a merced del destino que nos invita o mejor dicho nos obliga a jugar a la ruleta rusa...

No me sueltes, camina conmigo, regálame calma y suerte de esa que ríe a carcajadas.

Formas parte de esos cariños infinitos que tienden la mano cuando la vida nos pone de rodillas, eres refugio y calma para mostrar el comienzo de un nuevo camino lleno de esperanza.

Seré valiente y tu a mi ladito, con ese amor infinito que viene del otro lado.

Romperemos los miedos a base de abrazos, juntos buscaremos esa ventana para escapar y ponernos a salvo. Y allí espero encontrarte para llenarme de amor, de tu luz y de ti.

Te juro siglos de amor infinito, cielos cargados de miradas cómplices...

Ojalá estés orgulloso de todos nosotros y de la forma tan bonita en la que nos cuidamos unos a otros...

Familia y amor inagotable como el fiel reflejo de tu esencia y tu ejemplo...

Nos dejaste infinitas luces encendidas, miles de vidas de luz para pintar paisajes y llenar de amor cualquier golpe de la vida...

Todos con el tiempo nos convertimos en un recuerdo, en aquella foto, en una canción, un olor que nos lleva a momentos de vida, de hogar y de infancia... Uno nunca se va de donde le quieren de verdad, de donde le miran con música, con magia y con amor... Así te miro, así te sentimos y así te quiero, inmenso y cerquita...

Si pudieras mirar dentro de mí, llorarías conmigo al descubrir cuánto amor me costó decirte adiós y dejarte ir...

Abrazo fuerte tu ausencia, imagino lugares donde invitar a tu recuerdo a besos y suplico deseos imposibles que me alborotan el alma... Ojalá pudiera frenar enero, para dejar de perderte todos los febreros y conseguir que me vuelva aquel último día y que esta vez nos pille juntos aunque sea en mi sueños...

Te espero siempre en la emoción, en la herida, en tu risa lejana, en ese abrazo que no llegó a tiempo y en el amor infinito que me dejaste...

Te llevaré en el alma la vida entera.

Feliz día del padre.

#BesosAlCielo

Ana Sola Jerez.







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