Juega lo que puedas ahí arriba

Debería escribir sobre la Copa, el Yeclano o Paco López, pero sólo me vienen a la cabeza otras jugadas. Descansa en paz, Nievas

Bondad, amistad, amor, corazón, cariño, manos, solidaridad
Con una bola en la garganta te escribo que, ninguno de nosotros te olvidaremos | Foto: Archivo
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Dicen que las malas noticias llegan de golpe, de sopetón. Y que siempre te enteras. Sin embargo, puedo dar fe que otras veces te llegan como un susurro tardío, pero te dejan igualmente helado para siempre.

Soy consciente de que en este espacio hoy debería de escribir sobre eso de que "la Copa mola". Sobre el partido contra el Yeclano. Debería escribir sobre el debut de Paco López en el banquillo granadinista o, incluso, sobre la despedida a la francesa de Karanka. Pero no me sale. Sólo me vienen a la cabeza otras jugadas, otros pases y otros goles. Sólo me acuerdo de los ratos de fútbol que compartí contigo, amigo.

Llevo días acordándome de esos días. De esa camiseta verde. Me acuerdo de los partidos y de los entrenamientos. Pero sobre todo me acuerdo de tu imborrable sonrisa, de tu mirada cómplice tras alguna broma y de las horas muertas que pasamos tirados en El Triunfo. Me acuerdo de aquel escalón de la puerta de los Siete Duros, de los bocadillos de La Parra y de las tostadas en la cafetería del instituto. En mi mente todavía puedo verte enfundado en tu grueso chaquetón azul, con el desayuno a medias y bromeando sobre lo poco que habías jugado en el partido del fin de semana.

No sé si te van a dar mucha bola ahí arriba, como tampoco creo que nos la darán a ninguno de nosotros, a los que no nos dejaron ganar aquel campeonato a comienzos del 2000. Pero de lo que sí estoy seguro es que, desde tu llegada, los integrantes del equipo de fútbol del cielo se lo deben de pasar mucho mejor en cada partido y de que a partir de ahora son un conjunto infinitamente mejor. Porque tu forma de ser convertía a cualquier conjunto de personas en un verdadero "equipo".

Me cuesta despedirme de ti. Lo pienso en frío y aún no me lo creo... Con una bola en la garganta te escribo que, ninguno de nosotros -los que ya te frecuentábamos mucho menos de lo que nos gustaría- te olvidaremos. Juega lo que puedas ahí arriba, amigo. Descansa en paz, Nievas.







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