Un equipo que lucha por el empate

El Granada CF arrancó un valioso punto de Vigo, ante un rival de alta dificultad, pero la sensación que de dejaron los de Caparrós fue la de no ir a por la victoria

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Rochina dribla a Sergio / Foto: LFP
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El Granada CF disputó ayer la Jornada 11 de liga ante el Celta de Vigo en Balaídos con la intención de romper su racha negativa de seis partidos consecutivos sin conocer la victoria, de los cuales cinco habían sido derrotas y sólo un empate. Pero ayer no se consiguió pasar de las tablas en el marcador (0-0), con lo que ahora son siete los partidos sin ganar y se llevan cosechados sólo dos puntos de los últimos 21 jugados.

Caparrós declaraba en la rueda prensa previa al choque que lo importante es “cambiar la dinámica para que el equipo tomara confianza y llegaran los goles”, pero esto es  la pescadilla que se muerde la cola. Sin goles no hay cambio de dinámica y el once inicial que el de Utrera puso ayer en liza no parece apostar mucho por el fútbol ofensivo.

Salvo la incorporación de Fran Rico y El Arabi, la alineación de partida en Balaídos fue un calco de la que saltara al terreno de juego frente al Real Madrid en Los Cármenes la jornada pasada. El medio gallego es de un perfil más ofensivo que el de Eddy, pero de nada sirve esto si sus indicaciones son las de dedicarse más a defender y no acompañar a la línea de delanteros, siempre muy alejados del centro del campo.

Precisamente en esta línea de puntas estuvo El Arabi para este choque, pero el marroquí está fuera de forma y desubicado. La falta de continuidad en el juego está pasando factura en el juego del delantero nazarí, que si bien no es un goleador nato, sí que su trabajo y esfuerzo siempre han sido generadores de oportunidades.

Así transcurrió una primera mitad en la que el objetivo del Granada fue anular al Celta, algo que consiguió con acierto. Los de Berizzo no se encontraron cómodos sobre el césped y, a pesar de sus intentonas por cercar el área de Roberto, las unidas líneas de defensa y de medios de la escuadra rojiblanca abortaron las acometidas azules.

En la segunda mitad algo cambió. En primera instancia, el Celta salió a por el partido y, junto con el lógico bajón físico del Granada, consiguió encerrar en algunas fases del partido a los de Caparrós. Pero el técnico nazarí movió banquillo y el equipo respiró.

Como ocurriera ante el Real Madrid, las incorporaciones de Rochina y de Márquez dotaron al Granada de un fútbol diferente. El valenciano propuso verticalidad, ganas de ir a por el gol y casi tuvo premio. Gozó de dos ocasiones que a punto estuvieron de colarse en la meta de Sergio. El catalán, por su parte, dio otra consistencia al centro del campo. La salida del cuero era más clara y ahora Fran Rico tenía un socio que le facilitaba las cosas.

No obstante, las ‘otras formas’ del Granada llegaron tarde y no se logró perforar la meta gallega. Por fortuna y por buen trabajo del grupo, el tanto del Celta tampoco subió al marcador. Una defensa muy concentrada y un acertado Roberto, que aguantó con molestias en la rodilla como un jabato, desbarataron todas las embestidas celtiñas, que no fueron pocas.

Cabe destacar también el trabajo de Juan Caros en defensa, que continúa dotando a la zaga rojiblanca de la solidez que viene haciendo gala, además de sorprender en ataque con sus incorporaciones por banda.

En definitiva, se consiguió un punto muy valioso, que cobra más importancia tratándose del rival ante el que se logró. La solidaridad defensiva y la unión que el equipo muestra en cada partido son de alabar y, sin duda, es un factor muy positivo a destacar. Sin embargo, la sensación que deja el juego ofensivo es la de conformarse con el empate, de no salir a por la victoria. Y es que durante el partido el Granada solamente realizó ocho disparos, de los que únicamente uno fue entre los tres palos.

De esta manera será difícil que lleguen los goles necesarios para conseguir esa ansiada victoria que cambie la dinámica y acabe con la racha de siete partidos consecutivos sin conocer el triunfo.







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