Successdependencia

Acierte o falle, el atacante nigeriano da un plus al equipo, a sus compañeros y al atractivo de cualquier partido que juegue

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Success celebra el tercer tanto con Rochina | Foto: GCF
Daniel Sánchez-Garrido | @Danisgr
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Mucho ha sonado el nombre de Isaac Success en el último mes. Y aunque nadie se lo explique, se ha hablado más para mal que para bien. Su expulsión ante el Rayo Vallecano antes del parón le hizo estar prácticamente tres semanas ‘fuera de juego’ y perderse el partido de San Mamés, ante el Athletic Club.

Ya en Bilbao se notó que en las filas del Granada no estaba él. Ante el Málaga, a la siguiente jornada, volvió. Fue criticado por su partido, incluso fue pitado. La afición, siempre soberana, cometió el error de silbarle al único jugador, junto a Rochina y, en menor medida, Peñaranda, que crea peligro de la nada y se inventa las ocasiones, aunque sea para después fallarlas.

Ahora, tras su gran partido ante el Levante, media Granada anda rezando por Success. El choque tremendo con Peñaranda le dejó desorientado y con un pómulo dañado. Fue trasladado al hospital para que fuera diagnosticado. Tiene varias fracturas en huesos de la cara y tendrá que ser intervenido por un especialista maxilofacial. Tiene complicada su participación en Vigo, y ya se le espera con ganas y en plenitud de condiciones ante Las Palmas.

SILBIDOS EN EL PARTIDO VS MÁLAGA

Antes de la exhibición del pasado jueves, remontándonos a ese encuentro ante el Málaga, Success falló dos ocasiones claras ante el ‘Memo’ Ochoa. El guardameta mexicano le ganó la partida en los dos ‘mano a mano’. En la primera ocasión, Success no dudó en la finalización. Eligió la fuerza, la pegó a romper, y la rompió contra la valla publicitaria. En la segunda mitad, se volvió a quedar solo. Y aquí llegaron las dudas, definir al lado, pegarla fuerte… dribló, sin confianza, sin seguridad. Ochoa se percató de eso, y le arrebató el gol de los pies.

Para muchos fue el villano, pero la realidad es que sin esas dos ocasiones, el Granada se habría quedado en poco. En lo poco que puede crear Rochina con el balón en los pies cuando se mueve por dentro, entre líneas, donde él disfruta y saca la magia.

Success acabó ese partido con una tarjeta amarilla por intentar simular un penalti. Una cartulina que le acarreaba suspensión por ser la décima. Se perdería el partido del Vicente Calderón. El partido en tierras madrileñas no tuvo demasiada historia. Un disparo de Rochina al palo, y tres goles del Atlético sin apenas despeinarse.

SUCCESS SE DESAHOGA ANTE EL LEVANTE

Acierte o falle, nieve, truene o llueva. Success es vital para el Granada CF. Monopoliza las jugadas de ataque casi al 80%, y siempre tiene encima uno o dos marcadores rivales. Su potencia, velocidad y superioridad física le hacen imprescindible. La definición es cosa de tiempo. Ante el Levante, se vio un ápice de su margen de mejora.

El africano empezó muy centrado el partido. Nunca se esconde, y como siempre, pedía el balón. Encaraba, centraba al área, pase rasos, por alto. Buscaba al compañero atrás. Tenía ganas de demostrar su valía, y sobre todo, reconciliarse con su afición. En una jugada defensiva, resbaló y se llevó por delante al jugador levantinista de forma algo aparatosa. En seguida abrazó al rival, levantó la mano y pidió perdón. Por si acaso.

Hasta que un balón voló a la espalda de su banda. Pugnó sin balón, cuerpo contra cuerpo. Ganó. Orientó el balón hacia la portería, como los grandes delanteros, y con espacios es de los más letales de la liga. Se plantó ante Mariño, y un sonido se oía por la grada.

Era Success ante el portero. Uno contra uno. Algunos se temían lo peor, ni siquiera miraban, pero el nigeriano no falló esta vez. A la izquierda de Mariño y su sexto gol en liga. Su celebración estuvo llena de rabia, desahogo y felicidad. Mucho se ha hablado del Success ‘personaje’, indomable, díscolo, rebelde y anárquico. Poco se ha hablado del Success futbolista, pieza clave e indiscutible en un Granada con clara ‘Successdependecia’ esta temporada 2015/2016.







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