El año del coronavirus se marcha con amenaza de prórroga

Granada ha vivido un 2020 lleno de curvas con un confinamiento total, otro perimetral y dos desescaladas entre otras muchas cosas

sanitarios trasladando paciente
Los profesionales sanitarios son los grandes héroes de 2020 | GD
Sergio Rodríguez Acosta
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El coronavirus ha sido, por desgracia, el epicentro de todo en este 2020. El virus comenzó a condicionar la vida de los granadinos en marzo, aunque llegó a nosotros antes. Durante los últimos 10 meses, la provincia ha vivido un confinamiento absoluto, dos desescaladas distintas y un sinfín de distintas normalidades en relación a las cifras de contagios. La segunda ola ha sido notablemente más dura para Granada, que encara el final de año con prudencia para intentar evitar la temida tercera ola.

Enero y febrero fueron meses pertenecientes a la vieja normalidad, pero la enfermedad ya estaba circulando por España sin que se supiera en aquel momento. La población empezó ya a escuchar la palabra coronavirus sin saber la incidencia que iba a tener en su vida.

La dura realidad

Marzo terminó siendo un choque de bruces contra la realidad de una pandemia mundial. La vuelta de la semifinal copera del Granada CF o la polémica manifestación del 8-M fueron las últimas aglomeraciones sin mascarilla que se realizaron en Granada. El 13 de marzo se confirmó que el Estado de Alarma era necesario para contener al Covid-19, que se expandía a pasos agigantados por el país con la consecuente saturación de los hospitales.

La gente se encerró en casa, pero doblegar la archiconocida curva no iba a ser un trabajo sencillo. El paso de las semanas fue mermando la paciencia de la ciudadanía, que intentó descubrir nuevas pasiones como hacer ejercicio en casa o preparar hornadas de dulces caseros. Los más pequeños fueron los primeros autorizados para volver a pisar las calles a finales de abril.

El mes de mayo supuso la visión de la luz al final del túnel tras más de dos meses de confinamiento. Las cifras comenzaron a mejorar y el Gobierno de Pedro Sánchez decidió iniciar la desescalada, que se dividió en cuatro fases más una inicial, la llamada “fase cero”. Se permitió salir a hacer deporte de forma individual en horarios limitados. Se puede afirmar sin lugar a dudas que nunca hubo tantos runners en Granada.

Junio trajo consigo el final del Estado de Alarma, que dio paso a la famosa nueva normalidad. La primera ola del Covid-19 ya había sido superada, pero el verano iba a ser una prueba para comprobar la capacidad de la población para convivir con el virus. La reapertura de bares, cines, teatros, mercadillos y un largo etcétera fue un alivio en especial para dichos negocios, que han pasado un 2020 para el olvido.

El verano sin restricciones no arrancó con mal pie para Granada, pero el paso del tiempo hizo inevitable que las cifras de contagios volvieran a subir como la espuma. El panorama a nivel nacional pasó a ser preocupante debido a la cantidad de rebrotes que surgieron. Mención aparte merecen los centros de mayores como residencias o centros de día, que desde el inicio de la pandemia han vivido un calvario permanente. El coronavirus ha sido la penúltima prueba para nuestros mayores. Miembros de las generaciones más viejas han vivido guerras, han pasado hambre y han vivido situaciones muy difíciles. Que esta pandemia les haya castigado tanto es una injusticia inmerecida.

Una segunda ola horrible

La situación se agravó durante las últimas semanas del verano y desde las instituciones y desde la ciudadanía surgió un temor: la vuelta a las aulas. El regreso de los estudiantes a los centros educativos se convirtió en un tema espinoso durante mucho tiempo, pues parecía imposible evitar que los contagios se diesen. Afortunadamente, colegios, institutos y universidades han afrontado con firmeza la batalla contra el coronavirus. El inicio de septiembre no hizo otra cosa que confirmar que la segunda ola de la pandemia se estaba gestando.

Octubre se erigió como el mes de los contagios masivos en la provincia. Granada superó cualquier número visto en los meses anteriores. Granada se convirtió en la primera provincia andaluza que alcanzó la tasa de 500 casos por cada 100.000 habitantes. En algunas ocasiones, se llegó a superar con creces el millar de contagios por Covid-19. La conducta de algunas personas no fue la mejor para intentar evitar la propagación del virus. Toda Granada alucinó con los vídeos grabados un sábado noche en Ángel Ganivet y Plaza Einstein.

Esta desastrosa dinámica obligó a la Junta de Andalucía a cerrar Granada y 32 municipios de su área metropolitana durante dos semanas. Otra decisión tomada por el Gobierno de Juanma Moreno durante el mes de octubre fue el cierre de la Universidad de Granada. La institución y su rectora, Pilar Aranda, mostraron su disconformidad con este movimiento, pero la realidad es que las facultades granadinas permanecen cerradas desde entonces.

La aplicación de medidas restrictivas específicas para Granada no terminó de surtir efecto. Noviembre fue el mes más mortífero de la pandemia para la provincia, ya que se llevó 359 vidas, que supone un porcentaje altísimo dentro de las defunciones que ha sufrido Granada. El peor día fue el registro de 34 fallecidos. 

Los números presentados en los partes de la Consejería de Salud y Familias empeoraban  más y más, lo que obligó a normas más estrictas. Juanma Moreno terminó anunciando el cierre de la actividad esencial en Granada, que terminó viendo restringida la movilidad dentro de toda la provincia. El cierre general de todos los municipios andaluces terminó llegando cuando Granada ya tenía cierto conocimiento de dicho aspectos.

La Junta decidió apretar las tuercas a la población para poder rebajar las medidas para el final del año. La Costa granadina y La Alpujarra fueron las primeras zonas en recuperar su actividad no esencial. El 10 de diciembre, Juanma Moreno oficializó la llegada de la desescalada progresiva, cuya fase uno fue del 12 al 18. Se recuperó la movilidad entre municipios y se reabrieron los comercios y los locales de hostelería, aunque estos segundos conservaron la restricción horaria. 

Un adiós a 2020 con esperanzas

Granada cierra el 2021 en fase dos, con un toque de queda menos duro, ya que se inicia a las 23:00 horas en lugar de a las 22:00. Los granadinos ponen el punto final a este amargo 2020 con cierto alivio tras una segunda ola muy dura, pero el respeto a la tercera es existente. Sobrepasar los 1.000 fallecidos por coronavirus ha sido un golpe difícil de asumir, por lo que la responsabilidad es lo mínimo que puede aportar cada persona. El mejor deseo para 2021 es que su protagonista no sea la pandemia. La llegada de la vacuna es un halo de luz para el mundo, pero con este virus no hay espacio para los excesos de confianza.







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